Entre Tu Mirada y La Mía

Capítulo 2

El hombre quedo pensativo, aunque ya conocía el nombre de la chica ahora le faltaba conocer su edad. Conocer más de ella, estaba ansioso por volverla a ver, volverla a mirar a los ojos, volver a rozar sus manos, Fernando quedo sentado en la banca viendo como la chica se alejaba. 
Kiny corría con todas sus fuerzas para ver a sus amigos antes de que la buscaran por la ciudad, todos preocupados.  Pero también pensaba en el hombre, le gustaba que se preocupara por ella, de esa manera le daba un toque de cariño una pizca de preocupación que le quedaba bien a ese macho alfa. Pero de ahora para adelante, tal vez nunca lo volvería a ver, o a cruzarse con él en la basta ciudad, solo lo llevaría como un recuerdo hermoso del cual no sabía el nombre. 
Fernando regreso a la tienda, la misión estaba cumplida tenía el nombre de la chica y le había devuelto el dinero, y de ahora para adelante iba a pasar un poco más por aquella sucursal. Se sentó en la oficinilla, pensando en cómo la chica al sonreír se le formaba dos hoyuelos en la cara. No pudo evitar pensar en ella, ni por un momento de toda la tarde. 
—Diablos Kiny donde estabas, sabes que te tenemos esperando unas horas aquí verdad—Karina estaba encolerizada— pensaba que te había pasado algo. 
—Perdón, es que. 
—Nada, es que nada, y nos debes la explicación del porque estábamos huyendo de aquel hombre.
—Te lo voy a explicar cálmate. —Karina se cruzó de brazos. 
—Estábamos preocupados chica, entiéndela. —Raúl se metió en la conversa tratando de calmar las aguas. 
—Es que si te lo digo no me vas a creer. 
—¿Estás buscando una excusa o qué?
—Karina no pasa nada, créeme ahora vamos a la casa, debemos prepararnos para la fiesta de Luis. 
Karina dudo en hacerle caso, ella se traía algo raro con ese hombre, cosa que debía averiguarlo, con estrategia lo conseguiría ahora su mirada era como la del zorro, iba a jugar sus cartas con astucia. Mientras ellos se divertían en lo que fuera que tuvieran. Los chicos pusieron rumbo a la casa de Kiny para prepararse la fiesta iba a comenzar, Luis era un amigo de la universidad, hoy se graduaba el, y otros de sus compañeros, Kiny o conocía desde pequeño, y él la había invitado a su fiesta, Kiny planeo ir con sus amigos y todos quedaron en que asistirían. 
Fernando después de atender los últimos papeleos de la sucursal del centro. Estaba aún pensativo por la chica, Kiny que traía esa mujer, la estaba pensando mucho, cosa que no era común en él. Fernando se despidió de sus empleados y se subió a su auto. Justamente cuando estaba por arrancar, recibió un mensaje de Alejandra. Una amiga que era modelo, su mejor amiga desde hacía rato.
<<Hola Fer, oye hazme un favor, acompáñame a una fiesta>> 
Fernando dudo varias veces, se pasó las manos por la cabeza tratando de des estrazarse después de todo el trabajo. Miro su reloj y pensó que sería buena idea divertirse un rato. Y además que necesitaba un asistente. Sin más palabras le contesto a su mejor amiga. 
<<Ok, dame un par de horas para arreglarme yo te paso a buscar>>
Fernando prendió el motor del carro y se fue directo a la casa, se preparó para acompañar a su amiga para esa fiesta. Llego al apartamento y baño, busco entre la ropa un par de trajes, pero la fiesta iba a ser más casual, así que descarto la elegancia. Después busco mejor un su armario, saco unos vaqueros negros, le quedaba al cuerpo ni apretados ni sueltos, después pensó en usar una franela de marca polo  con la que jugaba futbol siempre. Pero escogió una camisa de color morado, algo elegante pero casual. Se peinó el pelo hacia atrás, para dar una apariencia más joven, aunque tenía sus años encima se conservaba bien. Dejo el cuello de la camisa desabrochada, para que no le diera calor, en fin era una fiesta nada que ver con algo elegante. Uso su cadena de plata con el dije de un cristo del calvario, una cadena que le dejo su padre como recuerdo. Una fragancia de olor a canela y su reloj el mejor amigo de un hombre. Ya cuando estaba completamente preparado llamo a su amiga para ver si estaba lista. Después de tres tonos largos la modelo contesto. 
