Con el corazón latiendo con fuerza, María sintió que debía ir a verlo.
-Voy a ir,” dijo con determinación. Colgó el teléfono y, aunque el miedo la invadía, la esperanza también comenzaba a florecer. “Después de tantos años, por fin tengo una respuesta,” pensó, sintiendo que era el momento de enfrentar el pasado.
María empacó rápidamente, sintiendo una mezcla de nerviosismo y emoción. “¿Qué le diré?” se preguntaba mientras metía ropa y documentos importantes en su maleta. La imagen de David, tal como lo había conocido, llenaba su mente. “Necesito verlo, necesito saber que está bien.”
Al llegar al hospital, la ansiedad la invadió. “¿Cómo se verá?” pensó mientras caminaba por los pasillos fríos y estériles. El recuerdo de su amor la acompañaba, y cada paso que daba la acercaba más a la verdad que había estado buscando durante tanto tiempo.
Con cada paso, su corazón latía con más fuerza. “¿Y si no lo reconoce?” se preguntaba, angustiada por la idea de que David pudiera haber cambiado tanto en todos esos años. Pero la necesidad de verlo la empujaba hacia adelante, como una fuerza irresistible.
Finalmente, llegó a la puerta del cuarto donde David estaba internado. Se detuvo un momento para respirar hondo, intentando calmar su agitado corazón. “Estoy lista,” se dijo, y empujó la puerta.
Al entrar, su corazón se detuvo. David estaba allí, tendido en una cama, con vendajes que cubrían su cuerpo. Su rostro mostraba signos de sufrimiento, pero cuando sus ojos se encontraron, algo se encendió en su interior.
-David,” susurró, sintiendo que las lágrimas comenzaban a brotar. -Estás aquí.”
David la miró con sorpresa y dolor.
-María,” dijo con voz débil. -No puedo creer que seas tú.” Las palabras se entrelazaban con el dolor y la alegría, y María sintió que cada lágrima que caía era un recordatorio de los años perdidos.
-Te he buscado durante tanto tiempo,” confesó María, acercándose a la cama.
-No sabía si alguna vez te volvería a ver.” David sonrió débilmente, su mirada llena de amor y tristeza -Nunca dejé de pensar en ti y en Jane,” dijo, su voz temblando.
Mientras la emoción del reencuentro llenaba la habitación, David y María supieron que era el momento adecuado para que Jane conociera a su padre. María le envió un mensaje a su hija, y en unos momentos, Jane llegó al hospital con una mezcla de nervios y emoción.
Cuando Jane entró en la habitación, sus ojos se encontraron con los de David.
-Papá,” exclamó, corriendo hacia él. -No puedo creer que estés aquí.” David la abrazó con fuerza, sintiendo que la familia que había perdido estaba de vuelta.
Mientras se abrazaban, David notó una cicatriz en el rostro de Jane.
-¿Qué pasó ahí?” preguntó, su voz llena de preocupación. Jane se apartó un poco, tocando la cicatriz con suavidad.
-Ser la jefa de la mafia y seguir el linaje tiene sus consecuencias” respondió con una sonrisa nostalgica.
-He tenido que enfrentar a muchos enemigos, papá,” continuó Jane, su expresión seria. -No es un trabajo fácil, pero alguien tiene que hacerlo.” David la miró con orgullo y tristeza, dándose cuenta de que el mundo de la mafia había afectado a su hija más de lo que había imaginado.
Jane, sintiendo la necesidad de mostrarle a su padre su nueva vida, sacó su teléfono.
-Quiero que conozcas a mi esposo, Liam,” dijo mientras buscaba una foto. Finalmente, encontró una imagen que le gustaba y se la mostró a David. -Él es un gran hombre,” afirmó con orgullo.
En la foto, Liam era un hombre de pelo negro, musculoso y alto, con ojos verdes intensos que brillaban con confianza.
-Es muy buena persona, te caera bien, papá,” dijo Jane con una sonrisa. -Siempre ha estado a mi lado, apoyándome en todo.”
Jane continuó. -Y estos son nuestros hijos,” dijo mientras deslizaba a través de su galería de fotos. David vio a dos niños adorables, uno con el cabello oscuro de su madre y otro con los ojos verdes de Liam.
-Son hermosos,” dijo David, sintiendo una oleada de amor y orgullo.
-No puedo creer que tengo nietos,” comentó David, sus ojos llenos de lágrimas. -Estoy tan orgulloso de ti, Jane. Has hecho un trabajo increíble.” Jane sonrió, sintiendo que su padre la validaba en su papel como madre y líder.
Con cada palabra, la conexión entre David y Jane se fortalecía.
-Siempre quise que estuvieras aquí para ver lo que he construido,” dijo Jane, sintiendo que las palabras eran un puente que unía su pasado con el presente.
-Prometo que estaré aquí de ahora en adelante,” dijo David, sintiendo una profunda necesidad de ser parte de la vida de su hija y de sus nietos. -No permitiré que el pasado me aleje de ustedes otra vez.” Las palabras resonaron en la habitación, llenándola de esperanza.
Mientras observaba la interacción entre David y Jane, María sintió que finalmente estaban reconstruyendo lo que habían perdido. “El amor siempre encontrará la manera,” pensó, sintiendo que el vínculo familiar era más fuerte que cualquier adversidad.
Con el tiempo, la recuperación de David se convirtió en un proceso compartido.
-Voy a necesitar su apoyo,” dijo David a ambas, sintiendo que el amor de su familia lo ayudaría a sanar. Jane y María asintieron, listas para estar a su lado en cada paso del camino.
A medida que David se recuperaba, la familia se enfocó en crear nuevos comienzos.
-Vamos a hacer cosas juntos como familia,” propuso David, sintiendo que su amor por ellos era el motor que impulsaba su sanación.
-Nos aseguraremos de que siempre estemos juntos,” agregó María, sintiendo que era el momento de aprovechar al máximo cada momento. La determinación en sus voces resonó en el aire, creando un ambiente de amor y esperanza.
A medida que pasaban los días, la familia aprendió la importancia de la comunicación.
-Debemos hablar sobre lo que sentimos,” dijo María, sintiendo que abrirse los uniría aún más. David y Jane estuvieron de acuerdo, sintiendo que cada conversación los acercaba más.