Clara despertó con un sentimiento extraño, una mezcla de inquietud y determinación. Sabía que aún había cosas del pasado que necesitaban ser enfrentadas. Cada recuerdo familiar, cada secreto y cada error aún tenían un peso en su corazón, y era hora de confrontarlos de frente.
—No puedo seguir ignorando lo que pasó —susurró mientras se sentaba en la cama, mirando el techo—. Debo entenderlo para poder avanzar.
Sofía la encontró en la cocina, preparando café en silencio. —Clara, sé que estás lista —dijo—. A veces enfrentar el pasado es la única manera de liberarse.
La conversación entre hermanas duró horas. Hablaron de viejos secretos, de decisiones difíciles, de errores y de malentendidos. Cada palabra, cada lágrima y cada gesto fortalecía su vínculo. Clara comprendió que, aunque doloroso, enfrentar la verdad era el primer paso hacia la paz interior y la reconciliación familiar.