Entre sorbos y tropiezos

Capítulo 31 – “La competencia de oficina”

El lunes amaneció con un aire distinto en la oficina. Don Ernesto, siempre a la búsqueda de caos organizado, anunció que habría una competencia de decoración de escritorios.
—El ganador será reconocido como el “Empleado Más Creativo de la Semana” —dijo con solemnidad—. Y, por supuesto, habrá un premio sorpresa.

Todos los empleados intercambiaron miradas cómplices, ya imaginando el desastre que esto podía generar.
—¿Premio sorpresa? —preguntó Jimena, casi saltando de la emoción—. ¡Esto suena a que alguien terminará con confeti en la cabeza otra vez!

Andrés, al escuchar la noticia, se inclinó hacia Camila con una sonrisa traviesa:
—Esto es perfecto. Podemos unir fuerzas… o sabotear a los demás.
—¿Sabotear? —dijo Camila arqueando una ceja—. Pensé que habíamos dejado la guerra de lado.
—Sí, pero esta guerra tiene reglas… y el premio es nuestra recompensa moral —respondió él, guiñándole un ojo.

Camila decidió que su enfoque sería elegante y minimalista, con algunos detalles florales que había traído de su casa. Andrés, en cambio, optó por lo opuesto: colores brillantes, gadgets absurdos y notas pegajosas con mensajes cómicos, algunas incluso destinadas a confundir al jefe.

Mientras trabajaban, las risas comenzaron.
—¿Qué hace este mini ventilador apuntando hacia mi planta? —preguntó Jimena, mirando desconcertada el escritorio de Andrés.
—Es parte de la estrategia —dijo él con voz solemne—. Mantener la planta fresca y alerta.
—¿Alerta? —repitió Claudia, frunciendo el ceño—. Esto es ridículo.

—Exactamente —contestó Andrés, orgulloso—. Ridículo es la base de toda creatividad.

Camila no pudo evitar reír. Cada vez que Andrés colocaba un gadget, él hacía un comentario dramático o exagerado sobre “estrategias secretas de la oficina”.
—Si esto falla —dijo ella mientras colocaba una pequeña lámpara de escritorio con forma de cactus—, al menos lo habremos pasado bien.

Al cabo de una hora, los escritorios comenzaron a transformarse en auténticas obras de arte de caos y creatividad.
El escritorio de Andrés incluía un pequeño robot que movía papeles de un lado a otro, notas adhesivas con mensajes como: “No toques mis bolígrafos o pagarás las consecuencias”, y hasta un mini arco con flechas de juguete apuntando a su caja de clips.

—Esto es impresionante —susurró Camila mientras ajustaba unas flores secas—. Me sorprendes incluso cuando haces locuras.
—Y tú me sorprendes cuando logras que algo se vea ordenado y aún así gracioso —contestó él, acercándose un poco más.

Cuando don Ernesto pasó a revisar los avances, se detuvo en seco frente al escritorio de Andrés.
—¿Qué… qué es esto? —preguntó, observando el caos con incredulidad—. ¿Un robot? ¿Un arco? ¿Papeles voladores?
—Sí, señor —dijo Andrés—. Estrategia de motivación y productividad.
—Motivación… —repitió el jefe, mirando a Camila—. ¿Y tú qué hiciste?

—Elegancia, señor —contestó Camila—. Minimalismo. Flores. Luces sutiles.
—Hm… interesante combinación —dijo don Ernesto—. Los dos juntos son… perturbadoramente efectivos.

Mientras el resto de la oficina se preparaba para entregar sus escritorios, Camila y Andrés se sentaron por un momento, mirando su “obra maestra conjunta”.
—Creo que ganamos solo por la mezcla de caos y estética —dijo Andrés.
—O porque todos los demás son demasiado aburridos —replicó Camila, sonriendo.

Se miraron por un instante más largo de lo normal, sin necesidad de palabras. La guerra se había transformado en complicidad, y la complicidad en algo mucho más dulce.

Al final del día, don Ernesto anunció los resultados:
—Y el ganador es… ¡el equipo Camila y Andrés!

Todos aplaudieron, algunos con envidia y otros con diversión. Andrés levantó los brazos en señal de victoria y Camila le lanzó una mirada triunfante.
—Ves —dijo ella—, incluso en medio del caos podemos ganar juntos.
—Sí —respondió él—. Y ahora podemos planear nuestra próxima broma… digo, proyecto.

Ese lunes terminó con risas, miradas cómplices y una sensación creciente de que, entre bromas absurdas y pequeñas guerras, la oficina se había convertido en el lugar donde el romance y la comedia podían coexistir sin problemas.



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En el texto hay: amor, odio, gracioso

Editado: 13.10.2025

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