Entre sombras y piel

CAPÍTULO 4 – A punto de romperse

Valentina

La reunión había terminado. O eso decían los papeles firmados, las cláusulas selladas y las falsas sonrisas de cortesía. Pero mi cuerpo… mi cuerpo seguía en alerta.
Porque él seguía ahí.
Mirándome.
Respirándome.

El silencio entre nosotros no era incómodo. Era tenso. Como un hilo al borde de romperse con una sola palabra mal dicha.

—¿Por qué volviste tú? —preguntó, de repente. Su voz no fue áspera, ni autoritaria. Fue baja. Intensa. Casi vulnerable.

Me tomó por sorpresa.

—Porque ya no le temo a lo que eres —dije sin pensarlo, sin querer parecer valiente… pero sintiéndolo real.

—¿Y a lo que puedes volver a sentir?

Eso me dolió.
No por lo que implicaba. Sino por lo mucho que aún me conocía.
Di un paso atrás.

—No vine para hablar de sentimientos.

—Pero yo sí.

Y en un abrir y cerrar de ojos, lo tenía frente a mí. Muy cerca. Lo suficiente para que su pecho casi rozara el mío, para que el calor de su piel me envolviera. Mis labios se entreabrieron, traicioneros, porque sí… quería besarlo. Maldita sea, sí.

Sus dedos rozaron mi mejilla con una ternura que me dolió más que cualquier golpe.
—Nunca dejé de pensarte, Valentina.

Cerré los ojos.
Una parte de mí quería rendirse. Dejarse caer.
Pero la otra… la otra recordó todo.

La ausencia.
La herida.
La soledad.

—No me toques si no estás dispuesto a quedarte —le dije con un nudo en la garganta.

Él se congeló.
Y su mano… bajó.

—Entonces no te toco.
—Pero no me alejo.

Sus ojos decían más que mil discursos.
Y por un segundo… lo vi.
El hombre detrás del monstruo.
El niño que aún me amaba.

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Adrik

Quería besarla.
No.
Quería poseerla, desnudar su alma, hundirme en su piel y borrar cada maldito segundo sin ella.
Pero sabía que un movimiento más… y la perdería de nuevo.

Así que me contuve.
Y eso dolió más que cualquier tortura.

Ella no era la misma. Y yo tampoco.
Pero algo en mí gritaba que aún podíamos rescatarnos.

Mi celular vibró en el bolsillo. Un mensaje entró. Rápido. Frío. Preciso.

"El italiano está preguntando por ella. No eres el único que la quiere de vuelta."

El infierno se encendió en mi pecho.

Miré a Valentina. Ella no tenía idea.
Pero yo sí.

El pasado no había muerto.
Y esta vez… venía con garras.



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En el texto hay: mafia +21 herencia, mafia amor

Editado: 26.03.2025

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