Entre tu Corazón y el Mío Libro 2

Capítulo 19. Arrepentimiento

26 de agosto de 2002

Solo faltan dos ángeles para que sea mi turno. Sigo sin creerme que en un par de minutos me darán mi reconocimiento como ángel guardián. Desde que empezo la ceremonia me he aguantado las ganas de llorar, siento que si parpadeo o abro la boca las lágrimas saldrán sin ningún control.

Detrás de mí esta Cristopher, a él le darán su reconocimiento como ángel superior y sus alas se harán más grandes y cambiaran de color. A mí solo me darán el reconocimiento, no pueden hacer que mis alas sean más fuertes porque ni siquiera tengo alas.

Martín y la abuela están sentados en la primera fila, la abuela no deja de tomar fotografías con su cámara mágica. Me hace muy feliz tenerlos a mi lado, la sonrisa que tienen en sus rostros es el mejor regalo que puedo recibir.

─Ángel Alonso Miller, como ángel guardián ─detrás de mí Cristopher suelta un sollozo─. Ángel Cristopher Edevane, como ángel superior.

Nil me pasa por el cuello una medalla de oro con mi nombre grabado, me hace entrega de un pergamino enrollado y de mi mochila mágica con todos los objetos adentro. Se acerca a Cristopher y le entrega su pergamino, una hermosa ángel toca las puntas de sus alas, estas poco a poco van creciendo y tiñéndose de amarillo.

─Felicidades, chicos.

Ambos nos vemos a los ojos, nos abrazamos y sacamos nuestro llanto de felicidad. Fue un mes difícil, a diario estudiamos, investigamos y repasamos cada párrafo del libro de las diez mil páginas. Estamos conscientes del difícil trabajo que se vendrá en unos días, pero juntos trabajaremos para que todo salga bien.

Es la primera vez que veo a Cristopher tan feliz.

─Oficialmente ya eres un guardián, no tengo palabras para describir la emoción que siento. Sé qué harás un buen trabajo y nunca olvides que estaré a tu lado en las buenas y en las malas. Estoy muy orgulloso de ti, siempre lo he estado ─palmea mi hombro─. Quiero darte las gracias, porque lo que soy ahora es gracias a ti. Te debo la vida.

─No tienes que agradecerme nada. Yo te agradezco porque me diste una razón para que mi alma siga viva. Te debo más de lo que imaginas.

Al terminar la ceremonia nos reunimos con la abuela y Martín, quien no ha parado de llorar desde que dijeron mi nombre y me entregaron la medalla. Está llorando peor que cuando nos graduamos del bachillerato.

─Estoy muy orgulloso de ti, hermano ─me abraza con fuerza─. Para mi eres el mejor ángel guardián de toda la Terminal y quien diga lo contrario se las verá conmigo.

─Gracias hermano, no tienes idea de cuánto me alegra tenerte a mi lado. Somos un equipo.

Martín se separa de mí dándole oportunidad a la abuela para que me abrace. Es como mi graduación del bachillerato, la única diferencia es que la toga y el birrete son color blanco y dorado. Daría lo que fuera porque mis padres y el abuelo estuvieran aquí.

─Mi niño, estoy muy orgullosa de ti. Concuerdo con Martín, eres el mejor ángel guardián de toda la Terminal ─lleva sus manos a mis mejillas─. Esa pequeña será muy afortunada por tenerte.

─Abuela…

─Prométeme una cosa… que cuidaras a esa pequeña con toda tu alma. Ser ángel guardián es una bendición, no quiero que hagas locuras y te vayas por el mal camino. Ella te va a cambiar la vida, te va a hacer aprender muchas cosas. No le vayas a fallar.

─Abuela, te prometo que cuidare a esa pequeña con toda mi alma, me entregare a ella por completo ─tomo sus manos y las llevo a mi pecho─. Te prometo con el corazón que nunca le voy a fallar. Ella es lo más importante que voy a recibir en mi vida.  

Cuando me entrego por completo a algo siempre trato de hacerlo bien y nunca fallar. Cuando nazca Ana mi misión iniciara, me entregare por completo a ella y hare todo lo posible por hacer las cosas bien. Le puse muchas ganas al entrenamiento y día con día seguiré estudiando para ser un buen ángel guardián.

Trato de no tener miedo, pero el miedo es parte de mí. Solo tengo que aprender a controlarlo para que no me lleve a tomar malas decisiones.

Solo diez días.

Desenrollo el pergamino para leer su contenido. En realidad son dos pergaminos, el primero es mi reconocimiento y el segundo es el reglamento de los ángeles guardianes que el día de ayer firme.

Se le otorga el presente

RECONOCIMIENTO

Al ángel: Alonso Miller Morgan

Por el cumplimiento de su entrenamiento como Ángel Guardián.

Todos los supremos le felicitamos por su buen desempeño y le damos la bienvenida a esta gran familia de Ángeles Guardianes. Esperamos ver un buen trabajo y le mandamos toda la suerte del mundo.

“Los guardianes son valientes, nunca se rinden y se entregan por completo a sus ángeles”.

─Vaya, tienes que enmarcarlo y colgarlo en una pared de tu habitación ─sugiere Martín, me quita el reconocimiento y lo lee con asombro─. ¿Ahora cómo debo llamarte? ¿Ángel Miller? O ¿Guardián Miller?

─Como eres mi mejor amigo te doy oportunidad de que te dirijas hacia mí como Ángel Alonso Miller, guardián de Ana Evans.




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