El primer día de Valeria en la prestigiosa firma de publicidad "Agencia Creativa" no fue un desastre, fue una catástrofe. Todo empezó cuando su alarma decidió que el martes por la mañana era un excelente momento para un silencio total. Su plan de llegar temprano y lucir impecable se desmoronó. El café se derramó sobre su blusa blanca, y el tráfico la atrapó en una lenta agonía. Cuando por fin llegó a la oficina, su antes perfecto cabello rubio era un revoltijo de rizos y su ropa, una mancha de café con leche.
En el ascensor, intentó en vano recomponerse. Pero justo cuando las puertas se abrieron en el piso 12, chocó de frente con una pared humana. Los papeles que él sostenía volaron por el aire como si fueran confeti en cámara lenta.
"¡Lo siento muchísimo!", exclamó Valeria, agachándose.
El hombre, con una sonrisa que encendió una chispa en sus ojos, se agachó también. "No te preocupes. Iba un poco distraído."
Valeria levantó la vista y se encontró con unos ojos castaños que le provocaron un vuelco en el corazón. "Soy Valeria," se presentó, deseando que la tierra la tragara.
"Damián," respondió él. Tomó su mano con un gesto caballeroso para ayudarla a levantarse. "Y tú debes ser mi nueva asistente, ¿no es así?"
Valeria sintió que su mundo se venía abajo. No solo había chocado con su nuevo jefe, sino que también había arruinado su ropa y, probablemente, su primera impresión.
Al notar su incomodidad, Damián soltó una carcajada. "Tranquila, Valeria. No te voy a despedir en tu primer día. Solo espero que seas tan rápida para trabajar como para chocar conmigo." Su comentario, a pesar de la situación, la relajó un poco.
Mientras caminaban hacia la oficina de Damián, él le dio un breve recorrido. Valeria notó cómo todos se giraban a mirar a su jefe; su confianza y su porte elegante lo distinguían.
"Espero que disfrutes tu primer día, Valeria," dijo Damián, abriendo la puerta de su oficina. "Y, por cierto, el café es una de las bebidas esenciales aquí. Te recomiendo que te consigas una taza pronto."
Valeria asintió y se dirigió a su escritorio con una mezcla de emociones. Estaba aterrorizada por su primer encuentro, pero también intrigada. Quizás, su torpeza la había llevado a un inicio más interesante de lo que había esperado.