Entre telas y flores

Prólogo

—Ji-seok, apártate, no me sigas más. —Decía Liam mientras lloraba y salía corriendo. —Necesito estar solo un momento.

—Espera, no corras, fue mi culpa. — No iba prestando mucha atención al suelo debajo de él, pero el ambiente estaba sumamente húmedo y frío porque estaba nevando. — ¡Ay, dolió! — Se había caído. —No te alejes de mi por favor, no quiero volver a estar solo, por favor no te vayas. — Susurró, mientras veía como Liam se alejaba hasta desparecer entre los copos de nieve.

Hace cuatro años. Estaba en el último año de secundaria, se estaba preparando para la graduación para la cual faltaban cuatro meses. Era muy inseguro y no tenía muchos amigos exceptuando a Mason, un “Hoobae”, al cual a veces le hablaba; tampoco sabía con exactitud qué es lo que iba a estudiar. Siempre le habían dicho que era bien parecido y que tenía buena voz, y gracias a eso podía llegar a ser actor, modelo o hasta Idol; este último no le interesaba porque no quería debutar solo por ser guapo. Se que por la presión todos esperarían que él fuera a la universidad. Tenía los recursos, pero ni sabía qué hacer con su vida y tenía un presentimiento que sí iba, algo le pasaría. Por lo menos su hermana mayor apoyo su decisión de no ir cuando terminara la secundaria.

—Ji-seok, vamos a una cafetería después de las clases, es que le necesito pedir un favor ¿está bien? — Dijo Mason.

—Está bien. — De vez en cuando le llegaba a pedir favores, ¿acaso lo veía como una persona confiable? Además, casi nunca usaba honoríficos con él, teniendo en cuenta que era dos años mayor; se lo dejaba pasar por el hecho de que era extranjero, pero no entendía como podía hablar coreano al nivel de un nativo. —Te he dicho que me digas sunb… ay ya que, ya se fue.

Las clases habían pasado velozmente sin percatarse, eso le pasaba por fijar su vista en la nada al ver por la ventana que estaba al lado de su asiento. Fue a la cafetería donde le dijo que se viéramos y lo empezó a esperar.

— ¡Ji-seok Sunbae! Hola. — Mason había llegado a la ventana de la cafetería, llevaba unos minutos esperándolo y tenía frió porque empezaba a llegar el clima del otoño.

—Oh, Mason ya estás aquí ¿Qué vas a querer? ¿Un americano?

—Sí, por favor, lamento llegar un poco tarde.

Se acercó al mostrador y pidió los cafés, dos americanos fríos. Solo faltaban unos pocos días para que el verano se fuera.

— ¿Y cuál sería el favor que me ibas a pedir? — dijo, al sentarse en una de las mesas cerca del cristal. Tenía curiosidad ya que usualmente no le hablaba, solo lo saludaba cuando estaban en el colegio.

—Era que, si me podía ayudar yendo a recoger al aeropuerto a una familia muy cercana a mi papá y a mí. — Decía mientras se rascaba la nuca, ya que no era usual de pedir favores.

— ¿Por qué yo? Porque no le pediste ayuda a tu papá, algún amigo o a otro Sunbae.

—Mi papá está ocupado ese día.

—¿Tus amigos?

—No son confiables y eres el único Sunbae responsable que conozco ¿por favor ayúdame sí? Se lo recompensare luego.

—Está bien, pero me lo debes.

—Enserió gracias, sería el sábado a las 9:30, pero es mejor estar antes.

—Bueno adiós. nos vemos luego.

—Adiós, cuídese. —Dijo, poniéndose la mochila al hombre y agarrando el café para irse de la cafetería.

Ji-seok al salir, vio algo que le llamó la atención; un póster sobre un trabajo a medio tiempo de la cafetería; siempre le habían interesado el arte de los postres, las diferentes texturas que se podían lograr y sus diferentes sabores. Entró de nuevo y se dirigió hacía el señor del mostrador.

—Disculpe, ¿aún está libre el espacio para el trabajo a medio tiempo?

Cuando llego el sábado por la mañana, vio la zona de “Entradas” del aeropuerto muy vacía y con poco movimiento, por lo que decidió que mejor iba a una cafetería cercana a esperar a Mason, ya que no tenía ni idea de como eran las personas conocidas de su Hoobae. Era tranquila y acogedora, el nombre era gracioso “Miss Pumpkin”. Solo se encontraba él y la del mostrador. Se pidió un sándwich ya que no había desayunado. Cuando se fue a sentar en unas de las mesas cerca de la entrada vio a una familia extranjera llegar, hablaban en inglés y por el poco ruido que había se escuchaba claramente su conversación.

—Bentley, pide sándwiches para tus hermanos y nosotros, así practicas lo que aprendiste.

—Pero papá…

—Solo pídelos, nos vamos a ir a sentar, tu mamá va a ir con Elizabeth a un lugar.

—Está bien. — Vio como se alejaban la señora y su hija y el resto se movían hacía una mesa larga que había frente a la ventana de cristal. El muchacho soltó un gran suspiro y pidió unos cinco sándwiches; uno sin tomate. Estrujaba sus manos por detrás de su espalda y mientras esperaba a que le alistaran su pedido se empezó a hacer viento con la mano, en un momento volvió a ver en la dirección del pelinegro, estaba sudando y con la cara roja. Era curioso ver como la barrera del idioma podía poner nervioso a cualquier persona.

—Tus hermanos van a estudiar aquí y tal vez tu después.— Dijo el señor al dirigirse a su hijo. Los que se encontraban en la ventana.

—¿Enserió papá? Aunque yo quería quedarme en Inglaterra con ustedes. — Al hijo menor lo ponía muy nervioso tener que estar en un país sin saber su idioma y lejos de sus padres. Al haber sido educado en casa, siempre habían estado en un lugar sin cambios bruscos en su día a día. Tal vez no se le dificultaría tanto, ya que su lengua materna era el inglés al haber nacido en Inglaterra, pero según su hermana decía que en Corea no lo hablaban mucho y por eso ellos prefirieron aprender el idioma.

—Piénsalo, tal vez te llegué a gustar— Le dijo su padre.

Empezó a sonar el teléfono en el bolsillo de Ji-seok, lo sacó para ver quien lo llamaba. Era Mason.

—Ji-seok Sunbae ¿Dónde está?

—Emm, estoy en la cafetería Mrs. Pumpkin.

—Ok, ya voy para allá.

Sonó el timbre de la puerta al abrirse y una cabellera pelirroja dejó pasar.




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