Camino por entre el sendero de piedras hasta llegar a un portal para entrar a la casa, pensó que todos estaban bien vestidos, no podía ser que Karina se desplazará entre ellos con unos vaqueros y Raúl con unas botas converse. Esta fiesta se veía de lujo, la música era jazz en una tonalidad alegre que deba ganas de bailar. Los gritos y risas hacían barullos por las zona, Kiny camino entre las personas de la entrada, el interior de la casa estaba calurosa, por el humo de los cigarrillos que fumaban algunos caballeros y otras chicas. Kiny al ver a esas chicas transpirar cigarro se asombró, algunas eran tan bellas como una modelo de la tv, los caballeros que estaban en las mesas tenían siempre a una acompañante completamente bella de otro mundo.
Kiny no encontraba a Karina era imposible, busco entre los suburbios de la gente, no encontraba nada. Entonces siguió vagando por la fiesta, en la que empezaba a sospechar que no era la de su amigo.
Fernando seguía conversando gustosamente con Lorena en las mesas la conversación fue cálida, se levantó de la silla para buscar un gin-tonic para volver a conversar con la bella mujer. Su garganta estaba seca de tanto hablar, de los negocios, de su vida, la familia, de todo aunque era una mujer que acababa de conocer, Alejandrita y Susanita fueron a bailar un rato con unos chicos que eran más jóvenes que Fernando, el empresario la vio desde la distancia, y sonrió haciendo una mueca. Estaba contento porque habían encontrado a alguien con quien pasarlo, no solo con él, porque en la fiesta todos se percataron del empresario que llego con su harem de mujeres.
Dio un leve vistazo con el ansias de volver a la mesa a hablar con Lorena, aunque no lo quería con todo su corazón, la chica de la mañana volvía a meterse en su cabeza, con esperanzas perdidas de no volverla a ver, pensando que le causaba miedo a la chica se pidió en la barra una copa de Gin-tonic y con resignación bebió un sorbo de ella. Tenía el mal sabor de boca de aquella derrota con la chica de la tienda, pero —Miro a la mesa— ahora había encontrado a Lorena.
Tomo la copa para Lorena que esperaba y entre varias personas y tropezó con una chica de lindo vestido rojo que mostraba su espalda derramando la copa en la camisa de empresario. Kiny había chocado contra un hombre alto, estaba buscando a Karina y por error tropezó con otra chica, y cayó en los brazos del hombre derramando una copa.
—Lo siento.—Kiny trato de limpiar la camisa de hombre, no lo miraba a la cara pues se le caía el rostro de la vergüenza.—Perdóneme no quería, solo es…
—Tu. —Kiny miro hacia arriba. Sus ojos se dilataron, no podía creer lo que estaba viendo.
—Empresario.
—Sí.—Movió con la cabeza.
—Tu chica Parkourt.—Fernando Puso una sonrisa cálida.—Viniste a la fiesta.
—No. O sí. Es que estoy buscando a alguien. —Kiny intento escaquearse por un lado de Fernando pero este la agarro del codo deteniéndola, Kiny se sintió asustada era la primera vez que un hombre le hacía tal cosa.
—Por favor quédate un poco más. —Kiny vio la cara del empresario, sus ojos estaban brillosos eran como un destello, algo le dijo que lo debía hacer.
—Bueno. —Musito pasito. Aunque indecisa.
Fernando poco a poco se fue limpiando la camisa con la servilleta que le trajo un camarero. Kiny al verlo intentar limpiarse la camisa. Rápidamente tomo las manos del empresario y cogiendo la servilleta lo limpio suavemente en el abdomen, muy suavemente, tanto que evitaba el contacto con su cuerpo. Fernando inmóvil disfrutaba como la chica movía esa servilleta por cada parte de su barriga y luego subía hasta su pecho. Era como un leve cosquilleo que por segundos lo elevaba al cielo, sintiendo un sentimiento extraño en su interior.
—Así estas mejor.—Kiny buscaba redimir su error, para ello limpiaba su camisa—. Pero lo siento mucho.
—No, no importa. La verdad es una camisa vieja. No la uso, y se veía que estabas distraída. —Fernando hizo una mueca que acabo en una sonrisa muy carismática.
—Si tú lo dices.—Ella sonrió con disimulo mientras divagaba con la mirada por la sala.
