Clara se enfrentó a una de las decisiones más grandes de su vida: tomar control sobre su propio destino, independientemente de lo que su familia esperaba de ella. Cada pensamiento, cada sentimiento, la llevó a comprender que crecer significaba asumir la responsabilidad de sus elecciones.
—No puedo vivir solo para cumplir expectativas ajenas —susurró—. Debo decidir quién quiero ser.
La noche estuvo llena de reflexiones, miedo y determinación; pero Clara se sintió más fuerte que nunca.