Entre Sombras y Fuego ( #1 saga fuego)

Capítulo 52: El eco del peligro

Narrado por Isabella

El frío de la madrugada se colaba por las ventanas mal cerradas de la casa que usábamos como base. El viento, cargado de una humedad pesada, arrastraba consigo el susurro de las calles vacías. El silencio, aunque a veces reconfortante, hoy me parecía un mal augurio.

Habíamos pasado semanas moviéndonos entre sombras, formando alianzas y debilitando los cimientos del imperio de Morozov. Pero, al igual que un animal herido, sabía que pronto atacaría con toda su furia.

Desde mi lugar junto a la ventana, veía a Alekséi hablando con Marco y algunos de los hombres que se habían unido a nuestra causa. Su postura rígida y la forma en que gesticulaba dejaban claro que estaba dando instrucciones precisas. Era fascinante verlo en acción, un líder nato, aunque su estilo era completamente diferente al mío.

"¿Qué piensas?" preguntó Sofía, mi hermana menor, acercándose sigilosamente.

"Que esta calma no durará mucho," respondí sin apartar la mirada de Alekséi.

"Siempre has sido demasiado pesimista," dijo, intentando aligerar el ambiente.

"No es pesimismo, Sofía. Es realismo."

Esa noche, Alekséi y yo nos reunimos para discutir el siguiente paso. Había conseguido información clave sobre uno de los principales almacenes de Morozov, un lugar que no solo guardaba armas, sino también documentos que podrían exponer a varios de sus aliados.

"Es un golpe arriesgado," dije mientras revisaba el plano del lugar.

"Todos nuestros movimientos lo son," respondió Alekséi con tranquilidad.

"¿Y cuál es tu plan?"

"Entrar, tomar lo que necesitamos y salir antes de que puedan reaccionar."

Lo miré fijamente, intentando leer más allá de sus palabras. Alekséi siempre tenía una carta bajo la manga, una estrategia que no compartía hasta el último momento.

"Confía en mí," dijo, como si pudiera leer mis pensamientos.

"Eso es lo que me preocupa," respondí con una sonrisa sarcástica.

A la mañana siguiente, nos preparamos para la misión. El equipo estaba tenso, aunque intentaban disimularlo con bromas y comentarios ligeros. Yo, por mi parte, sentía el peso de cada decisión que habíamos tomado hasta ahora.

"¿Lista?" preguntó Alekséi mientras ajustaba su chaleco.

"Asumo que no tengo opción," respondí.

"Siempre tienes opciones, Isabella. Solo que algunas son peores que otras."

El almacén estaba ubicado en las afueras de la ciudad, rodeado de una valla alta y guardias armados. Alekséi había estudiado cada detalle del lugar, y su plan parecía sólido, aunque no podía evitar sentir que algo no estaba del todo bien.

Nos dividimos en dos equipos. Alekséi lideraría el grupo que se encargaría de distraer a los guardias, mientras que yo y otros dos infiltradores entraríamos para buscar los documentos.

La primera parte del plan salió a la perfección. Mientras Alekséi y su equipo atraían la atención de los guardias con explosiones controladas en el lado este del almacén, nosotros entramos por el lado opuesto.

Dentro, el lugar estaba oscuro y silencioso, con filas interminables de cajas apiladas hasta el techo. Mi corazón latía con fuerza mientras avanzábamos, guiándonos por las indicaciones que Alekséi nos había dado.

"Por aquí," susurró Marco, señalando un pasillo estrecho que llevaba a una oficina al fondo del almacén.

Cuando llegamos, encontramos los documentos justo donde esperábamos. Los metimos en una mochila rápidamente, pero antes de que pudiéramos salir, escuchamos pasos acercándose.

"Nos encontraron," susurré, apretando la pistola en mi mano.

Los siguientes minutos fueron un caos. Los guardias entraron disparando, y nosotros respondimos de la misma manera. Aunque logramos mantenernos a salvo, sabía que no podíamos quedarnos allí mucho más tiempo.

"Alekséi, necesitamos una salida," dije por el comunicador.

"Ya voy," respondió, su voz calmada a pesar del ruido de fondo.

Cuando finalmente llegamos al punto de encuentro, Alekséi ya estaba allí, esperándonos en un vehículo. Subimos rápidamente, y él pisó el acelerador, alejándonos del lugar antes de que los refuerzos pudieran alcanzarnos.

"¿Lo conseguiste?" preguntó mientras conducía.

"Sí, pero fue más complicado de lo esperado," respondí, dejando caer la mochila en el asiento trasero.

"Siempre lo es," dijo con una media sonrisa.

Esa noche, mientras revisábamos los documentos, descubrimos algo que cambió todo. Entre las listas de armas y transacciones, había un nombre que no esperaba ver: el de mi padre.

Mi mente se quedó en blanco por un momento, intentando procesar lo que significaba. Alekséi, que estaba sentado a mi lado, lo notó de inmediato.

"¿Qué pasa?" preguntó, su tono más suave de lo habitual.

"Es mi padre," susurré, señalando el documento.

Él no dijo nada, pero su mirada lo decía todo. Este descubrimiento no solo complicaba nuestra misión, sino que también ponía en juego algo mucho más personal.

Mientras todos dormían esa noche, yo me quedé despierta, tratando de entender qué hacer a continuación. Sabía que este secreto podía cambiarlo todo, pero también sabía que no podía permitirme mostrar debilidad.

Esta guerra no era solo por venganza o poder. Ahora también era por la verdad, y estaba dispuesta a hacer lo que fuera necesario para encontrarla.




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