Entre tu Corazón y el Mío Libro 2

Capítulo 36. Camina hacia el futuro

24 de octubre de 2020

─Ya, ya. Todo va a está bien… no pasa nasa, tranquilo.

No tengo idea de cuánto tiempo he estado en los brazos de Christopher mientras él intenta consolarme. Soy como un bebé, lloro, me tranquilizo y vuelve a llorar. La americana de Cristopher esta manchada de mis lágrimas y mis mocos.

─Ya no quiero ser guardián, no quiero ser ángel ─digo con la voz entrecortada y con inmenso nudo en la garganta─. Solo quiero estar con mis padres, cocinar con la abuela, levantarme a las ocho de la mañana para ir a los entrenamientos, jugar al Mario Party con Martín… Tan solo quiero mi vida de vuelta.

Me aferro más a Cristopher. Él me abraza como un padre a su hijo pequeño, con él me siento protegido.

─Podrás tener tu vida de vuelta, solo aguanta un poco más… ya falta poco.

─Ya no puedo, te juro que ya no. No quiero regresar, por favor, no me dejes regresar.

─Alonso, si pudiera cambiar tu lugar, créeme que lo haría ─sin soltarme me ayuda a ponerme de pie. Me guía hasta el sofá donde me recuesta con mucho cuidado─. Me rompe el corazón verte así y no sabes cuándo lo lamento. Iré con el comité a ver qué puedo hacer, algo se me ocurrirá y te prometo por mi alma que todo va a mejorar. Volveré lo más rápido que pueda, te conseguiré un calmante.

Desaparece de la habitación dejándome solo con mis mil demonios.

Cierro los ojos y hago lo posible por olvidarme de lo que acaba de pasar. En lo que no dejo de pensar es como sería mi vida si no hubiese aceptado esa apuesta. Martín y yo estaríamos vivos, posiblemente ya casados y con hijos. Ambos jugaríamos en Real Estrellas y ya estaríamos jubilándonos. Tal vez hubiese podido abrir mi restaurante.

Por culpa de una mala decisión es que estoy aquí, atrapado y con la cara roja de tanto llorar.

¿Qué es lo que quiere el Supremo de mí? ¡¿Qué es lo quiere?! Si tanto le gusta verme sufrir y romper las reglas, ¿por qué de una maldita vez no me manda a la Terminal C?

Ya me canse de lo mismo de siempre y de que Cristopher siempre arregle mis errores. Si puedo cambiar, el problema es que quiero cambiar por alguien más cuando debería de hacerlo por mí. No puedo seguir de esta manera.

Tengo que arreglar este problema yo mismo. Me desvié mucho de mi propósito como guardián, pero aun no es tarde para regresar al camino. Solo me falta un deseo, puedo lograrlo, solo es un obstáculo más que me falta pasar. Ya no buscare más culpables, ya no pensare en los hubiera, dejare el pasado e iré hacia el futuro.

La pequeña Luz y Ana aman una película de Disney llamada La Familia del Futuro, sin exagerar la han visto más de cuarenta veces. Siempre lloran al final cuando sale la canción.

Deja ya, de cargar con ese peso… Ya verás se acaba el mal momento […] Deja ya, los problemas que deprimen. Brilla más y has que todo se ilumine […] La vida es un instante… Que nos hace cambiar. Y el tiempo se va en los instantes…

Tantas veces viendo esa película y hasta hora entiendo el significado. “Camina hacia el futuro” los personajes dicen esa frase cada cinco segundos y antes se me hacía fastidioso.

Ya entiendo porque les encanta tanto esa película.

Me levanto del sofá y limpio mis lágrimas. Ya pase por mucho como para rendirme cuando solo me quedan por dar unos pasos. Yo quise ser guardián y ahora me aguanto. Al final de la tormenta viene el arcoíris. Cuando llegue aquí pase meses deprimido y un día las cosas mejoraron, volverá a pasar.

Voy a regresar. Me disculpare con Ana y con Juan Pablo y los dejare en paz. También tengo que disculparme con Bryan, es lo correcto.

Ya llore, ya me desahogue y ahora toca continuar. Así es la vida, ¿no? Lloras, te enojas, haces berrinches y te caes, pero lo importarte es que te secas las lágrimas, te levantas y le pones una curita a la herida.  

Si el Supremo quiere verme tirado en el piso lamentándome y dejando que las lágrimas me ahoguen, no le voy a dar ese gusto. Soy un guardián, soy valiente y soy fuerte.

Del escritorio tomo un pergamino y remojo la pluma en el tintero.

Bryan,

Sé que pensaras que mis palabras son falsas e hipócritas. Si no quieres leer esto no tienes por qué hacerlo.

Te escribo para pedirte una disculpa por todo el daño que le he causado a tu ángel y a ti. Entiendo tu enojo y tu odio hacia mí, me lo merezco. Si quieres desquitarte con alguien te pido por favor que no lo hagas con Martín, él no tiene la culpa de mis errores. Yo soy el culpable de todo, enójate conmigo, golpéame o manda a un caído para que lo haga e incluso si quieres demandarme… hazlo, estas en todo tu derecho.

Tratare de arreglar las cosas y esta vez lo digo enserio. Me disculpare con Juan Pablo y te prometo que me alejare de ellos para que continúen con su camino. Solo queda un deseo por cumplir, por lo que en unos días desaparece para siempre de sus vidas. Al terminar voy a renunciar como guardián.

Solo quiero pedirte un favor y por mucho que me odies sé que lo harás. Me conozco, solo hago promesas y digo que cambiare, si no lo logro y vuelvo a caer… ve con el comité y haz que me expulsen, da los motivos que tú consideres. Y si es mucho pedir, por favor asegúrate que Ana sea feliz. Sé que Juan Pablo la ama y le puede dar todo lo que ella sueña, él es todo lo que ella necesita… Él es su futuro. 




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