—Hola fer, 
—Hola Ale. ¿Ya estas lista?
—Me falta solo un par de cositas, unas tonterías si quieres ven a buscarme. 
—¿Dónde estás? —Fernando puso la voz ronca más dominante que tenía. 
—En el apartamento con unas amigas. 
—No me dijiste que ibas a llevar más amigas. —Frunció el ceño.
—Tranquilo solo son dos, cabrán en tu coche. 
—¡ja! Siempre tan calmada, bueno voy a buscarte. 
Fernando salió de la casa, cerró la puerta y se montó en su carro directo a buscar a la chica, mientras el sol se ocultaba y dejaba ver una luna y estrellas en los pocos lugares que se podían ver desde la ciudad. 
Kiny se bañó con toda la paciencia del mundo, después seco su pelo usando una secadora, también aprovecho y se plancho el pelo, dejándolo en su aspecto más lacio, como si fuera seda fina de la más fina. Entonces también eligió su ropa, llevaba un paño que cubría sus caderas y pechos, mientras el resto del cuerpo estaba completamente descubierto. Un excitante ambiente que calentaría la zona a diez mil grados de temperatura. Ella pesaba de aquí por allá en la habitación.  Buscaba sus zapatillas, sus medias, ropa interior sexy para la ocasión y su pequeña medallita de la virgen de Coromoto que le había dado su madre. Ahora se vestía con un vestido rojo, el más bello de la noche. La chica subió los tirantes de su vestido, lentamente deslizándolos por sus mullidos brazos, dejando el hueco de su espalda alta en descubierto. Se amarro los pequeños hilos en un nudo que terminaba en la nuca. Dejando ver un hermoso tatuaje en forma de una rosa. Sus piernas estaban al descubierto, eran largas y claras, despampanantes. Rápidamente amarro sus tacones hasta las pantorrillas, también de color rojo. 
Después ella cogió la cadenita y se la puso, acto seguido se fue a la mesa de noche donde estaba su juego de maquillaje, se peinó rápidamente, su pelo estaba brilloso sin necesidad de usar laca o gel, estaba perfecto así que solo se hizo una coleta en forma de caracol dejando ver su tatuaje y nuca. Después saco algunos implementos de la gaveta. Polvo y se lo puso por toda la cara, brillo para los ojos, un poco de sombras y cejas delineadas con su accesorio para ese trabajo en específico, las pestañas con su cepillo las delineo perfectamente asiendo que su color negro deslumbrara más. 
Acomodo su escote un par de veces,—No llevaba nada debajo— se puso un prendedor dorado con algunos cristales incrustados. Lo puso justo encima de donde terminaba la coleta-barra-peinado en forma de caracol. Su cara estaba pálida y su cuerpo mullido, su pelo de color castaño-barra-negro que perfectamente se podía confundir con el cielo nocturno de la ciudad. Por ultimo en sus labios puso un labial del color más rojo que había. La chica desalineada de hace rato se convirtió en la chica más bella del vecindario. 
Justamente cuando termino de vestirse el pobre de Raúl cayó al piso, estaba espiando a la chica por una pequeña rendija de la puerta que había dejado abierta, creyendo que lo había visto todo. Raúl venía a decirle a Kiny que si ya estaba preparada para la fiesta, por órdenes de Karina se había acercado al cuarto de la chica, pero al verla en toallas, pensó que podía espiarla un poco, mas no pudo contenerse la chica era otra con ropa ajustada y maquillaje, más cuando vio su cuerpo desnudo, plasmo cada curva de su cuerpo en su mente, pasando por el hecho, de que nunca había visto a una chica desnuda, y para ser la primera vez, vio a lo más cercano a una diosa griega en la tierra. 
