Entre teclas y Café

Capitulo 5: La fiesta de la Empresa

​La fiesta anual de la empresa era el evento más importante del año, pero para Valeria, era un campo de minas social. Se puso su vestido azul más bonito, pero se sentía como si estuviera en un disfraz. El salón estaba lleno de risas, de conversaciones animadas y de gente que parecía conocerse de toda la vida. Mientras todos hablaban con facilidad, Valeria se escondía en una esquina, con una copa de agua con gas y un plato de canapés, deseando que el suelo la tragara. La música sonaba fuerte, pero ella se sentía completamente sola en medio del bullicio.

​De repente, una voz familiar la sacó de sus pensamientos. "Pensé que te habías perdido", dijo Damián, acercándose con una copa de champán en la mano. "Te he estado buscando."

​Valeria se sonrojó, sintiéndose como una niña sorprendida con la mano en el plato de galletas. "Solo necesitaba un poco de aire."

​Él la miró fijamente, con una sonrisa que no llegó a sus ojos. "Ven conmigo," dijo, tomándola de la mano.

​Valeria sintió una ráfaga de calor al contacto, y por un segundo, se le olvidó que el lugar estaba lleno de gente. Damián la guió a través de la multitud con una facilidad que la sorprendió, esquivando grupos y evitando meseros con una gracia innata.

​Cuando llegaron a la pista de baile, la música la envolvió. Damián la rodeó con el brazo y la guió en un baile suave, un movimiento que parecía improvisado pero perfectamente coordinado. "Bailar es como la vida", susurró Damián, acercándose a su oído. "A veces te sientes fuera de lugar, pero si te dejas llevar, puedes sorprenderte. No tengas miedo."

​Valeria sintió una ráfaga de calor y las chispas volaron entre ellos. Ya no era la asistente torpe, ni él el jefe carismático. Eran solo un hombre y una mujer bailando bajo las luces de la noche. Bailaron sin decir una palabra, pero sus cuerpos hablaban por sí solos. Valeria se sintió como si estuviera en la cima del mundo, en un momento que era solo de ellos.

​Cuando la música terminó, Damián la miró a los ojos. "Me alegro de que hayas venido," dijo. "Me gusta tu forma de ser."

​Sin embargo, justo cuando Valeria pensaba que todo iba a tomar un nuevo rumbo, un compañero de trabajo se acercó y Damián se vio envuelto en una conversación de negocios. Él la dejó en medio de la pista de baile sin una palabra. El momento mágico se había roto, y Valeria se quedó sola en el centro de la pista, sintiéndose confundida y expuesta. El malentendido había comenzado a surgir.




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