Entre Sombras y Fuego ( #1 saga fuego)

Capítulo 48: Atrapados en el fuego cruzado

Narrado por Isabella

El aire en la base de Morozov era denso y sofocante. Había una sensación constante de peligro, como si cada sombra ocultara a alguien listo para atacar. Alekséi y yo nos movíamos con cautela, sabiendo que nuestros pasos estaban siendo vigilados más de cerca que nunca.

Tras la entrega de las armas químicas, Morozov no había perdido tiempo en mover sus piezas. Había comenzado a convocar reuniones con sus lugartenientes, enviando mensajes codificados y cerrando filas. Todo esto dejaba algo muy claro: sospechaba que alguien dentro de su organización lo estaba traicionando.

Y aunque no éramos sus enemigos más inmediatos, estábamos en su radar.

En una sala oscura dentro de la base, Alekséi y yo repasábamos nuestras opciones. Habíamos instalado un pequeño equipo de escucha dentro del contenedor que llevaba las armas químicas, esperando interceptar cualquier información útil que nos diera ventaja.

"No podemos seguir esperando," dijo Alekséi mientras revisaba los registros de audio en su portátil. "Morozov va a descubrir lo que hicimos con las armas tarde o temprano."

"Lo sé," respondí, apoyándome en la pared con los brazos cruzados. "Pero si actuamos demasiado rápido, todo nuestro plan se desmoronará."

"¿Y si ya se está desmoronando?" preguntó, su tono cargado de frustración.

Lo miré fijamente, mi mente girando en busca de una solución. Tenía razón: estábamos corriendo contra el tiempo.

Una notificación en el equipo de Alekséi rompió el silencio. Ambos nos inclinamos hacia la pantalla, donde se reproducía un fragmento de audio captado por el equipo de escucha.

"...las armas estarán listas para la transferencia a Budapest en 48 horas..."

Mi estómago se hundió. No solo Morozov planeaba usar las armas químicas, sino que ahora sabíamos su destino. Budapest no era cualquier ciudad: era un centro estratégico para múltiples operaciones de la mafia rusa y la italiana. Si esas armas llegaban allí, las consecuencias serían devastadoras.

"Tenemos que detener esto," dije, mi voz firme.

Alekséi me miró, evaluando mis palabras. Finalmente asintió.

"Pero tendremos que hacerlo con cuidado," advirtió. "Si Morozov sospecha, estamos muertos."

Decidimos dividirnos. Alekséi se infiltraría en la operación logística de Morozov para retrasar el transporte de las armas, mientras yo intentaba obtener más información sobre quién estaba detrás de este movimiento.

Mi oportunidad llegó más rápido de lo esperado. Esa misma noche, uno de los lugartenientes de Morozov, un hombre llamado Viktor, me llamó para una reunión "urgente". Viktor era conocido por su ambición, alguien que no dudaba en traicionar para avanzar en la jerarquía.

Me recibió en una sala privada, una copa de vodka en su mano.

"Isabella," dijo con una sonrisa que no alcanzaba sus ojos. "Parece que te estás ganando la confianza de Morozov."

"¿Y eso te preocupa?" respondí, manteniendo mi tono neutral mientras me sentaba frente a él.

Viktor soltó una risa seca.

"No, en absoluto," dijo. "Pero he oído rumores... sobre tu lealtad."

Mantuve mi compostura, aunque por dentro sabía que estaba caminando sobre una cuerda floja.

"Rumores," repetí, arqueando una ceja. "¿Y quién los está propagando?"

"Eso no importa," dijo, inclinándose hacia adelante. "Lo que importa es que Morozov está atento. Y si yo fuera tú, sería muy cuidadosa con mis próximos movimientos."

"Gracias por el consejo," respondí con una sonrisa fría. "Pero no tengo nada que esconder."

Viktor me observó por un momento más antes de levantarse.

"Eso espero," dijo, saliendo de la sala y dejándome sola.

De regreso en nuestra habitación improvisada, compartí lo sucedido con Alekséi.

"Viktor está jugando su propio juego," dije. "Y creo que sabe más de lo que aparenta."

"¿Crees que es el traidor?" preguntó Alekséi.

"Es posible," respondí. "Pero también podría estar usándonos como distracción para cubrirse."

Alekséi se pasó una mano por el cabello, su expresión llena de tensión.

"Esto se está complicando demasiado," dijo. "Si Viktor sospecha de nosotros, lo siguiente será un ataque directo."

"Entonces tenemos que adelantarnos," dije, mi determinación endureciéndose. "Interceptaremos las armas antes de que salgan de aquí."

La operación comenzó al amanecer. Con la ayuda de un par de contactos que aún confiaban en nosotros, conseguimos acceso al hangar donde estaban almacenadas las armas.

Alekséi desactivó las cámaras de seguridad mientras yo me encargaba de neutralizar a los guardias en silencio. Cada paso que dábamos nos acercaba más al objetivo, pero también aumentaba el riesgo de ser descubiertos.

Finalmente, llegamos al contenedor. Alekséi abrió la puerta, y allí estaban las cajas, tal como las habíamos dejado.

"Bien," dijo en voz baja. "Ahora, a sabotear el transporte."

Comenzamos a colocar pequeños explosivos en los ejes del camión que debía transportar las armas. No lo suficiente para destruirlo, pero sí para detenerlo en cuanto saliera de la base.

Estábamos terminando cuando escuchamos voces acercándose. Alekséi y yo nos miramos, y sin necesidad de palabras, nos escondimos entre las sombras.

Morozov apareció con Viktor a su lado, acompañado de varios guardias armados.

"Quiero que todo esté listo para esta noche," dijo Morozov. "No podemos permitir más errores."

"Todo está bajo control," respondió Viktor, aunque su tono tenía un dejo de inseguridad.

"Más te vale," dijo Morozov, lanzándole una mirada fulminante antes de salir del hangar.

Esperamos hasta que todos se hubieran ido antes de salir de nuestro escondite. Alekséi terminó de ajustar los explosivos, y salimos del hangar con el corazón latiéndonos con fuerza.

"Es cuestión de tiempo," dije mientras nos alejábamos.

"Sí," respondió Alekséi. "Y debemos estar listos para lo que venga después."




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.