Entre sonrisas y cicatrices

Capítulo 27 – “Y así… terminamos viviendo juntos”

Alexander

No fue planeado. Bueno… quizá un poco. Cuando Alison empezó a quedarse en mi departamento tres, cuatro, cinco noches seguidas, la idea de que se fuera me empezó a parecer ilegal. Debería haber una ley: si ella huele a casa, debe vivir ahí. Algo así. —Alex, si quieres puedo llevarme mis cosas otra vez, no quiero incomodarte —me dijo una noche, mientras guardaba su crema para rizos como si fuera oro. Incomodarme. Ella. Incomodarme. Solté una risa seca. —Luce mia, si te fueras… eso sí me incomodaría. Se quedó quieta, con esa expresión suave que hace que yo, un hombre estructurado, metódico y frío según el mundo… me convierta en gelatina tibia. Y así fue como terminamos moviendo sus cosas. Ella no lo sabe, pero yo ya le había hecho espacio en el clóset hace meses. Por si acaso. Por si la vida me hacía el milagro.

--- Alison

Yo juré que vivir con Alexander iba a ser elegante, silencioso y casi digno de una revista de arquitectura. La realidad: Él persigue mis cremas de rizos como si fueran explosivos peligrosos. —¿Esto es… para el cabello? —preguntó el primer día, sosteniendo uno de mis frascos como si fuera un artefacto nuclear. —Sí, Alex. —¿Y por qué huele a mango? ¿Tu pelo come fruta? Casi me atraganto riéndome. Lo peor es que, aun con sus comentarios fríos y su cara seria, me tocaba un rizo suelto con cuidado, como si fuera algo delicado. —No quiero que se te rompan… —murmuraba. Tierno. Demasiado tierno. Y me miraba como si yo fuera un secreto que solo él podía guardar.

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Alexander

La primera noche oficial viviendo juntos, Alison decidió bailar en la cocina mientras hacía pasta. Yo estaba trabajando… o pretendiendo hacerlo, porque ¿quién puede concentrarse cuando una mujer así gira por tu casa como si hubiera luz propia? —Alex, deberías relajarte un poco —me dijo, con una sonrisa que casi me desarma. Me acerqué, tomé su cintura, sentí sus rizos rozarme el rostro. —Solo me relajo contigo, Luce mia. Ella puso una cara como si se fuera a derretir en mis manos. Me encantó. Mucho. Pero luego… Intentó guardar platos en la alacena alta. Y como mide unos centímetros menos de lo necesario, terminó subida en una silla inestable que yo absolutamente odié en ese instante. —Alison, bájate de ahí ahora mismo —dije con tono de CEO reprimiendo a toda una junta directiva. —Alex, puedo sola. La silla crujió. Yo casi la infarto con mi mirada. La bajé en un movimiento rápido, como si fuera de cristal. —Mientras vivas conmigo, no vuelves a subirte a una silla temblorosa. —La miré fijo—. Tú te caes y yo me muero. Ella se quedó muda. Yo fingí que no acababa de confesar demasiado.

--- Alison

A veces Alexander es tan protector que no sé si quiero besarlo o reírme de él. —¿Y por qué guardas las tazas tan arriba? —le dije. —Porque soy alto. —Yo no. —Por eso vivo contigo —respondió—. Para alcanzarlas. Sí, se lo juro. Lo dijo con esa seriedad helada suya que es imposible de pelear. Ese es Alexander: frío para el resto del mundo, pero para mí… Para mí es fuego suave y constante. En la noche, mientras me acomodaba, él me rodeó por la cintura y escondió la cara en mi cuello. —Hueles a hogar, Luce mia —susurró. Y si me preguntan, sí. Me enamoré un poquito más. O un mucho. Quién sabe.

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Alexander

Vivir con ella no es fácil. Es perfecto. Pero no fácil. Deja post-its con mensajes en todas partes. Huele a vainilla. Tapa mi laptop para que coma. Cambia la música de mi auto. Baila cuando estoy serio. Me mira como si yo fuera mejor de lo que soy. Y cuando despierta… Con esos rizos salvajes, revueltos, indomables… Yo no entiendo cómo alguien puede verse tan hermosa desordenada. —Alex, no mires mis crespos, están horribles. —No. —La besé la frente—. Están míos. Ella se quedó roja. Muy roja. Lo disfruté demasiado.

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Alison Y así… sin darnos cuenta… vivimos juntos. Él con su frialdad selectiva. Yo con mis rizos rebeldes. Los dos aprendiendo a respirar en el mismo espacio. Sin un final todavía. Porque lo nuestro apenas está empezando.



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En el texto hay: amor celos, jefe ceo frío y serio, jefe empleda

Editado: 28.11.2025

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