Entre Sombras Y Luz

Capítulo 2: Sonrisas Ocultas

El día avanzaba lentamente en la escuela, y Clara sentía como si cada minuto se estirara interminablemente. Sus compañeros charlaban, reían y se movían entre los pasillos como si nada pudiera romper la rutina, pero para ella todo parecía lleno de sombras. Cada sonrisa era forzada, cada conversación parecía cuidadosamente medida.

Durante el almuerzo, Clara se sentó con Julián en su lugar habitual bajo el árbol del patio. Él hojeaba un cuaderno lleno de anotaciones mientras ella jugaba distraídamente con su tenedor, girándolo entre sus dedos.

—Clara… —empezó Julián, bajando la voz para que nadie más escuchara—. ¿Has notado que Sofía está actuando raro últimamente?

Clara frunció el ceño. —Sí… esta mañana parecía nerviosa, casi asustada. Pero no quise preguntar. —Suspiró—. No sé si quiero saberlo.

—Créeme, no es algo pequeño —dijo Julián, con seriedad—. Siento que nos están ocultando algo importante. Y no es algo que podamos ignorar.

Clara tragó saliva. Esa sensación de inquietud que había tenido durante años ahora comenzaba a tomar forma, más concreta y amenazante. —¿Crees que pueda afectarnos directamente? —preguntó, intentando mantener la calma.

—No lo sé —admitió Julián—. Pero si algo así está pasando en tu familia, quizá deberías hablar con alguien. No puedes cargar todo sola.

Clara asintió, aunque una parte de ella dudaba. ¿Quién querría escucharla sin juzgarla? Su familia siempre había mantenido todo bajo control, con reglas invisibles y expectativas silenciosas. Y ahora, solo sospechar que Sofía ocultaba algo importante la llenaba de ansiedad.

Después de clases, Clara decidió acercarse a su hermana. La encontró en su habitación, rodeada de libros y papeles, con la luz del atardecer colándose por la ventana y dibujando sombras sobre el escritorio.

—¿Quieres hablar? —preguntó Clara, tratando de que su voz no temblara.

Sofía levantó la mirada, con los ojos llenos de miedo y dudas. Por un instante, Clara vio en ellos algo que nunca había notado: vulnerabilidad, una grieta en la fachada que siempre había mostrado.

—No es tu culpa, Clara —dijo Sofía, bajando la vista—. Pero… no puedo contarte todo ahora. Prométeme que no dirás nada a mamá y papá.

Clara asintió, con el corazón latiendo con fuerza. —Lo prometo —murmuró, aunque una parte de ella temía que esa promesa la llevara por un camino del que no podría regresar.

Esa noche, Clara se quedó despierta mirando el techo de su habitación, recordando cada gesto de Sofía, cada palabra, cada silencio. Entre sonrisas y secretos, comenzó a comprender que la vida perfecta que había imaginado no existía. Y que descubrir la verdad sería más difícil y doloroso de lo que jamás había imaginado.



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En el texto hay: drama, joven adulto, realista

Editado: 31.10.2025

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