Entre Sombras y Fuego ( #1 saga fuego)

Capítulo 51: Caminos cruzados

Narrado por Isabella

El eco de las explosiones aún resonaba en mi mente mientras caminaba por la habitación. La misión había sido un éxito, pero sentía la tensión creciendo como un nudo en mi pecho. Morozov no era un enemigo que se quedara de brazos cruzados. Era cuestión de tiempo antes de que contraatacara.

"Alekséi," llamé desde el otro lado de la habitación, donde él revisaba mapas y documentos.

"¿Qué pasa?" respondió sin apartar la vista de su trabajo.

"Tenemos que prepararnos para lo que viene. Morozov no es alguien que perdone un ataque como este."

Él levantó la mirada, sus ojos oscuros fijos en los míos. Había algo en su expresión, una mezcla de preocupación y determinación, que me recordó por qué había aceptado trabajar con él a pesar de nuestras diferencias.

"Lo sé," respondió, su tono grave. "Por eso ya estoy planeando nuestro siguiente movimiento."

Nos sentamos juntos alrededor de la mesa, analizando la información que habíamos recopilado. Cada detalle, cada nombre y ubicación, era una pieza en el rompecabezas que intentábamos resolver.

"Morozov tiene pocos aliados realmente leales," dijo Alekséi mientras señalaba un punto en el mapa. "Si podemos convencer a algunos de ellos de que es más inteligente cambiar de bando, podríamos debilitarlo desde dentro."

"¿Y cómo planeas hacerlo?" pregunté, alzando una ceja.

"Con miedo," respondió sin dudar.

No pude evitar sonreír. Alekséi tenía una manera directa y efectiva de abordar las cosas, aunque a veces me preocupaba lo que eso significaba para su humanidad.

"Bien," dije finalmente. "¿Por dónde empezamos?"

La primera visita fue a un hombre llamado Ivan Petrov, uno de los lugartenientes más cercanos de Morozov. Tenía fama de ser despiadado, pero también sabíamos que era vulnerable. Sus negocios habían estado tambaleándose últimamente, y Morozov no parecía interesado en ayudarlo.

Nos infiltramos en su residencia esa misma noche. Los guardias no fueron un problema; Alekséi se aseguró de que ninguno de ellos pudiera dar la alarma.

Cuando llegamos a su despacho, Ivan estaba sentado detrás de su escritorio, con una copa de vodka en la mano. Al vernos, dejó caer la copa y alcanzó un arma que tenía escondida, pero Alekséi fue más rápido.

"Ni lo intentes," dijo Alekséi, apuntándole con su pistola.

"¿Qué quieren?" preguntó Ivan, su voz temblando ligeramente.

"Queremos hacerte una oferta," dije mientras me acercaba lentamente.

Le expliqué nuestra propuesta: si nos ayudaba a debilitar a Morozov, le garantizaríamos protección y una parte considerable de los beneficios una vez que el imperio de Morozov cayera.

"¿Y por qué debería confiar en ustedes?" preguntó, tratando de sonar desafiante, aunque el sudor en su frente lo delataba.

"Porque no tienes otra opción," respondió Alekséi, su voz fría como el hielo.

Ivan miró a Alekséi, luego a mí, y finalmente asintió.

"Bien," dijo en voz baja. "Estoy dentro."

Esa primera victoria nos dio un impulso de confianza, pero sabíamos que no podíamos detenernos allí. Había otros aliados de Morozov que necesitábamos convencer, y cada uno de ellos representaba un nuevo desafío.

Pasamos las siguientes semanas trabajando sin descanso, moviéndonos de un lugar a otro, reuniéndonos con hombres y mujeres que tenían algo que perder si seguían aliados con Morozov. Algunos aceptaron de inmediato, mientras que otros necesitaron un poco más de... persuasión.

Una noche, mientras revisábamos nuestros avances, Alekséi me miró con una expresión que no pude descifrar de inmediato.

"¿Qué pasa?" le pregunté.

"Estoy pensando en cómo llegamos aquí," respondió, su voz más suave de lo habitual.

"¿Y qué concluiste?"

"Que no esperaba estar trabajando contigo, y mucho menos confiar en ti."

Sonreí ligeramente, aunque sus palabras me sorprendieron.

"La confianza es un lujo en este mundo," dije. "Pero parece que ambos hemos decidido apostar por ella."

Aunque nuestras alianzas comenzaban a formarse, también sabíamos que nos acercábamos a un punto crítico. Morozov no tardaría en descubrir nuestras intenciones, y cuando lo hiciera, no habría vuelta atrás.

Pero en ese momento, mientras Alekséi y yo compartíamos una breve pausa en medio del caos, sentí que tal vez, solo tal vez, había una oportunidad de salir de esta guerra con algo más que cicatrices.

La pregunta era: ¿a qué precio?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.