Entre Tu Mirada y La Mía

Capítulo 4

Había pasado un día desde la fiesta, Fernando no hacía nada más que pensar en Kiny, la chica Modelo, aunque también tenía una resaca descomunal por tanto gin-tonic que tomo.  Se levantó de la cama, se lavó los dientes, y busco su celular. Contacto con su vicepresidente, Hernando.  Un buen hombre que llevaba trabajando con el seis largos años, aunque no eran como hermanos ya se conocían con mucha antelación. El tono del celular sonó, tres largos tonos, después la voz ronca y alegre de Hernando se dejó escuchar por el parlante casi que gritando. 
—Hola Mr. Fernando ¿How are you?
—Hola Hernando. Necesito tu ayuda en una cosa. 
—¿Qué?
—Se escucha mucho ruido ¿dónde estás?
—Estoy en el centro.
—Entonces te cuento en la oficina nos vemos allá.
—Ok estaré allí en treinta minutos. 
Fernando colgó el teléfono e inmediatamente salió de la casa con rumbo al edificio donde se encontraban las oficinas centrales de su compañía. Tomo su deportivo y condujo por la ciudad, llego al edificio subió a las oficinas en el elevador, las cosas estaban ajetreadas y las secretarias iban y venían con papeles en las manos. Siempre cuando él llegaba los empleados mostraban respeto y admiración era muy admirado por sus trabajadores, tanto que se apartaban del camino cuando por el pasillo caminaba. 
Os empleados miraban al hombre con miedo y respeto sabían que era muy estricto en la oficina así que trataban de no cometer errores, Fernando camino hasta su despacho donde ya esperaba Hernando, siempre llegaba antes que él aunque le pedía 30 minutos. Cosa que nunca necesitaba porque el presidente era quien llegaba tarde. La silueta perfecta de empresario capitalista la representaba Hernando, era de pelo castaño y piel muy blanca, cara delineada como la de John Travolta, cuerpo fornido y alto muy alto, repasando por más de diez centímetros la estatura de Fernando. 
—Hola Hernando.
—Que hay cap. —Hernando se levantó de la silla para saludar con la mano al presidente—. ¿Para qué me necesitas? 
—Bueno primero que nada, quiero que revisemos las acciones de la empresa, sabes cómo es esto.—Fernando se sentó detrás del escritorio, y en su silla giratoria puso la vista en los amplios ventanales que dejaban ver el resto de la ciudad—. He estado pensando en ensancharme.
—¿Qué quieres decir?—Hernando frunció el ceño.
—Quiero empezar el proyecto de la constructora.
—Wow cap., no crees que vas a pasos apresurados.—Fernando rio con zozobra. 
—No para nada.—Hernando trago saliva.
—Es un proyecto grande. 
—Si lo sé. —Él se levantó de la silla—. Por eso te tengo a ti. Te encargaras de eso.
—Cap. Gracias es una muy buena noticia…
Hernando se veía emocionado, pero a su vez el proyecto suponía un peligro para la compañía, si no se hacía a tiempo, podían perder todo.
—Confió en ti Hernando.    
Las palabras de Fernando eran fervientes no tenían miedo alguno, confiaba en Hernando plenamente para dirigir ese nuevo proyecto, Fernando de la mesa tomo uno de las copas que estaban allí, entonces sirvió un poco de vino guardado en una estantería pegada a la pared, donde guardaba casi de todos los licores finos. 
—Para la otra cosa que te llame.—Titubeo por un momento—. Es para hablarte de algo que me paso. 
—¿Algo Malo?—Inmediatamente Fernando negó con la cabeza
—Al contrario muy bueno. 
—¿Y Qué es?
—Conocí a una chica. —Hernando rio un poco pero no en tono de burla. 
—¿Y cómo es? ¿Cómo se llama? ¿Dónde vive? ¿A qué se dedica?
—Una pregunta a la vez Hernando. No soy una máquina. —Fernando rio con parsimonia— la chica estaba en la fiesta que me llevo Alejandra. Es modelo se llama Kiny, pero… No sé del resto de ella. 
—¿Como que no sabes?
—Converse con ella, pero en un momento antes de las doce se fue de la fiesta, y no la volví a ver. Quiero buscarla. 
—O entiendo. Buscare lo que pueda de ella. Tienes el apellido. —Fernando negó con la cabeza—. Entonces va a costar. 
—Hazlo por favor. 
Hernando vio a los ojos de Fernando, hoy veía algo más que en los días anteriores algo que no podía explicarlo, era como un brillo extraño que tornaba el iris de su ojo como los de un gato, estaban dilatados y seguro que perdido en los momentos de la fiesta. 
—Entiendo no tienes que pedírmelo dos veces. 
Hernando se levantó de la silla y acomodo la parte de debajo de su traje entonces estrecho la mano de Fernando y despidiéndose se puso manos a la acción. Iba a comenzar con la rigurosa búsqueda con sus contactos y todo. Fernando descanso los hombros en el espaldar de la silla, y miro la ciudad majestuosa vista que inspiraba, y con sonrisas recordaba a la chica, divagando entre las líneas de su cuerpo y el calor que le daba al suyo. 
