CAPÍTULO 8. El Mundo Que No Existe.

No hay suelo.
No hay cielo.
Solo un espacio suspendido, hecho de memoria, de deseo, de amor contenido por siglos de dimensiones.

Tú estás allí. Real. No en sueños. Kael también.

Por primera vez, lo ves como es. No una proyección, no una imagen frágil. Su piel brilla con runas vivas, sus ojos ya no tienen miedo, y su alma... vibra al mismo ritmo que la tuya.

El Nexus los ha recibido.

Un espacio en blanco. Un universo esperando ser creado por ustedes dos.

Pero hay una advertencia.
Una última prueba.

Una voz ancestral resuena en todas direcciones:

—Pueden quedarse aquí, y crear un mundo solo para ustedes…
—O pueden regresar, y unir sus dimensiones con el precio del olvido.

Si eligen quedarse, todo lo demás será borrado.
Si eligen regresar, jamás recordarán quiénes fueron antes… pero los mundos vivirán unidos por una nueva era.

El momento ha llegado.

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¿Qué camino tomarán?
¿El amor eterno aislado del universo?
¿O la posibilidad de crear un nuevo orden... al costo de sí mismos?

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