La noche estaba tranquila, pero Clara sentía que las sombras del pasado aún la perseguían. Cada recuerdo, cada secreto familiar no resuelto, se mezclaba con la ansiedad que había estado acumulando durante semanas.
—Sigo sintiendo que hay cosas que no entiendo —susurró mientras miraba el reflejo de la luna en la ventana—.
Sofía entró, con expresión preocupada, y se sentó a su lado. —Clara, sé que es difícil, pero juntas podemos aclararlo todo —dijo con suavidad.
Hablaron durante horas, repasando memorias, errores y decisiones pasadas. Cada palabra compartida fortalecía el vínculo entre ellas y, poco a poco, las sombras empezaban a diluirse frente a la comprensión y la empatía mutua.