—Sabes las fiestas no son lo mío. —Ella inclino un poco la cabeza y frunció el ceño.
—Pero estas en una.
—Si pero me obligaron.—Fernando rasco la parte de atrás de su cabeza.
—¿Eso es posible?
La chica era avanzadora no como las demás, era más rebelde que el resto.
—Si tienes a alguien que te insiste mucho sí.
—Pero entonces te dejas dominar.
—No es dominar, más bien es como convencer.—Un camarero paso con una bandeja llena de bebidas—. ¿Quieres uno?—Fernando estiro sus largos brazos hasta llegar a la bandeja que llevaba el mozo encima de su cabeza y tomo a una de las copas con agilidad, aunque el camarero nunca paro para ofrecerlas.
—Bueno. —Kiny había quedado sorprendida con la agilidad física del empresario—. Eres muy ágil. —Kiny tomo la copa y bebió un sorbo.
—¿Tu de dónde eres?
—¿Importa el lugar?—Kiny Regreso la pregunta levantando su ceja izquierda.
—No mucho… ¿A qué te dedicas?
La chica entro en nervios, miraba para todos lados buscando una bendita profesión para mentirla, aunque nunca había sentido algo parecido por decir que no trabajaba en nada para variar. O que su único trabajo era nada más que la de asistente de una tienda en su barrio. Por el cual le pagaban demasiado mal.
—Soy modelo. —Dijo en última instancia.
—¿De verdad? Tengo una amiga que es modelo también.
—Si a eso me dedico. —Lo entono con orgullo.
Fernando entendió porque la delgada figura que tenía la chica. Y su buena forma física, seguro que el entrenamiento del gimnasio era extenuante.
<<Demonios, soy una chica tan estúpida, parezco una niña de quince años, no incluso una niña de esa edad mentiría mejor que yo. Como le dije que era modelo, y si pregunta quien es mi promotor, o mi manager o peor para que cadena trabajo. Soy una estúpida nunca aprendes Kiny>>
La chica pensó mientras que Fernando escrutaba su cuerpo, estaba claro que había llamado la atención del empresario con la declaración, estar delante de una modelo no pasa todos los días.
—¿Dónde trabajas?
Kiny sintió como un mariposeo de culpa por la barriga, trago saliva y pensó en la respuesta aunque soltó la segunda cana al aire que se le paso por la mente. Evitando comprometerse más de lo que estaba.
—Pues soy independiente.—Sonrió ella aliviada.
—Oye que bueno emprendedora. Eres como yo.
Kiny sentía que con cada palabra que daba se hundía más en el basto océano de mentiras. Pero al final nadie se iba a enterar la verdad porque cuando terminara la fiesta cada quien volvería la realidad, cada uno a su vida, separados por más que mil millones.
—Si lo soy. Me gusta valerme por mi misma.
Fernando se fijó que la sonrisa de la chica era muy bonita cuando la luz la iluminaba.
—¿Fernando que haces?—La voz de Lorena retumbo en la sala.
—Lorena.—Enseguida Fernando recordó que estaba con Lorena en la mesa, la llegada de Kiny había eclipsado al muchacho—. O se me olvido.
—Claro y que haces con esta muchachita. —Lorena miro de arriba abajo a Kiny.
Kiny estaba inmóvil viendo como la misteriosa chica de cabello oscuro le hablaba al empresario de una manera algo irritante.
—Lorena ella es una amiga, y discúlpame que te dejara plantada—Kiny mostro interés por la palabra que dijo Fernando—. Se me había olvidado por completo.
—Bueno estaré esperando por allá, ven cuando quieras. —Lorena se perdió entre la gente.
—Perdona Kiny ella es una amiga.
—No tienes nada que disculparte.
—Kiny cuando te vi esta mañana, no pensé que fueras una modelo.
—Bueno siempre me lo dicen. —Ella rio con algo de soltura en su cuerpo tomando confianza de la situación.
La música retumbaba en las paredes, nada se podía escuchar con certeza. Fernando tenía que elevar mucho la voz. Conversaron sobre muchas cosas, tanto que a medida que fue pasando el tiempo, la fiesta iba tomando más apogeo. Tomaron más Gin-tonic. Las copas habían hecho efecto, vacilaban entre movimientos, aunque no estaban ebrios, pero ahora cualquier tema terminaba en una carcajada ferviente. La mesa tomo vida con la política, aunque la chica no sabía mucho de ella, aunque ver a Fernando hablar de ello apasionadamente creo un interés irracional. Las películas de terror, pero no sola, siempre acompañada. El deportivo de Fernando aunque solo para decir que alcanzaba los 180 conduciendo con ligereza por la ciudad.