Karina al final fue a ver como estaban ese par de críos, se estaban tardando mucho y la fiesta ya estaba por comenzar, además ellos eran los que se habían ofrecido para llevar el ponche y las bebidas, si llegaban muy tarde los invitados se iban a enfadar. Vio que Raúl salía corriendo en dirección a donde ella estaba. Karina pensó que algo le pasaba. 
—¿Qué pasa?—Pregunto ella alarmada.
—Nada —Respondió pedro sin verla a los ojos, y pasó por un lado suyo. 
—¿Pero a dónde  vas? ¿y Kiny? 
—Voy al baño. —Sin más palabras paso a paso apresurado por un lado de la chica y se fue directo al baño. 
Karina al ver la actitud extraña de Raúl, se acercó más rápido al cuarto. Llamo antes de entrar a la puerta. y Kiny respondió que pasara. 
—¿Ya estas lista? —Karina abrió la puerta por completo. 
—Sí. —Dijo Kiny y Karina se sorprendió al verla vestida así. 
—Óyeme que bien te ves. 
—¿Es un alago? —pregunto Kiny 
—si además no se para que te pusiste tan elegante si la fiesta es formal. 
—Igual ya estoy vestida así, no me voy a cambiar otra vez. 
Kiny miro bien la ropa de la Karina, en comparación a ella, solo cargaba unos vaqueros que estaban ajustados en las piernas, una camiseta campesina que  estaban de moda, buen maquillaje y una que otra prenda complementaria, además estaba en botas deportivas. Ahí mismo pensó que ella había exagerado con el vestido, pero le quedaba muy bien, no iba a tirar su esfuerzo a la deriva después de todo lo que le costó ponérselo y el empeño que había puesto para maquillarse, así todos fueran en vaqueros a la fiesta ella seguiría con su vestido, rojo creando sensaciones. Era tal las ganas de entrar con ese vestido a un lugar, que se iba a dar el lujo de llamar a un taxi solo para no sudar la vestimenta que portaba. 
Fernando busco a las chicas, primero se fueron a un restaurant y comieron, Alejandra estaba despampánate, llevaba unos vaqueros negros con una camisa que estaba amarrada en sus  espalda justo encima de sus abdominales. Tenía una figura bella, tan bella que cualquier hombre no resistiría, pero para el empresario era una chica más, y la edad los separaba ella tenía veinte dos años y él treinta y ocho, la muralla de la edad era una cosa espeluznante. Además nunca había puesto los ojos lujuriosos en la modelo, solo la veía como una buena amiga que conservaba desde siempre. Mientras que las otras chicas también estaban vestidas con vaqueros, de cada color que había. En total eran cuatro chicas y el. La primera chica era Susana de escote y vaqueros rojos. De cabello gris platinado con negro. se veía increíble cosa que Fernando no negó. La segunda chica era Luciana De cabello rubio y vaqueros azules oscuros, cuerpo despampanante y curvas bien definidas, llevaba una camisa de color rosa. Y la última era la mayor de todas Lorena aquella mujer que tenía unos treinta años pero de cuerpo y caderas anchas y definidas. La ultima si había despertado un interés en el empresario, más cuando ella se sentó en el asiento del copiloto y dejo ver sus piernas tan tonificadas. 
Fernando a veces miraba de reojo a la bella mujer, pero no lo dejaba notar tanto, mientras que le sacaba información a través de Alejandra. Haciendo preguntas algo atrevidas. Pero ninguna se puso incomoda. Más la cena se calentó pero era hora de volver al auto donde se colarían en la fiesta de un amigo de Alejandra. A Fernando nunca se le aclaro a donde iba pero estaba contento nadie en la ciudad salía con cuatro bellas chicas e iba a fiestas, se sentía bendecido por los cielos. Aunque no pudo evitar pensar en Kiny se hacía preguntas ilógicas. Como cuantos años tendría, que estaría haciendo esa noche, como estaría, en que estaría pensando, cada vez que miraba a una chica, él se recordaba de la bella joven que conoció en una de sus tiendas. 
