Entre tierras y mares

Conocí la otra cara del amor

Aquello fue una completa sorpresa para el rubio menor el cual, incrédulo miro a Deidara en busca de que este se encontrara igual de desconcertado que el pero no, en lo absoluto, este comía sus alimentos con total calma, como si aquellas palabras no fueran la gran cosa.

-no me veas así Naruto, Itachi ya hablo conmigo al respecto y yo no tengo por qué oponerme, este lugar ni siquiera es mi tierra natal- concluyo Deidara, no tenía necesidad de ver a Naruto, podía sentir aquella mirada llena de preguntas que necesitaban presurosas respuestas, respuestas que a el no le concernía darle.

-Sasuke, ¿es enserio?- cuestiono Naruto serio con un toque de desconfianza incertidumbre -ni siquiera me habías comentado- susurro

-¿tenía que hacerlo?, pensé que me seguirías aun si fuera al fin del mundo, ¿o acaso todo lo que dijiste fueron simples chorradas del momento?- interrogo con calma, a pesar de que su rostro se mantenía sereno se podía sentir aquel tono molesto en sus palabras.

-no- atino a decir Naruto un poco dudoso mientras dejaba la cuchara aun lado, tal vez para Sasuke, dejar ese lugar no era la gran cosa, pero para Naruto era dejar su hogar, sus raíces, años de trabajo, amigos, su historia, era dejarlo todo por algo incierto. –¿Y cuándo nos iríamos?- interrogo curioso mientras cogía el vaso con agua para dar un trago, necesitaba refrescar su mente.

-en tres o cuatro días por lo mucho, entre más pronto mejor, odio tener que estar vigilando a las personas y sí, me refiero al perro ese-

-fácil Sasuke- llamo la atención el Uchiha mayor haciendo uso de su palabra mientras Deidara detenía aquel trozo de carne que iba a su boca -manda a los muchachos a que le hagan una visita y veras que hasta las ganas de darle los buenos días a Naruto se le van- soltó como si del clima hablaran.

Deidara sintió aquel escalofrío recorrer su cuerpo y dejo caer su bocado mirando a Naruto, sabía que con "visita" se referían a muchas cosas y ninguna era algo bueno por lo cual era una mala idea.

-N-no Sasuke- se apresuró a decir Naruto, grande error, pudo apreciar como el varón fruncia el entrecejo molesto mientras que el resto de sus facciones se endurecían.

-¿porque mierda no?- cuestiono serio –¿Te importa lo que pase con el acaso?- agrego serio apretando su agarre a Naruto el cual, soltó un quejido de dolor por lo bajo -¿te sigue gustando el bastardo ese?, tal vez si le corto la cara te deje de parecer apuesto, ¿no crees?-

-n-no Sasuke, no me refería a eso cariño, tra-tranquilo- pidió manteniendo la calma, no quería asustar a su hijo el cual había dejado de comer y miraba a todos de forma curiosa sin comprender que sucedía, sabia por experiencia propia que el varón era demasiado celoso y si escogía las palabras equivocadas un grave problema y terribles consecuencias podrían resultar. -no vale la pena, solo tu logras captar mi atención, si quiero irme contigo- mintió, solo en parte puesto que realmente anhelaba estar con él, sin embargo, nunca se esperó que fuera todo tan aprisa, tendría que despedirse de las personas que cuidaron de él, que le tendieron una mano cuando se encontraba solo, tenía tanto que agradecerles que el tiempo le parecía corto. -cuando tú lo decidas- susurro acariciando su mejilla.

Sasuke aflojo un poco el agarre y solo así el incomodo momento pareció desaparecer, Deidara quiso por un momento reprender a Itachi, pero nada bueno saldría de eso, bien lo sabía, Itachi odiaba a los pelirrojos y defender a uno solo traía desgracias.

-Sucede algo Deidara?- interrogo serio Itachi para verle, al parecer había logrado captar la incomodidad e intranquilidad del de coleta, pero este atino a negar a prisa

-solo pensaba- susurro forzando una sonrisa

-en qué?, espera, debería pregunta, ¿en quién?- interrogo serio

-n-no seas tonto- susurro abrazándole, acercando su abultado vientre al ajeno el cual por reflejo llevo su diestra a él acariciándolo -en que, si debía visitar a algún médico o alguien especializado para que me recete algo para las noches de insomnio o para los vómitos, aún tengo y en el barco me darán más- comento

-a tienes razón- sonrió Itachi asintiendo, al parecer Deidara había logrado distraer al ajeno del problema -iremos mañana a buscar a uno- prometió mientras le abrazaba de la cintura para sentarlo en sus piernas y besar su vientre -es enorme-

-me estás diciendo gordo?- interrogo serio el ojiazul

-no amor- sonrió -creo que son cuatro-

-estas bromeando cierto?- interrogo Deidara aterrorizado, cuatro era demasiado, si hacerse a la idea de que estaba embarazado aun le aterraba, y no era porque no quisiera hijos, simplemente el hecho de los cambios que traían después del parto era lo que realmente le aterraba, muchos donceles después de parir un hijo cambiaban por completo, desde humor hasta físico ahora el cambio por parir a dos realmente le aterraba y el hecho de que Itachi le dijera que eran cuatro por supuesto podría causarle un infarto ahí mismo.

-Mira Ita, en verdad, en verdad no quiero que sean cuatro, uno, con uno está bien, tengo miedo de no ser buena madre, fallar, y que me odies-

-tranquilo, mi madre te enseñara como debes hacerlo- sonrío seguro

Y ahí estaba, la segunda cosa que Deidara temía, conocer a su "suegra", y esto no era debido a que se tratara de la madre de Itachi, el problema en si era que en su pueblo de origen, las suegras no eran nada buenas con los yernos o nueros, eran terribles, buscaban de todas las formas posibles hacer que sus hijos los dejaran y si esto pasaba, realmente no sabia de que seria capaz Itachi, tampoco quería averiguarlo, llevar la fiesta en paz con su "esposo" era lo mejor, por que si, a pesar de no tener un anillo de compromiso como Naruto y ningún papel, Itachi decía que eran esposo y si él decía esto, era por que eso significaba y nadie se opondría a decirle lo contrario.




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