Clara decidió que no podía seguir viviendo según las expectativas de los demás. Comenzó a tomar decisiones por sí misma, aunque cada una conllevaba riesgos y posibles conflictos.
—Debo ser dueña de mi vida —susurró mientras observaba el atardecer desde su ventana—. Nadie más puede decidir por mí.
Cada paso hacia la independencia era difícil, pero le enseñaba a asumir responsabilidad y confianza en sí misma.