Clara caminaba por el pasillo de la escuela con la sensación de que algo no encajaba. Las sonrisas de sus compañeros le parecían más vacías que nunca, y los murmullos a su alrededor la hacían sentirse observada y juzgada.
—¿Te sientes bien? —preguntó Julián, tomando su brazo con suavidad.
—No lo sé —respondió Clara, con una mezcla de frustración y tristeza—. Todo parece diferente ahora… como si estuviera descubriendo cosas que siempre estuvieron ahí, pero que nunca quise ver.
Mientras hablaban, Clara recordó palabras de su madre y gestos de Sofía que cobraban un nuevo significado. La confusión se apoderó de ella, pero también una determinación silenciosa: necesitaba entender la verdad, sin importar lo dolorosa que fuera.