Una tarde, mientras la luz dorada del sol se filtraba por las ventanas de la oficina, Damián se acercó al escritorio de Valeria. Ella, absorta en una pila de documentos, levantó la vista y notó que él sostenía una carpeta en la mano. Su presencia, aunque profesional, siempre tenía un efecto en ella.
"Valeria, ¿tienes un momento? Me gustaría discutir este proyecto contigo, pero la oficina no es el mejor lugar para hablar de ideas," dijo con su voz suave. "Conozco un sitio con buen café cerca de aquí. Si no tienes planes."
Valeria sintió un cosquilleo de emoción. "¿Ahora? ¿No tienes una reunión?"
"Tengo una, pero la pospuse. Esto es más importante." Su mirada le aseguró que no mentía. "Tómate tu tiempo para terminar lo que estés haciendo. Te espero abajo."
El café era un lugar pequeño y acogedor, con olor a grano tostado y el sonido de una máquina de expreso. Damián se sentó frente a ella, y por primera vez, no la miraba como el director, sino como un hombre curioso que quería conocerla. La conversación pronto se desvió del trabajo.
"Vi que el libro que estabas leyendo es de misterio," dijo Damián, señalando el borde de un libro que asomaba en su bolso. "Me pregunto qué podría ser más emocionante que la publicidad."
Valeria se rio, un sonido ligero y sincero. "Un detective que descubre un tesoro escondido, tal vez. Es mi forma de escapar."
Él sonrió, y sus ojos se quedaron en los de ella por un momento más de lo necesario. "Y tú, ¿qué haces para escapar?"
"Viajar. Me gusta perderme en otras ciudades y ver cómo la gente vive," dijo. "Pero, al final, siempre vuelvo a casa. ¿Y tú? ¿Tienes un lugar donde escapar?"
"Mi apartamento y las novelas de misterio. No es tan exótico como viajar, pero es mío. Y las novelas me hacen viajar sin moverme de la cama," bromeó.
La química era palpable. Valeria se sintió en un espacio donde la conversación fluía sin esfuerzo, como si se conocieran desde hace años.
"Entonces, ¿es una reunión de trabajo o... una escapada?", preguntó con una sonrisa que ya no era de asistente a jefe.
Damián le devolvió la sonrisa. "Por ahora, es una escapada. Lo que sea que venga después, dependerá de ti." Él se inclinó hacia adelante, su voz casi un susurro. "Pero sé que tenemos que seguir con la conversación. No me des la respuesta ahora. Solo piénsalo."