Clara decidió enfrentar un problema que había estado evitando por semanas: confrontar a un maestro sobre una injusticia que había ocurrido en clase. Su corazón latía acelerado mientras se acercaba al aula.
—Señor, necesito hablar con usted sobre lo que pasó —dijo Clara, con voz firme pero respetuosa—. Creo que hubo un malentendido que debemos aclarar.
La conversación fue larga y complicada, pero al final, el maestro reconoció su error. Clara sintió una mezcla de alivio y orgullo. Comprendió que la valentía no es ausencia de miedo, sino la capacidad de actuar a pesar de él.