Entre Sombras Y Luz

ADIOS A LA BUSQUEDA

María había pasado años buscando a David, un amor que se había desvanecido en la oscuridad de la incertidumbre. Cada día se convertía en una lucha, un ciclo interminable de preguntas sin respuestas. “¿Dónde estás, David?” se repetía en su mente mientras miraba fotografías antiguas, recordando los momentos felices que habían compartido. Pero la búsqueda se volvió un peso demasiado pesado para llevar.

Después de innumerables intentos de localizarlo, María decidió que era hora de dejarlo ir. “No puedo seguir así,” pensó, sintiendo que su corazón se rompía al aceptar la realidad. Ya no podía vivir con la esperanza de que David regresara, y la angustia la había consumido por completo.

Antes de partir, María decidió dejar un reporte de desaparición en la comisaría.

-Si alguien lo encuentra, quiero que sepa que lo busqué,” dijo a los oficiales, con la voz temblorosa. La mirada comprensiva de los policías no logró consolarla, pero al menos se sentía aliviada de haber hecho algo.

-¿Y si lo encuentran?” preguntó uno de ellos.

-Si es así, que sepa que nunca dejé de amarlo,” respondió con lágrimas en los ojos.

Mientras se preparaba para dejar la ciudad, María recorrió los lugares que habían sido parte de su vida con David. Cada rincón de su hogar le traía recuerdos, desde el sillón donde solían sentarse a ver películas, hasta la cocina donde compartían risas mientras cocinaban juntos. La nostalgia la abrumaba, pero sabía que debía seguir adelante.

Con el corazón pesado, María empacó sus cosas y se despidió de la ciudad que había sido testigo de su felicidad y su dolor.

-Es hora de un nuevo comienzo,” se dijo, aunque sabía que llevaría consigo la carga de la incertidumbre. Miró por última vez la casa donde había vivido con David y Jane, y se prometió que haría lo que fuera necesario para encontrar la paz.

Veinte Años Después

Los años pasaron y María, ahora de cuarenta años, había creado una nueva vida lejos de la ciudad que la había atrapado en sus sombras. Había aprendido a sobrevivir en un mundo que no era fácil, y aunque la vida le había dado sus altibajos, había encontrado un nuevo propósito.

María había establecido una rutina que le brindaba cierta estabilidad. Se dedicaba a cuidar de su hija Jane y a mantener su hogar. “No puedo dejar que el pasado me consuma,” pensaba cada día, mientras se levantaba temprano para preparar el desayuno y llevar a Jane a la escuela.

Para mantener a su familia, María había encontrado trabajo en una tienda local. Aunque el trabajo no era el más emocionante, le daba la oportunidad de interactuar con la gente y sentirse útil. “Cada día es una nueva oportunidad,” se decía mientras atendía a sus clientes.

Sin embargo, la soledad a veces la abrumaba. “¿Cómo pudo desaparecer así?” se preguntaba, sintiendo que el vacío que había dejado David seguía presente. Las noches eran las más difíciles; a menudo, se despertaba en medio de la oscuridad, anhelando su presencia.

Cada año, en el aniversario de su desaparición, María hacía un pequeño ritual en memoria de David. Encendía una vela en su habitación y se sentaba a recordar los buenos momentos.

-Siempre serás parte de nosotros,” susurraba, sintiendo que su amor aún la acompañaba.

María y Jane solían hablar sobre David.

-¿Crees que este vivo?” preguntaba Jane con añoranza. María sonreía, intentando ser optimista.

-Siempre hay esperanza, cariño,” respondía, sintiendo que su papel como madre era mantener viva la memoria de su esposo.

Sin embargo, el destino tenía otros planes para ella. La vida la llevó de regreso al mundo del que había querido escapar. “Nunca se va del todo,” pensó un día, mientras revisaba documentos en su oficina. Ahora era la madre de la jefa de la mafia, Jane, quien había crecido y se había casado, formando su propia familia.

Jane se había convertido en una figura respetada en el mundo criminal, y María se sorprendía de cómo su hija había tomado las riendas con tanta determinación.

-Ella tiene la fuerza de su padre,” reflexionaba, sintiendo un orgullo mezclado con temor por el camino que había elegido.

A pesar del orgullo, María a menudo se preocupaba por la vida que llevaba Jane. “Es un mundo peligroso,” pensaba mientras escuchaba las historias de su hija sobre rivalidades y enfrentamientos. Sin embargo, sabía que Jane era fuerte y sabía cómo manejarse.

Jane había hecho una vida próspera, casada con un hombre de la mafia y madre de dos hijos. María observaba con orgullo y preocupación a su hija, sintiendo que había hecho lo correcto al criarla en un entorno donde podía ser fuerte y valiente.

-Ella es lo que siempre quise,” reflexionó, sintiendo que su sacrificio había valido la pena.

Una tarde tranquila, mientras organizaba papeles, el teléfono sonó. Miró la pantalla y vio que era un número desconocido, pero algo le dijo que debía contestar.

-¿Aló?” dijo, sintiendo una mezcla de curiosidad y miedo.

Al otro lado de la línea, una voz grave se presentó.

-Hola, señora, soy el detective Martínez. Estoy llamando sobre su esposo, David.” El corazón de María se detuvo.

-¿David? ¿Qué paso con él?” preguntó, sintiendo que el aire se le escapaba. La voz continuó:

-Lo hemos encontrado. Esta en un hospital en el otro lado del país.”

La voz del detective continuó explicando que David había estado desaparecido durante años, y que había sido encontrado en condiciones críticas.

-Fue torturado por sus enemigos,” dijo, cada palabra clavándose en el corazón de María. -Necesita atención médica urgente.”

María sintió un torbellino de emociones. La mezcla de alegría y dolor era abrumadora. "Después de tanto tiempo, por fin tengo noticias de él,” pensó, sintiendo que la vida le había dado una segunda oportunidad, pero a un costo muy alto.



#5087 en Novela romántica

En el texto hay: romance, amor peligroso

Editado: 28.01.2025

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