Al día siguiente, Clara enfrentó una decisión que cambiaría la dinámica en su familia. Su madre le pidió que se involucrara en un proyecto que iba en contra de sus propios deseos. Clara sintió cómo un nudo se formaba en su estómago.
—No puedo simplemente decir que sí —murmuró—. Necesito hacer lo que siento correcto.
Julián la escuchó mientras caminaban juntos hacia la escuela. —Tienes que aprender a poner tus límites, Clara. No siempre será fácil, pero es lo correcto.
La jornada estuvo marcada por tensión y autocontrol. Cada decisión tomada, cada palabra medida, le enseñó a Clara que crecer implicaba enfrentar responsabilidades y conflictos sin perder la esencia de quién era.