Las cosas fueron cesando a medida que el tiempo pasaba, Kiny se sentía algo aburrida aunque no se lo demostró a nadie. Fernando escucho que la música cambio de tono, que estaba más tranquila, y que la gente bailaba lento. Muy lentamente, era la situación perfecta, y sonrió frívolamente.
—¿Quieres bailar?
Kiny no sabía que responder, era el primero que la invitaba a bailar. Kiny miro fijamente los ojos del muchacho. Estaban brillantes y su rostro suave y bien parecido le decía que era una tonta si no aprovechaba esa oportunidad, que podía ser la última por mucho tiempo. Además por lo que veía ya tenía a una chica muy linda detrás de él. Era ahora o nunca.
—Sí.
Kiny se levantó de la silla, se dirigió directamente a él y tomo la mano áspera del empresario. Poco a poco fueron abriéndose paso entre el resto de parejas, la luz estaba apagada lo único que se podía ver era las estelas de luz violeta que soltaba los efectos de la iluminación el resto estaba completamente a ciegas. Fernando con algo de ritmo empezó a bailar. Tomo con cariño las caderas de la chica. Kiny exhalo muy bajito cuando se apodero de sus caderas. Las manos de Fernando eran grandes y calurosas.
La chica paso las manos por encima del cuello de Fernando, en comparación al tamaño del hombre la chica apenas media uno sesenta y pico. Los tacones de la chica la hacían ver un poco más alta aunque seguía siendo pequeña en comparación a la estatura de Fernando. Recostó su cabeza en los hombros, y cerró los ojos mientras bailaban. Fernando con ternura elevo su mano hasta tomar la espalda desnuda y fría de Kiny, hundió el mentón un poco hasta llegar a la cabellera de la chica, olía muy bien como a frutas, aunque no sabía que era exactamente, su pelo era sedoso y bonito brillaba con la escasa luz. el calor de los cuerpos se incorporaban a la pista de baile.
—Sabes eres muy bonita modelo.
—Guárdate tus comentarios para otro día Empresario solo bailemos.
Kiny dejo de recostar su rostro en el hombro del empresario y lo miro fijamente a centímetros de su boca, podía oír y sentir su respiración. Aunque la respiración de Fernando estaba irregular. Provocado por ella, aunque trato siempre de contenerse. Ella miraba continuamente a los labios de Fernando, él la miraba mientras la sostenía entre sus brazos. Poco a poco él se fue acercando con lentitud. Ella elevo la cabeza hasta quedar al mismo novel que Fernando. Y cerro los ojos esperando el ansiado beso y…
El teléfono de Kiny sonó, inmediatamente ambos entraron en razón, ella se separó de los brazos de Fernando para responder la llamada, salió al patiecillo con rapidez. Fernando miraba como ella se alejaba entre las demás parejas. Se quedó en la mesa, mientras que Kiny regresaba, y espero.
—¿Qué me dices Karina no te escucho?... Que, estas en la fiesta pero no te he visto… Estoy en la calle 15… Que es en la 16… Voy para allá. —Kiny colgó el teléfono e inmediatamente busco la salida.
Fernando vio como Kiny se dirigía a la salida con apresuro, se levantó de la silla y la persiguió, intento pasar por la pista de baile, pero cada vez que intentaba seguir una pareja se interponía, con esfuerzo pudo salir de la casa a la calle, pero cuando lo hizo ya era demasiado tarde, Kiny ya se había ido, cual cenicienta a las doce de la noche, antes de la última campanada. Miro resignado al cielo estrellado, Fernando suspiro con resignación y con una mueca en la cara volvió a entrar a la fiesta, directamente a donde estaba Lorena.
Kiny salió corriendo por la calle hasta llegar a Street 16 donde era la verdadera fiesta a la cual asistía, pero en su cara había una sonrisa, había conocido a él, a Fernando, aunque probablemente fuera la última vez que lo viera, pero pudo verlo y hasta bailar con él, significaba mucho aunque su corazón pedía que no se fuera de Street 15.