El día siguiente trajo un conflicto inesperado en la escuela. Una discusión con un grupo de compañeros que malinterpretó una acción de Clara la puso en el centro de los rumores.
—¡Siempre haces que todo sea sobre ti! —gritó uno de ellos, mientras otros asentían con desaprobación.
Clara respiró hondo y recordó las palabras de Julián: “Actúa con honestidad y mantén la calma”. Respondió con firmeza, explicando su punto de vista, y aunque no todos la entendieron, se sintió más fuerte por haberse defendido sin perder la calma.
Al volver a casa, reflexionó sobre cómo los conflictos externos eran un reflejo de los internos. Aprendió que enfrentarlos con claridad y honestidad era la única manera de crecer.