Entre sombras y piel

CAPÍTULO 9 – Desnudos entre sombras

Valentina – Presente

La noche era demasiado silenciosa.

Y sin embargo, mi corazón no dejaba de gritar.

Estaba acostada en su cama, con su olor envolviéndome y su pecho sirviendo de almohada. Podía sentir su respiración, lenta pero contenida, como si también tuviera miedo de lo que estaba pasando.

Porque esto ya no era deseo.
Esto era otra cosa.
Esto era todo lo que no se había dicho… pidiendo a gritos salir.

Me incorporé despacio.
Él también.

Nuestros ojos se encontraron en medio de la penumbra. El cuarto estaba apenas iluminado por la luz de la ciudad filtrándose por la ventana.

—Dime la verdad —pedí, sin rodeos—. ¿Por qué me dejaste?

Adrik no contestó de inmediato. Se pasó una mano por el cabello, y luego se sentó en el borde de la cama. Su espalda estaba tensa, como si cada palabra que aún no decía le pesara.

—Porque no sabía cómo protegerte —dijo al fin, con la voz rota—. Porque estaba tan jodido que pensé que lo mejor que podía darte… era alejarme.

—¿Y quién te dio derecho a decidir eso por mí?

Mi voz salió temblando, entre rabia y tristeza.

Él me miró.
—Nadie. Por eso me odio.

El silencio cayó sobre nosotros como un manto. Pero esta vez, no era vacío… era verdad.

—Creí que me ibas a pedir que me quedara —susurré—. Solo una vez… y me quedaba.

Adrik se levantó. Caminó hacia mí. Despacio. Como si acercarse aún doliera.
Y cuando estuvo lo suficientemente cerca, alzó la mano y acarició mi mejilla con una delicadeza que me hizo arder.

—Si te pido que te quedes ahora… ¿lo harías?

No contesté.
En lugar de eso, puse mis manos sobre su pecho.
Sentí su latido. Acelerado. Humano.
Y por primera vez… dejé de resistirme.

Lo besé.

Y esta vez, él no dudó.

Me tomó con fuerza por la cintura y me atrajo hacia él como si el mundo fuera a romperse si no me tocaba. Su boca devoró la mía, pero con una mezcla perfecta de rabia, amor y necesidad.

Sus manos bajaron por mis caderas, subieron por mis costillas, se detuvieron en mi rostro.
Y luego… bajó las tiras de mi vestido, muy lento, como si cada centímetro fuera un mapa que no quería olvidar.

Nos desnudamos sin prisa.
Sin palabras.
Con los ojos clavados el uno en el otro.

Sus dedos recorrieron mi piel como si pudiera leerme a través del tacto. Y yo… lo toqué como quien acaricia una herida antigua.
Con miedo.
Con ternura.
Con necesidad.

Nos hundimos en las sábanas como si fueran océanos.
Y cuando me tomó, cuando mi cuerpo y el suyo volvieron a encontrarse después de tantos años…
no fue solo sexo.

Fue perdón.
Fue dolor.
Fue amor en su forma más cruda.

Sus labios en mi cuello, sus susurros en mi oído, su cuerpo cubriendo el mío…

Y yo, quebrándome en sus brazos.
Otra vez.
Pero esta vez… sin querer huir.

---

Adrik

La sentí temblar bajo mí.
La oí susurrar mi nombre como si fuera su única oración.
Y entendí, por fin, lo que había perdido.

Y lo que estaba dispuesto a recuperar.

No por orgullo.
No por obsesión.
Sino porque sin ella… ya no sabía quién era.



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En el texto hay: mafia +21 herencia, mafia amor

Editado: 26.03.2025

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