Entre Sombras y Fuego ( #1 saga fuego)

Capítulo 59: Las Consecuencias del Caos

Narrado por Isabella

El eco de las explosiones aún resonaba en mis oídos mientras nos alejábamos del almacén. Alekséi conducía con una calma que parecía casi inhumana, sus ojos fijos en la carretera. Mi respiración seguía agitada, y mis manos temblaban ligeramente, pero no podía dejar que nadie lo notara. No ahora.

"¿Crees que Morozov se quedará quieto después de esto?" preguntó Valeria por el comunicador desde el otro vehículo, su voz cargada de preocupación.

"Por supuesto que no," respondí, tratando de mantener mi tono firme. "Esto es solo el comienzo. Ahora vendrá por nosotros con todo lo que tiene."

Alekséi, sin apartar la vista del camino, añadió: "Eso es exactamente lo que queremos. Si lo forzamos a cometer errores, tendremos una ventaja."

Lo miré de reojo, intentando descifrar lo que realmente estaba pensando. Desde que comenzó todo esto, había aprendido que Alekséi era tan impredecible como confiable, y eso me frustraba más de lo que quería admitir.

Cuando llegamos a la base, todos estábamos exhaustos. Valeria y Sofía ya nos esperaban en la sala de reuniones, revisando las transmisiones de los hombres que habíamos dejado vigilando los movimientos de Morozov.

"Tenemos un problema," dijo Sofía apenas entramos. Su expresión era sombría, y mi estómago se tensó al instante.

"¿Qué pasó?" pregunté, acercándome a la pantalla que mostraba varias cámaras de vigilancia.

"Morozov ya sabe que fuimos nosotros," respondió, señalando una imagen en la que aparecían varios de sus hombres reunidos en lo que parecía ser una bodega. "Está reuniendo a sus fuerzas. Y no solo eso. Parece que tiene aliados que no habíamos identificado antes."

Alekséi se inclinó hacia la pantalla, estudiando cada detalle con atención. "Estos hombres... no son rusos. Son mercenarios internacionales."

"Perfecto," dije, dejando escapar un suspiro de frustración. "Ahora no solo tenemos que preocuparnos por él, sino por una red de asesinos a sueldo."

El silencio en la sala era pesado. Podía sentir las miradas de todos sobre mí, esperando una decisión. Siempre había sido así. Desde que tomé el control de nuestra familia, había aprendido a cargar con el peso de las expectativas y las responsabilidades, pero en momentos como este, no podía evitar sentir que el mundo entero estaba sobre mis hombros.

"Necesitamos información sobre esos mercenarios," dije finalmente, mirando a Sofía. "Encuentra todo lo que puedas sobre ellos: nombres, especialidades, debilidades. Quiero saber quiénes son y por qué están trabajando con Morozov."

Sofía asintió y comenzó a teclear en su computadora.

"Valeria," continué, dirigiéndome a mi otra hermana. "Organiza a nuestros hombres. Si Morozov planea un contraataque, debemos estar preparados para recibirlo."

"Entendido," respondió Valeria, aunque pude notar la preocupación en sus ojos.

Por último, miré a Alekséi. "Tú y yo hablaremos con nuestros aliados. Si vamos a enfrentar esto, necesitaremos toda la ayuda que podamos conseguir."

Una hora después, Alekséi y yo estábamos en su oficina, discutiendo los detalles del próximo movimiento. Aunque siempre habíamos trabajado juntos de manera efectiva, esta vez la tensión entre nosotros era palpable.

"¿Por qué no me lo dijiste antes?" pregunté de repente, refiriéndome a los mercenarios.

"No lo sabía con certeza," respondió, cruzando los brazos. "Solo tenía sospechas, y no quería alarmarte sin pruebas."

"Eso no es excusa," dije, alzando la voz. "Si estamos en esto juntos, necesito que seas honesto conmigo, Alekséi. No puedo tomar decisiones basándome en medias verdades."

Él me miró fijamente, sus ojos oscuros brillando con algo que no pude identificar del todo. Finalmente, dio un paso hacia mí, cerrando la distancia entre nosotros.

"Isabella," dijo en un tono bajo pero intenso. "Confío en ti más de lo que confío en cualquiera, pero a veces... tengo que protegerte de ciertas cosas. Incluso de mí mismo."

Sus palabras me desconcertaron, y durante un breve momento, sentí que el aire se hacía más pesado. No podía permitir que esta... conexión, lo que sea que fuera, me distrajera de lo que realmente importaba.

"Necesitamos concentrarnos," dije, rompiendo el momento. "Morozov está un paso adelante, y no podemos permitirnos perder."

"Lo sé," respondió, pero su mirada me dijo que la conversación estaba lejos de terminar.

Más tarde esa noche, mientras revisaba los informes en mi habitación, Sofía llegó con nuevas actualizaciones.

"Encontré algo," dijo, entregándome una carpeta. "Los mercenarios no están trabajando por dinero. Están siendo manipulados."

"¿Por quién?" pregunté, abriendo la carpeta.

"No estoy segura todavía, pero parece que alguien más está detrás de esto. Alguien que tiene motivos para vernos caer tanto a nosotros como a Morozov."

El peso de esa revelación cayó sobre mí como un balde de agua fría. Esto no era solo una guerra entre nuestras familias. Había un tercero en juego, alguien que estaba usando nuestras rivalidades para su propio beneficio.

Reuní a todos nuevamente en la sala de reuniones. Esta vez, la urgencia en mi voz era evidente.

"Hay más en esto de lo que pensábamos," les dije. "Morozov no es nuestro único enemigo. Hay alguien más, alguien que está jugando con nosotros como si fuéramos piezas en su tablero."

"¿Quién podría ser?" preguntó Valeria, claramente desconcertada.

"No lo sé todavía," respondí, mirando a cada uno de ellos. "Pero si queremos sobrevivir, necesitamos descubrirlo antes de que sea demasiado tarde."

La noche avanzaba, y aunque mi cuerpo pedía descanso, mi mente no me lo permitía. Sabía que estábamos entrando en una nueva fase de esta guerra, una en la que los riesgos eran aún mayores y las apuestas más altas.

Y mientras Alekséi y yo trabajábamos juntos, cada vez era más difícil ignorar lo que sentía por él. Pero también sabía que en este mundo, los sentimientos eran una debilidad que no podía permitirme.




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