Entre telas y flores

Capítulo 1

Con agilidad, iba revisando la carpeta de bocetos que sujetaba. Debía asegurarse de que no faltara ningún diseño. A Liam le habían pedido que entregara los bocetos de la próxima colección a Ji-iu —la diseñadora principal— para que los revisara. Por fin estaba haciendo algo más que entregar cafés o mover rollos de tela.

Al llegar al despacho, contuvo la respiración y se percató de las siluetas en el interior a través del vidrio opaco. Soltó un suspiro y dio tres golpes en la puerta.

—Adelante —se escuchó una voz desde el interior.

Giró la manilla, y la luz iluminó el cuarto. Para su asombro, ella no se encontraba sola. El silencio sepulcral posterior a su entrada lo tomó como una señal para explicar el motivo de su visita. Cerró la puerta detrás de él.

—Estos son los bocetos para la próxima colección, y… le traje, como me pidió, los diseños de la sesión de fotos que se llevará a cabo. —Liam se acercó al escritorio para entregárselos.

—Gracias, Liam —dijo, extendiendo la mano para recoger la carpeta sin mucha ceremonia.

El joven desconocido miraba su celular mientras Ji-iu y Liam conversaban. Tenía el cabello castaño oscuro, que le cubría parte del rostro por su postura; solo se alcanzaban a ver su nariz recta y mandíbula marcada.

A medida que la conversación llegaba a su fin, la atención de Liam empezó a desviarse hacia la tercera persona en la sala.

—¿Sabe que hoy no va a venir el modelo? Ayer sufrió un ataque de apendicitis y está en el hospital —dijo Ji-iu.

—Sí… El editor, al verme venir hacia su despacho, me pidió que le preguntara qué pensaba hacer al respecto.

El joven finalmente levantó la mirada para ver a Ji-iu.

—Él será nuestro reemplazo. Ya nos ha ayudado antes, así que las estilistas están familiarizadas con sus facciones. Acompáñalo para que lo maquillen.

El de cabello castaño se puso de pie frente a Liam y lo miró durante un par de segundos. Liam era alto, sí, pero el joven fácilmente podía sacarle una cabeza y media. Llevaba un suéter beige con líneas rojas y celestes en los extremos. El tipo de cuello dejaba al descubierto el inicio de sus clavículas.

—De acuerdo —dijo Liam, tragando saliva. Extendió el brazo para indicarle el camino, y el otro salió. Liam lo siguió, no sin antes dirigirse brevemente a su jefa.

—Deja la puerta abierta. En unos minutos me uno a la sesión de fotos —dijo Ji-iu.

Liam asintió.

A pocos pasos del despacho, el ambiente comenzó a tornarse asfixiante, dado que ninguno de los dos había iniciado conversación. El castaño iba detrás, observando a Liam: analizaba su ropa y sus gestos desde la espalda.

Liam miraba el suelo, probablemente juntando las manos. Su cabello rubio, perfectamente estilizado, caía en pequeñas capas por el corte. Llevaba una daemin jacket celeste, una camisa blanca con una corbata negra decorada con un estampado de gatito, el mismo que adornaba la chaqueta. Sus jeans eran holgados, de un celeste más oscuro, y calzaba unos mocasines Dr. Martens.

—¿Eres nuevo? —le preguntó el joven—. Es que no te había visto antes por aquí.

“Seguramente recordaría haber visto a alguien tan lindo como tú”, pensó.

Liam se detuvo en seco, lo que hizo que el castaño se alertara. De no haber reaccionado a tiempo, habría chocado con él.

—Sí… —Liam se volteó a verlo. Por primera vez, le vio los ojos, y pudo observar cuán guapo era realmente.

Hasta ahora solo había percibido su presencia —la cual era impresionante para una primera impresión— y el silencio que había mantenido. Su voz era dulce, un poco grave… extrañamente familiar.

—Una pasantía —aclaró Liam, y retomó el paso.

—¿De qué? —le preguntó el joven.

Era una duda comprensible. En ese lugar confluían distintas profesiones unidas por el gusto por la moda.

—Diseño de modas. —Liam no esperaba el día en que los diseños que vivían solo en su mente pudieran convertirse en prendas reales, usadas para una revista. Aunque para eso aún faltaba mucho tiempo y práctica.

—Creí que ibas a decir fotografía —esbozó una sonrisa. ¿Cómo alguien con ese físico podía ser solo “el reemplazo”?

—Bueno… aquí es —le señaló la puerta de donde salía luz.

—Sí.

—Adiós —dijo Liam, haciendo una pequeña reverencia. El castaño la imitó, también despidiéndose, y cambió de rumbo hacia la puerta.

Cuando desapareció tras ella, Liam se preguntó por qué tenía que ser tan tímido. Si seguía así, no iba a conocer a muchas personas en su nueva vida.

—Así que conociste a Ji-seok —dijo la asistente del fotógrafo, encargado de la sesión.

—¿Ji-seok?

—Sí, el modelo reemplazo. Mi jefe ya lo ha fotografiado antes. Lástima que no sea modelo a tiempo completo, con esa cara y esa presencia.

—¿Ha sido reemplazo otras veces?

—Sí. Después de todo, es el hermano menor de Ji-iu. ¿No notaste el parecido?

Liam no respondió.

—En fin, ver personas así todos los días debería considerarse un logro.

—Tiene una apariencia destacable, y parece lograrlo sin mucho esfuerzo —agregó Liam.

—¡Exacto! Eso es lo que me llama la atención de él. Tiene un aire despreocupado, pero pulcro.

—¡Liam, ven un momento! —lo llamaron desde el otro extremo del salón.

—Perdón, Lisa. Hablamos después.

—Claro, adiós —le dijo, despidiéndose con la mano.




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