Fernando se paró de la mesa y se fue al coche, Alejandra y le siguió con las chicas detrás de ella, ya eran como las once de la noche, así que se montaron en el auto y Fernando puso rumbo a la fiesta. 
—¿En qué dirección está el lugar? —Fernando miro a Alejandra que estaba sentada en la parte trasera del asiento por el espejillo del coche. 
—En la calle 14 de Street Up. 
Fernando con una sonrisa hizo rugir su carro, apretando el acelerador hasta el tope y acelerando de sesenta a ciento ochenta kilómetros, las chicas al ver esa actitud de lobo de Wall Street se agarraron de las manecillas de la puerta. Para que no se fueran a lastimar, y rezaban a Dios una plegaria para que el hombre no chocara con algo. Los otros carros quedaban atrás de ellos como si fueran arboles inmóviles, mientras que Fernando no bajaba la velocidad, rebasaba los automóviles de la autopista con tanta facilidad que parecía piloto de fórmula 1. Fernando con una sonrisa malévola miro de reojo a la chica de al lado, y ella le hizo una clara señal picándole el ojo. El empresario comprobó lo que quería, después hizo una curva cerrada tan cerrada que el auto se fue de golpe contra la pared, pero el hombre metió el freno de mano y controlo la estabilidad de su auto sin dejarlo chocar. 
Lorena sonrió al hombre con malicia y disimulo, Fernando estaba intentando lucirse lo consiguió. 
—¿Que fue eso fer?, no hagas locuras las chicas estábamos asustadas. —Protesto Alejandra con un tono de autorizada. 
—Nada, quiero llegar rápido a la fiesta. 
—¿Porque?
—Nada quiero fiestear un poco nada más. Tranquila chica no pasa nada solo íbamos a 180. —Fernando se encogió de hombros. 
—Y te parece poco. Parecía cuando una nave despega, veíamos solo las luces de los carros. 
—¡Ja! Exagerada, Lorena no dice nada, parece divertirse ¿verdad?
—Mucho fer, —Respondió la mujer— me pareció súper. —Lorena hizo un gesto discreto con sus labios, mordiéndolos, incitándolo, excitándolo, después se encogió de hombros y acomodo en el asiento.  Fernando quería llegar rápido a esa fiesta, sentía que era necesario salir de aquella cabina en la que se había elevado la temperatura a mil grados. 
Fernando había llegado a la calle 14, ahora estaban en el distrito de Street Up, con casas de bonita fachada y gente alegre. 
—¿Dónde es la casa?
—¿Para qué? para acelerar a DOSCIENTOS. —Fernando se rio un poco. 
—No solo dime para estacionar el carro. 
—Por allá. —Alejandra señalo con el dedo a una casa con un gran pino al lado. 
—Genial hemos llegado. —Fernando miro a Lorena. 
El empresario estaciono el auto entre un bugati y un Ferrari no sabía que la fiesta estaba conformada con gente de dinero, pensó que tal vez estaba mal vestido para la ocasión, pero según lo que había dicho Alejandra tenia parecido con Ricky Martin. Aunque el empresario no entendió mucho la referencia. Lo primero que vio fue a un chico en la puerta recibiendo a los demás invitados. Las chicas se bajaron rápidamente del carro, primero las tres que iban en el asiento de atrás, por último lo hizo Lorena, quien se quedó un poco más en el auto y antes de bajar, apretó los bíceps de Fernando, haciendo que el empresario ardiera en llamas. 
Después se bajó con toda delicadeza cuidando de que el hombre viera sus piernas bien tonificadas ganadas a golpes en el gimnasio. Fernando se quedó viendo en el espejillo, se acomodó un poco la camisa y de la guantera del carro saco unos lentes de aviador. Saco su sonrisa más carismática y salió de auto como un actor de película creyéndose la última coca cola en el desierto. Lorena estaba detrás de las chicas, como no pensaba que el empresario iba a tomar aquel atrevimiento se relajó, pero acto seguido llego Fernando y la tomo del brazo. 
