Entre sonrisas y cicatrices

Capítulo 15 — “No la estoy siguiendo… solo estoy coincidiendo estratégicamente”

Alexander

No sé exactamente en qué momento decidí que Alison no podía quedarse sola, pero creo que fue justo después de verla ponerse pálida, temblar y casi desmayarse. Eso… y la sensación desagradable en mi pecho cuando pensé que podría pasarle algo. Así que a las 7:03 a.m. estaba tocando su puerta. No porque fuera un obsesivo. No. Simplemente porque 7:00 era muy temprano y 7:05 demasiado informal. Ella abrió con cara de almohada. —Alexander… hoy es domingo. —Exacto —respondí—. Estadísticamente, los domingos son días de baja vigilancia. Creo que quiso matarme con la mirada, pero estaba demasiado dormida para lograrlo. --- Más tarde, insistí en acompañarla al supermercado. Ella tomó una canasta. Yo tomé un carrito. Ella agarró shampoo. Yo agregué galletas, cereal, chocolates… y una planta. —¿Por qué una planta? —preguntó. —Si te pones ansiosa, puedes mirarla. Las plantas calman. No sé por qué me miró como si estuviera loco. La planta era bastante bonita. --- Luego fuimos a una cafetería. Se levantó para ir al baño. Yo también. —¿A dónde vas? —me preguntó. —Contigo. —¡Es el baño de mujeres! Así que me quedé afuera, recto, serio, intimidante. Una señora pasó y aceleró el paso. Creo que mi reputación mejoró. --- Por la tarde, terminamos en su casa viendo una película. —Puedes relajarte —me dijo. —Estoy relajado —respondí, mientras revisaba detrás de las cortinas. Lo estaba haciendo bien. Muy discreto. Profesional. Hasta que ella me vio intentando verificar si su tostadora tenía cámaras. No me malinterprete nadie: no soy paranoico. Solo… precavido. Excesivamente. --- Al final del día, cuando estaba por irme, dijo: —Gracias por… todo el patrullaje. Patrullaje. Qué palabra tan ofensivamente precisa. —Mañana paso por ti a las siete —le dije. —¿De la mañana? —Obvio. Intentó decir que no, así que usé mi mejor arma: —Puedo llevar arepas. La escuché reír. No mucho. Pero suficiente para que el día valiera la pena. No lo admití, pero yo también dormí mejor. No porque ella estuviera segura. Sino porque yo… estaba cerca. Y aunque jamás lo diría en voz alta, me gusta estar cerca.



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En el texto hay: amor celos, jefe ceo frío y serio, jefe empleda

Editado: 28.11.2025

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