Clara comenzó a desafiar algunas reglas familiares que consideraba injustas. Pequeños actos de independencia y decisiones personales la hicieron sentir más segura de sí misma, aunque también generaron conflictos y discusiones inevitables.
—Debes aprender a tomar tus propias decisiones —le dijo Julián en uno de sus encuentros—. Nadie puede vivir tu vida por ti.
Clara comprendió que crecer significaba aceptar la responsabilidad de sus elecciones y enfrentar las consecuencias, sin depender de la aprobación constante de los demás.