—Tu entras conmigo a la fiesta, has venido conmigo vale. —Fernando se puso a un lado de ella y le lanzo una sonrisa a la bella chica, cosa que a Lorena no le disgusto, mientras que las demás muchachas ya estaban casi entrando a la emocionada fiesta. La música se escuchaba afuera de las paredes y por encima del muro de la entrada se podían ver las luces del evento sin duda iba a ser una gran velada. 
Fernando camino al lado de Lorena a veces chocando con su cuerpo, cosa que lo sentía bien, hasta que llegaron a la puerta, en la entrada estaba un joven alto de cabello claro, ojos verdes y buen físico, era el amigo de Alejandra, el señor de la casa, quien era responsable de la fiesta. 
—Hola Ben como has estado en hora buena por tu graduación. —Alejandra saludo a su amigo con un beso en la mejilla.— estos son los amigos de los que te conté. Ella es Luciana, esa de allá Susana y por ultima ella es Lorena. —Apunto con un dedo a su amiga— y el que está al lado, es el dueño de la cadena de supermercados más grande de la ciudad un buen amigo mío, Fernando Wilkerson. 
—Muy bien me parece bien que hayan venido, me da gusto de verte, —El hombre miro a Lorena— pasen y siéntanse como en casa. —Sonrió con toda normalidad como si no pasara nada. 
Fernando saludo al chico con una señal, frunciendo el ceño. Saludo entre hombres cosa que él había aprendido de sus empleados. Luego paso a un lado del chico agarrado de las manos con Lorena. Quien estaba disfrutando demasiado de la compañía del  empresario con la cadena de supermercados más grande de la ciudad. Hasta pensó que su cuenta de banco debía ser la más grande del condado. 
Entraron y se pusieron cómodos. Lo primero que hizo Fernando fue buscar una mesa alejado en la que la música no fuera tan alta, y la encontró cerca del jardín, la casa era espaciosa, la gente estaba esparcida cual ovejas pastando, los camareros desfilaban entre los invitados cargando bebidas, Gin-tonics, whisky, vodka, y sangría, los licores no faltaban en la fiesta. El y Lorena se fueron a la mesa que estaba en el jardín, y empezaron a conversar un rato, conociéndose con preguntas traviesas e indirectas, mientras tomaban una copa de Vodka. 
—Vamos a llegar tarde a la fiesta y nosotros prometimos llevar el ponche, camina más rápido. —Karina estaba impaciente y camina con pasos decididos, ya que llevaba el ponche en sus manos. 
—Donde es que vivía Luis. —Era las primeras palabras  de Raúl en toda la noche que venía detrás de Kiny, observándola detenidamente. 
—En la calle 15 de Street Up, para ser exactos detrás de esa comunidad de ricos.
—Vaya es la primera palabra que dices en toda la noche Raúl ¿qué te pasa? 
Raúl no contesto, sino que se quedó viendo la espalda de Kiny, él estaba pensando en muchas cosas. 
—Kiny por favor camina y no hables que ya son las once de la noche y faltan dos calles. —Karina estaba muy pesada con el tema de llegar a tiempo.
—Igual es una fiesta comenzara a las doce de la madrugada tranquila. —Kiny revisaba su teléfono mientras caminaba.
—A veces me impresionas que puedas ser tan relajada. —la miro fijamente como si quisiera pelear.
—Y tú eres demasiado intensa no es mi culpa que no hayan taxis.
—¡Ja! Me rio mucho, mejor avanza que aún nos debes explicar porque te escapaste de ese señor esta mañana
—No le estaba escapando a nadie.—se cruzó de brazos. 
—¿Porque corriste?
—No lo entenderías. 
—Pues si no me lo explicas. —En ese instante Karina soltó un gruñido comparable al de un gato, que hizo reír a Kiny. 
—Vamos solo lleguemos a la fiesta y ya, no te pongas a gruñir.
