Entre sombras y piel

CAPÍTULO 18 – Jugadas bajo fuego

Valentina – Presente

Los días se habían vuelto más densos.
Las miradas más largas.
Las palabras, más cuidadosas.

Sabía que Tatiana estaba observándome.
No de forma directa, sino como lo hacen los depredadores antes de atacar.
Desde las sombras.
Esperando la caída.

Adrik estaba igual.
Más callado.
Más en su cabeza.

Pero lo conocía.
Y su silencio… era guerra.

—¿Confías en mí? —le pregunté esa mañana mientras compartíamos un café.

—Más de lo que confío en mí mismo —respondió sin mirarme.

—Entonces deja que sea yo quien la atrape.

Me miró.
Firme.
Intenso.

—Solo si prometes una cosa.

—¿Cuál?

—Que si algo sale mal… no lo enfrentes sola.

Asentí.

Mentí.

---

Tatiana – Ese mismo día

Recibió el mensaje en su celular.

“Es hoy. Hazlo parecer un accidente.”

Y entonces, lo supimos: la jugada había empezado.

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Valentina – Más tarde

Tenía que ser rápida.

Tatiana había manipulado los sistemas de seguridad. Había programado una “falla” en uno de los elevadores del edificio. Y sabía que Adrik estaría ahí.
Sola.

Yo también lo sabía.

Y no iba a dejar que algo le pasara.

Corrí por las escaleras como si el mundo se quemara a mis espaldas.
Y cuando llegué al piso 22, escuché el chasquido.

La trampa.
El bloqueo.

Adrik estaba dentro.

—¡Adrik! —grité, golpeando la puerta de metal.

—Estoy bien —respondió desde dentro—. Fue ella, ¿verdad?

—Sí —susurré—. Y no pienso dejarte aquí.

Activé la señal que habíamos preparado para emergencias.
El protocolo se disparó.
Y en segundos, las cámaras expusieron a Tatiana intentando escapar.

Pero no llegó lejos.

Fui yo quien la interceptó.
Y fue en ese pasillo, con las luces rojas parpadeando y el sonido de alarmas de fondo, que nuestras miradas chocaron.

—¿Por qué? —pregunté, sin miedo.

Ella sonrió.

—Porque lo amo.

Esa frase me heló.

—Lo protegí cuando tú no estabas. Dormía con el arma cerca por él. Y tú apareces, y lo debilitas.

—Yo no lo debilito. Le di algo por lo que luchar.

—Él era mío.

—Nunca fue tuyo.

Y sin más palabras, la contención llegó.
Tatiana fue reducida.

Pero el daño…
ya estaba hecho.

---

Adrik – Más tarde

Me abrazó en silencio.

No dijo “te lo dije”.
No lloró.
Solo se aferró a mí como si temiera soltarme.

Y yo la abracé con todo lo que me quedaba.

—¿Estás bien? —susurró.

—Ahora que tú estás a salvo… sí.

Nos miramos.
Largos segundos.

—Quiero que esta sea la última vez que casi te pierdo —le dije.

Ella sonrió, con los ojos húmedos.

—Entonces quédate… incluso cuando todo vuelva a arder.

Y lo haré.

Porque el fuego ya no quema si estás dispuesto a arder con quien amas.



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En el texto hay: mafia +21 herencia, mafia amor

Editado: 26.03.2025

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