Al final de la semana, Clara caminó sola por el parque, observando el atardecer. La ciudad brillaba con luces que reflejaban su estado de ánimo: un equilibrio entre sombras y claridad.
—Debo seguir adelante —susurró para sí misma—. Aunque haya dificultades, debo encontrar mi propio camino.
Esa noche, cerró los ojos sintiendo una mezcla de paz y determinación. La vida era difícil, llena de secretos y conflictos, pero también ofrecía esperanza y nuevas oportunidades para crecer y decidir quién quería ser.