CAPÍTULO 6 LA CARTA QUE NUNCA DEBI LEER

La noche era silenciosa, pero el corazón de Meliza no. Desde que Elías se fue, cada rincón de la casa parecía susurrar su nombre. Lucía dormía tranquila, ajena al torbellino que se gestaba fuera de su mundo de muñecas y cuentos.

Meliza no podía dormir. La tarjeta que Iván dejó seguía sobre la mesa, como una amenaza disfrazada de cortesía. La tomó, la giró entre los dedos, y finalmente marcó el número.

—¿Pensaste que no lo harías? —dijo Iván al contestar.

—No estoy aquí para jugar —respondió ella—. Quiero saber qué está pasando.

Iván rió, como si la verdad fuera un lujo que él podía administrar.

—Elías te protege. Pero no te cuenta todo. ¿Sabías que hace años firmó un acuerdo que lo ata a mí?

Meliza sintió que el aire se volvía más denso.

—¿Qué tipo de acuerdo?

—Uno que involucra dinero, silencio… y una carta que tú nunca debiste leer.

Meliza colgó. No podía escuchar más. Pero la curiosidad era más fuerte que el miedo. Buscó el cuaderno que Elías le había dado. Lo abrió, página por página, hasta que encontró un sobre escondido entre las hojas.

Era una carta. Fechada dos años atrás.

> “Si estás leyendo esto, es porque no pude volver. No porque no quisiera, sino porque alguien decidió que mi amor tenía precio. Y yo… lo pagué con tu ausencia.”

Las lágrimas no se hicieron esperar. Elías no la había abandonado. Lo habían obligado.

Y ahora, ella debía decidir si enfrentarse a ese pasado… o proteger a Lucía del fuego que aún ardía.

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