Naruto sintió un escalofrió recorrer su espalda –sucede algo? - interrogo Sasuke abrazándole de la cintura mientras besaba su cuello, había ido a cenar a casa de su prometido, pero debido a la hora decidieron que era mejor que se quedara a dormir en su casa.
-no, nada, solo me dio algo de frio- susurro dándose la vuelta restándole importancia para besar los labios ajenos, tenía un mal presentimiento y eso le preocupaba y le había puesto inquieto.
Sasuke le miro sin entender bien el por qué, sin embargo, decidió ignorar el asunto, si Naruto le decia que estaba bien debía creerle, lo abrazo firmemente acariciando sus cabellos dorados, estaban sobre aquella cama poco cómoda y en esa fría habitación, pero, sin importar las circunstancias estaban juntos, ambos y eso, eso para él era perfecto, solo debía cumplir aquel trabajo y le conseguiría una buena casa a Naruto y al niño, a pesar de que el pequeño no llevara su sangre era hijo de su prometido y eso significaba que también era suyo, además, si tendrían hijos ese lugar seria pequeño y poco seguro para su familia.
finalmente, el fatídico día llego, Naruto junto a su hijo se encontraban en aquel puerto viendo como aquella tropa terminaba de subir los suministros para lograr ponerse en marcha lo antes posible.
-enserio deben partir ahora? - cuestiono Naruto mirando a Sasuke, el viento movía su cabello al compás de las olas del mar, Sasuke sujeto con firmeza su cintura y delineo con delicadeza sus labios mientras veía aquellos dulces ojos.
-entre más nos tardemos, más difícil se hará la partida y más tardaremos en volver- comento besando su frente intentando sonar razonable.
-Entonces llévame contigo Sasuke, yo y Shinki podemos trabajar y ayudarte, somos buenos-
exclamo viéndole firmemente, tenía miedo de perderlo, ya había perdido al primer hombre que amo cuando joven, no quería tener que pasar lo mismo una segunda vez.
-Ya hablamos de eso, es un viaje peligroso para llevar donceles Naruto- suspiro rendido viéndole –no seas terco, debes esperarme aquí- exclamo de manera firme viéndole, no era bueno y mucho menos paciente con los "caprichos" de los omegas.
-dices eso, pero, sin embargo, hay un doncel abordo Sasuke, no puedo quedarme tranquilo sabiendo eso, si tu hermano puede llevar su pareja, embarazado, por que no puedes llevarme a mí?, ¿qué te lo impide? - exclamo con él entre cejo ligeramente fruncido.
-El hecho de que Itachi sea un idiota y no confié en su pareja no me incumbe, yo confió plenamente en ti y no planeo ponerte en riesgo- soltándole miro al niño –cuidaras de tu madre, ¿entendido? –
El infante asintió quedito viendo aquel hombre, en días anteriores había tenido una charla seria con su madre, donde entendió dos cosas, uno, su progenitor había sido un cobarde egoísta que había huido dejándoles a su suerte y dos, ese hombre de carácter imponente seria su padre por lo cual debía respetarle.
-Deidara vamos amor- suspiro el azabache, el menor era un doncel caprichoso y necio –si te digo que ya no puedes bajar es por qué no, ya vamos a partir- comento mirando a Sasuke con cara de "termina de despídete de una buena vez y sube ya".
-te digo que queremos de aquel pastel que vimos Itachi- exclamo entre lágrimas –además, no quiero ir, me mareo mucho amor- dijo viéndole –confía en mí, me portare bien, me quedare aquí- exclamo mirando a su alrededor, su mirada se clavó fija en aquel rubio el cual era sostenido por su "cuñado"
–con él!!- exclamo –con él novio de Sasuke, les esperaremos los dos, además, no tardaran en venir y si el parto se adelanta no podrán atenderme- comento intentando sonar razonable.
-tienes razón- exclamo el pelinegro mayor muy a su pesar mientras veía a Naruto no muy seguro, cargo a Deidara ayudándole a bajar –nos oíste verdad? - el oji azul menor asintió viéndole algo inquieto –podrías cuidarlo? - interrogo acariciando el vientre de Deidara.
Naruto le miro sorprendido, se veía diferente a aquel hombre que había conocido el primer día que embarcaron ahí –n-no se- exclamo mirando a Sasuke
-Estaría bien que se quede, podríamos dejar un par de hombres más a su cuidado, sirve que no nos retrasa –dijo refiriéndose a Deidara.
-Si Sasuke dice que está bien no hay problema, mi casa no es grande, pero hay una habitación disponible- comento Sonriendo de manera suave.
-Decidido- dijo Deidara emocionado viendo a un Itachi no muy convencido, después de lo sucedido en su pasado no se encontraba muy de acuerdo, pero intentaría darle una segunda oportunidad.
-Kiba te quedaras tú, de ti depende el bienestar de los dos- exclamo Sasuke viendo a su subordinado de manera firme.
-si señor- dijo resignado, odiaba parecer la niñera, pero no le quedaba de otra, debido a que no le atraían los donceles y estaba casado y con hijos considerando además su alta lealtad era el candidato indicado para ello.
Finalmente, la despedida culmino y con ello aquel barco partió lleno de fuertes conexiones con aquella tierra que dejaban de manera temporal, así como aquel barco se perdía en el horizonte otro aparecía.
-Señor Deidara- llamo Naruto sujetando la maleta del ajeno mientras le veía –es por aquí- sonrió suave viéndole para guiarle a su casa, cosa que hizo sin dudar, no debía arruinar nada y mucho menos delante de aquel perro que habían dejado a que les vigilara.
Deidara se instaló en aquella habitación, no era un lugar que le gustara pero era lo mejor que aquel chico llamado Naruto podía ofrecerle, acaricio su vientre y sonrió, llevaba puesta aquella playera perteneciente al padre del ser que crecía en su vientre, este mismo le había dejado un saco lleno de dinero por si quería algo entre varias joyas que le había dejado elegir de sus botines que obtuvieron, se arregló y una vez termino de acomodar sus cosas decidió bajar, viviría con aquel niño hasta que Itachi volviera por lo cual, tratar de conocerlo no sería mala idea.
-Vamos Gaara, estas seguro de querer hacer esto?- interrogo un hombre de ojos aperlados –sabes que si Sakura se entera te hará vida imposible, no perdonara una traición y menos ahora que se encuentra en espera-
-basta Nenji, eres molesto cuando me recuerdas mi error- gruño bajando de aquel barco, al fin había llegado, fue un viaje largo pero exitoso, salió de su actual país con la excusa de trabajo, su esposa Sakura, una mujer de carácter fuerte e hija de un noble se hallaba en espera de su primogénito, aun no se perdonaba aquella noche donde la tomo, había estado bebiendo y debido a eso, se acostó con esa mujer.
-no todo es tan malo, ahora tienes dinero, empresas una familia, titulo, en serio es necesario venir por alguien que quizás ya no te recuerde, o tal vez, no esté aquí?, y aunque estuviera aquí, nada ni nadie te asegura que el siga disponible- ante aquellas palabras Gaara le miro de manera fulminante.
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Editado: 29.11.2021