Entre sombras y piel

EPÍLOGO – Donde empieza la paz

Un año después

La casa no tenía lujos excesivos.
Ni seguridad extrema.
Solo ventanas abiertas, jardines silenciosos…
y nosotros.

Después de todo lo que vivimos, la paz se sentía extraña al principio. Como una prenda que no sabíamos si usar o guardar.

Pero con el tiempo… aprendimos a vestirnos con ella.

Adrik pasaba las mañanas leyendo. A veces entrenaba, a veces solo me miraba como si no pudiera creer que seguía a su lado.
Yo escribía.
Pequeñas cosas. Memorias que no pensaba publicar, pero necesitaba sacar del pecho.

—¿Sabes? —me dijo una tarde, mientras el atardecer se deslizaba por la sala—. Cuando pensé que te perdía, dejé de sentir miedo a la muerte.
Solo sentí miedo… a vivir sin ti.

Lo abracé.
Fuerte.
Como si todavía hubiera algo allá afuera que pudiera arrebatárnoslo todo.

—Ya no tenemos que pelear —le susurré—. Solo quedarnos.

Y eso hicimos.

Nos quedamos.



#2663 en Otros
#509 en Acción
#6129 en Novela romántica

En el texto hay: mafia +21 herencia, mafia amor

Editado: 26.03.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.