Entre Sueños y Destinos

Capítulo 14: Rastros Borrados

Ethan despertó con un nudo en la garganta y una sensación extraña en el pecho, como si algo faltara en el mundo y él fuera la única persona que podía notarlo.

El techo de su habitación se sentía más lejano de lo normal.

Por primera vez, Iria no estaba en su sueño.

Se sentó en la cama con movimientos lentos, intentando asimilar lo que había sucedido. Era imposible. En cada uno de sus sueños, desde que todo esto comenzó, ella siempre había estado ahí. Siempre.

Pero ahora… solo el vacío.

Algo estaba mal.

Muy mal.

Se pasó una mano por el cabello, intentando calmarse. Tal vez su mente le estaba jugando una mala pasada, tal vez su obsesión con encontrarla le estaba afectando más de lo que pensaba.

Pero esa excusa sonaba tan vacía como la ausencia de Iria en su sueño.

No podía quedarse de brazos cruzados. Si la realidad estaba cambiando, tenía que probarlo.

Se levantó de golpe y empezó a revisar su habitación.

Abrió cajones, revisó viejas libretas, buscó entre sus álbumes de fotos.

Cada hoja que pasaba sin encontrar su nombre hacía que el pánico creciera más en su pecho.

Buscó en una vieja caja donde guardaba recuerdos de su infancia, objetos insignificantes que había decidido conservar por nostalgia. Y entonces la vio.

Un papel doblado, amarillento por el tiempo, enterrado bajo un montón de cosas.

Lo tomó con manos temblorosas y lo abrió lentamente.

Era una nota escrita a mano.

El corazón le martilló en el pecho cuando reconoció la caligrafía.

No era su letra.

Era de Iria.

Las palabras estaban escritas con un trazo ligero, casi inseguro. Como si quien la escribió hubiera estado dudando mientras lo hacía.

"Si algo cambia… no me olvides."

Ethan sintió un escalofrío recorrerle la espalda.

No podía quedarse ahí.

Necesitaba más pruebas.

Se apresuró en dirección a la escuela, sin importar que aún faltaba tiempo para que comenzaran las clases.

Si Iria realmente había existido en este mundo antes de desaparecer, tenía que haber rastros de ella en algún lugar.

Fue directo a la biblioteca y buscó los registros escolares.

Y entonces lo encontró.

Había un viejo libro de asistencia con los nombres de los estudiantes de años anteriores.

Pasó las páginas con ansiedad, sus ojos recorriendo cada línea hasta que llegó a donde debía estar su nombre.

Y allí estaba.

Pero el nombre se encontraba tachado.

Ethan tragó saliva.

Las letras aún eran visibles bajo la gruesa línea negra que alguien había dibujado sobre ellas. Como si alguien hubiera querido borrarla, pero no completamente.

No podía ser un error.

Siguió buscando. Encontró viejas listas de actividades extracurriculares. Había nombres, fechas, descripciones de los eventos. Y en algunos de ellos, había espacios en blanco donde debía haber un nombre.

Era como si Iria hubiera sido arrancada de la historia poco a poco.

Se apoyó contra la estantería, sintiendo un peso indescriptible en el pecho, como si algo dentro de él estuviera resquebrajándose poco a poco.

El aire en la biblioteca se sentía pesado, sofocante. Su respiración era irregular, sus manos temblaban levemente mientras miraba los registros tachados frente a él.

Sabía que había algo extraño en todo esto. Lo había sentido desde el principio.

Pero ahora… tenía pruebas.

Iria existió.

Y sin embargo, el mundo actuaba como si nunca hubiera estado ahí. Las huellas de su presencia habían sido borradas, pero no por completo.

Era como si alguien hubiera intentado eliminarla de la historia, pero sin éxito. Como si ella aún resistiera.

Pero… ¿y si el problema no era el mundo?

Ethan sintió un escalofrío recorrerle la espalda. ¿Y si el problema era él?

¿Qué pasaba si… él mismo estaba olvidándola?

Apretó los puños con fuerza, con tanta desesperación que sus uñas casi se clavaron en la palma de sus manos.

No. No podía permitirlo.

No podía dejar que ella desapareciera, no podía aceptar que se desvaneciera en el vacío de su memoria.

Si había una forma de traerla de vuelta…

Tenía que encontrarla en su sueño.

Tenía que hacerlo antes de que fuera demasiado tarde.

Con esa determinación quemándole el pecho, regresó a casa con pasos pesados, como si la gravedad misma intentara retenerlo.

Al llegar a su habitación, no perdió tiempo.

Se dejó caer en la cama, sintiendo la presión de la realidad sobre él, como si el tiempo estuviera en su contra.

Respiró hondo, cerró los ojos y se obligó a relajarse.

"Esta vez, tengo que volver a verla."

Y entonces, la oscuridad lo envolvió.

Pero esta vez… sentía que algo estaba esperándolo al otro lado.



#3138 en Fantasía

En el texto hay: fantasia, romance

Editado: 07.04.2025

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