Clara reflexionaba sobre todo lo que había vivido: los secretos familiares, las decisiones difíciles, los errores cometidos y las victorias alcanzadas. Sabía que aún quedaban desafíos, pero ahora tenía la fuerza, la confianza y la claridad necesarias para enfrentarlos.
—He aprendido a no huir de mis problemas —susurró mientras escribía en su diario—. Cada error, cada lágrima, cada momento difícil me ha hecho más fuerte.
Los amigos y la familia comenzaron a confiar más en ella, y Clara comprendió que la fortaleza personal no solo se construye enfrentando el mundo, sino también aceptando y comprendiendo los propios sentimientos.
—Estoy lista para lo que venga —dijo con determinación mientras miraba el horizonte—. Nada podrá detenerme si sigo siendo honesta conmigo misma y con los demás.