El regreso a Milán estuvo marcado por una sensación de desasosiego que no podía sacudirme. El vuelo de vuelta fue interminable, y mi mente no dejaba de volver a los eventos que habían ocurrido en Sicilia. El recuerdo de la confrontación con el hombre armado y la revelación de un lado oscuro en la vida de Luca se repetía en mi cabeza una y otra vez, sin ofrecerme ninguna claridad.
Al llegar a casa, me sentí aliviada de estar en un entorno familiar, pero esa sensación de seguridad era efímera. La confusión que sentía se convirtió en una presión constante en mi pecho. La dualidad en la que Luca había demostrado vivir—el hombre encantador y el protector feroz—me tenía en un estado de incertidumbre. La división entre el amor que sentía por él y las sospechas que empezaban a consumir mi mente se hacía cada vez más dolorosa.
Decidí que necesitaba confrontar a Luca. No podía seguir viviendo con esta confusión sin hablar con él directamente. Sabía que hacerlo podría ser arriesgado, pero sentía que era necesario para aclarar mis pensamientos y comprender la verdad. La oficina, con su ambiente profesional y ordenado, parecía el lugar más apropiado para una conversación seria, aunque también temía las posibles consecuencias de abrir este diálogo.
Una tarde, mientras revisaba algunos documentos en la oficina, me encontré con la oportunidad de hablar con Luca en privado. Él estaba en su despacho, atendiendo llamadas y revisando papeles. Cuando entré, me recibió con una sonrisa cordial, pero pude ver que algo en su mirada reflejaba una preocupación que no podía ignorar.
"Luca, ¿podemos hablar un momento?" pedí, tratando de mantener la calma a pesar de la tormenta de emociones que sentía.
Luca asintió y me hizo un gesto para que me sentara frente a su escritorio. "Claro, Elena. ¿Qué sucede?"
Me senté, intentando reunir mis pensamientos. "Quiero hablar sobre lo que pasó en Sicilia," comencé, sintiendo que mis palabras eran un peso que debía soltar. "Lo que vi allí... me dejó con muchas preguntas. Especialmente sobre el hombre que nos atacó y la forma en que manejaste la situación."
Luca se inclinó hacia adelante, su expresión manteniéndose neutral pero con una ligera sombra de preocupación. "Lo que viste en Sicilia fue un incidente aislado. No te preocupes demasiado por ello. Era una situación que debía manejar de inmediato."
"Eso no es lo que me preocupa solo," le dije, sintiendo la necesidad de ser directa. "Me preocupa que haya aspectos de tu vida que no comprendo completamente. El hecho de que alguien intentara usarme para llegar a ti... ¿qué significa todo esto?"
Luca suspiró y se cruzó de brazos, su mirada fija en la mía. "Elena, entiendes que mi vida es complicada. A veces, hay personas que intentan involucrar a aquellos que me importan para manipularme o hacerme daño. Mi prioridad siempre es protegerte, pero no siempre puedo evitar que los problemas lleguen a ti."
"Pero, ¿qué más no me estás diciendo?" insistí, sintiendo una creciente frustración. "¿Por qué mi seguridad se ha visto comprometida? ¿Qué hay detrás de todo esto?"
Luca se enderezó y me miró con una mezcla de determinación y calma. "Hay cosas en mi vida que no están relacionadas con el trabajo o con nuestra relación. Mi mundo es más complejo de lo que podrías imaginar, y hay aspectos de él que no quiero que te afecten. Te amo y quiero que estés segura. A veces, eso significa tomar medidas que no puedo explicar de inmediato."
Sus palabras eran convincentes, pero no ofrecían la claridad que buscaba. Era evidente que estaba intentando manejar la conversación de manera que desviara mis dudas sin revelar demasiado. Su habilidad para manipular la conversación y desviar el enfoque era notable, y sentí que estaba caminando sobre una cuerda floja, atrapada entre el deseo de entender la verdad y la realidad de su habilidad para ocultar detalles.
"Entonces, ¿qué debo hacer?" pregunté, sintiendo una mezcla de desesperación y tristeza. "¿Debo simplemente aceptar que hay cosas que nunca conoceré? No puedo seguir viviendo en la oscuridad."
Luca se acercó y tomó mi mano, su toque era a la vez reconfortante y distante. "Confía en mí, Elena. No te estoy ocultando nada que pueda ponerte en peligro. Lo que te pido es que confíes en mi intención de protegerte y de mantenerte a salvo. A veces, eso significa no decirte todo lo que sé."
La conversación terminó con una promesa de mantenerme segura, aunque las respuestas que buscaba seguían eludiéndome. Luca había logrado desviar mis dudas, pero la sensación de desconcierto y confusión persistía. La capacidad de Luca para manejar la conversación con tanto cuidado me dejaba con la sensación de que había más en juego de lo que estaba dispuesto a revelar.
Mientras salía de su despacho, me sentía frustrada pero también resignada. La claridad que anhelaba seguía fuera de mi alcance, y me preguntaba cuánto estaba dispuesto a sacrificar para proteger a Luca y mantener nuestra relación. La confusión y el desconcierto eran ahora mis compañeros constantes, y la búsqueda de la verdad se había convertido en una lucha diaria entre el amor y la necesidad de entender la realidad oculta detrás de la fachada que Luca había construido