Kiny pudo arreglar la situación mientras que a Karina se le pasaba el enojo, no era culpa de ella, solo es que no consiguieron un taxi libre para que los llevara, y además tuvieron que caminar las trece calles correspondientes. Pero aun así Kiny mantenía los ánimos, nunca en su vida había vestido como lo hacía hoy, por un segundo se parecía a una chica famosa y rica de las que salían por la tv. Un sueño que quería hacer realidad por eso se había inscrito en clases de atletismo para rebajar sus kilos de más. 
Y estaba demasiado ocupada en el teléfono, buscaba el nombre de la sucursal donde habían comprado las frutas. Cosa que pudo conseguir sin ningún problema, más aún seguía buscando el nombre de aquel hombre que seguro era un empresario. Lo chicos siguieron avanzando, pero Kiny se paró un momento a atarse las cuerdas de los tacones que se le habían desatado por tanto caminar. Solo les faltaba una calle para llegar al vecindario de Luis. Raúl y Karina siguieron caminando delante de ella, y sin darse cuenta la dejaron atrás. Kiny tampoco se dio cuenta que se había quedado atrás, Raúl y Karina se metieron por un atajo, cruzando un callejón de Street up, y eso fue lo último que vio Kiny, la imagen de sus amigos ingresando a Street Up. Cuando la chica termino de atarse las trenzas de los tacones, busco a sus amigos, pero no los veía por ningún lado. Camino una cuadra más, pero tampoco los vio. Camino por la calle de Street Up. Donde había casas muy bien decoradas. Esa vista tan deslumbrante a ella le gusto. 
Vidrios templados, casas con ventanas amplias, fachadas con rosa y mármol, césped en el patio delantero, y se imaginaba que en el patio trasero era igual, las casas eran espaciosas, corredores gigantes y por lo que veía un garaje en donde se podía meter fácilmente dos coches, imagino una vida allí, en ese vecindario, como seria, despertaría en las mañanas y saldría a regar las plantas. Después iría a atrás para darse un baño en la piscina, para luego preparar el desayuno, ver como se iba su esposo a trabajar y ella se quedaba a ver películas en un amplio televisor mientras que comía lo que quisiera, y tal vez dos o tres pequeños correteando por la casa. 
Suspiro con lastima, estaba clara que era un sueño como lo de ser modelo, ya a su edad era inalcanzable y aunque pusiera todo el esfuerzo del mundo, la belleza dura poco, y no la había sabido aprovechar. Siguió mirando las casas y se sentó afuera de una de ellas, las luces estaban apagadas y queriendo cumplir el sueño de su infancia se acostó en el césped del patio de una de las casas y miro al cielo. Justamente una estrella fugaz paso en ese preciso momento. Y pidió un deseo. 
—Deseo una casa como estas, y además una familia feliz, una carrera como modelo y que mi vida empiece a mejorar. Y tal vez también, encontrarme con él otra vez —La chica había cerrado los ojos, y para cuando los abrió la estrella ya se había apagado. Después se levantó del césped y puso rumbo a la fiesta. Antes de que Karina viniera con cara de jefe a regañarla y echarle el ponche encima. Cosa que haría perfectamente cuando está enojada. Así que camino por la calle de ensueño magnificándose por las bellas casas que veían sus ojos. A lo lejos distinguió unas luces como si fueran una fiesta. 
—¡Ahí es!
Pensó distraída y acelero el paso hasta llegar a una casa espectacular, muy bonita y con una fachada perfecta, era como salida de un cuento de hadas. No había nadie en la puerta de recibida y entonces entro por aquel pino curvado que estaba haciendo en papel de una entrada. Carente de vigilancia en la puerta Kiny entro por la puerta. Vio el jardín de la casa, era de mucho agrado, el jardín era amplio y había luces de neón y focos amarillos puesto con algunos cables por encima de las columnas para alumbrar la sala, un pequeño balcón y un estanque artificial. La casa era amplia con corredores largos. Los pasillos de la sala estaban repletos de gente con copas de vino, o gin-tonic le recordó a una fiesta en un castillo holandés. 




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