En la cena, los silencios pesaban más que las palabras. Clara observaba a su familia, cada gesto y cada mirada. Todo parecía normal, pero ella podía sentir las tensiones ocultas.
—¿Algo que contar, Sofía? —preguntó Clara con cautela.
Sofía bajó la mirada, sin responder. Esa noche, Clara comprendió que a veces los silencios dicen más que cualquier confesión. Y que la verdad no siempre se revela de inmediato; hay que aprender a esperar y a leer entre líneas.