Kiny por otro lado no podía olvidar la noche anterior, cuando bailo con Fernando. Tenía en mente ir a la tienda otra vez, pero no quería parecer una necesitada. Karina estaba enojada con Kiny se había perdido la fiesta, aunque en parte estaba en otra, las explicaciones de la chica fueron tan explicitas que detallo con gran talento la estadía en aquella fiesta en Street 15. Pero nadie le creía. Pensaban que estaba loca. Después de la noche tan especial que había tenido ayer, ella se levantó de la cama y limpio la casa, hoy no tenía clases así que pensó en salir a buscar un trabajo, uno serio de verdad, no la farsa que le había contado a Fernando una Modelo. Ni ella misma se lo creía.  Entonces dejo la comida echa para su abuelo y salió de la casa, para conseguir algún trabajo. 
Salió a la calle lo primero que vieron fueron los miles de atajos en su barrio, los machos de turno, los motorizados y después la calle central, espero un auto bus para ir a la ciudad, cuidaba que nunca le vieran tan provocativa ya que delincuencia en su tierra estaba por las nubes. Espero con ansias el bus aunque un poco después de diez minutos ya había llegado, se montó en él, y empezó el recorrido por la ciudad. Primero iría al centro, para ver que trabajos no tan explotadores ofrecían los distintos restaurantes. El bus paro en la primera zona comercial, allí busco un trabajo de mesera, aunque no había ninguna vacante a pesar de los miles de lugares de comidas. Siguió hasta el siguiente sector de la ciudad, aquí estaban los doctores y las oficinas, empezó a buscar, primero fue a donde los dentistas, famoso por necesitar muchos asistentes y tener dinero. Pero en cada clínica que buscaba igual le seguían negando un trabajo. Parecía que todo estaba lleno. 
Reviso en las oficinas, pero lo descarto inmediatamente, porque dominar el Word no era lo suyo además era un trabajo de tiempo completo cosa que no podía ejercer, también tenía que seguir con los estudios, por desgracia un trabajo de esos no serviría. Nada de días perfectos para ella hoy estaba pagando toda la felicidad utópica que vivió ayer, sentada en una banca del parque con poca luz solar y alejada de todos, empezó a lamentarse con sollozos de resignación. Hizo una mueca de disgusto en la cara y se levantó de la banca para seguir buscando después de un descanso de tanta resignación mezclada como Martini con frustración. Mucha frustración estaba clara que si no encontraba un trabajo iba a ser la carga de su abuelo, aunque él nunca lo diría con lo bueno que era, pero la pensión no alcanzaba para dos. Menos para tres. 
Se levantó de la banca con los ánimos renovados, y fue al último sector de la ciudad, en unas de las partes altas, lo único que quedaba por buscar, en bares. Primero entro en un bar que tenía pinta de burdel, aunque afuera ponía bar, una señora de como cincuenta años bien arreglada con el cabello negro y ojos azules la atendió con una sonrisa en la cara. 
—Hola que se te ofrece muchacha, no hemos abierto aun. 
Kiny miro a la señora parecía a las mozas que salían en medio de las prostitutas para vender el cuerpo de cada niña, pero su voz era dulce como la de una madre que consuela a su hija por haberse raspada la rodilla en la escuela. Kiny observo el lugar, era oscuro pero acalorado, los colores no eran tan incandescentes, eran sutiles y las paredes muy pulcras, en si el bar era una amplia casa que tenía dos pisos, abajo del techo en una columna una bola disco enorme, y luces parecidas a las de navidad, una sala espaciosa muy espaciosa, que era la pista de baile y muchas mesas redondas, con las sillas aun arriba de ellas. 
—Hola señora. Busco algo de trabajo. 
La señora miro a Kiny de pies a cabeza. Escrutando su forma de vestir, Kiny sintió como ella la estaba viendo. 
—Tengo algo… —Kiny inmediatamente se alegró y los ánimos subieron—Pero no sé si es para ti. 
—Hare lo que sea.—Dijo ella determinada.
—¿Lo que sea niña?—La señora frunció el ceño. 
—Bueno hay límites. —Kiny se reivindicó encogiendo los hombros.
—Exacto niña hay límites. Lo que tengo es simple, barreras y limpiaras en las mañanas cada cosa del bar. Platos, vasos, el piso que siempre se ensucia mucho, las mesas, las cucharas, absolutamente todo.  
—¿Todo?—Pregunto Kiny admirando las instalaciones. 
—Sí. Es mi única oferta. 
Kiny trago saliva aún no habían hablado de paga, pero a estas alturas era lo que menos necesitaba exigir, no tenía trabajo y esta aprecia una buena oportunidad. 
—Acepto. —Dijo ella con la tenacidad de un disparo. 
—Bueno empiezas mañana. 
—¿A qué hora tengo que venir?
—Lo más temprano que puedas.—la señora le dio la espalda y parecía que se iba a alejar pero Kiny la llamo. 
—Señora.—Ella dio una vuelta  con los tobillos—. ¿Cómo se llama usted?
—Dime Lily. Ahora déjame que estoy ocupada.
—Si nos vemos mañana. 
Kiny salió corriendo muy alegre del bar, marco en su celular la dirección para que no se le olvidara con la alegría que tenía, sintió un pequeño alivio cuando la señora Lily le había dicho que sí, aunque el lugar era gigantesco, tanto que no se podía imaginar cuanto iba a gastar para limpiarlo pero con gusto lo haría, ahora que tenía un trabajo, aunque no sabía que tan mal pagado, debía ordenar sus ideas. Fue inmediatamente a la parada de auto bus, para regresar a casa antes que se hiciera tarde para llegar a hacer la comida, ahora solo faltaba que mañana llegara para empezar a trabajar. Le mando un mensaje a Karina para que supiera, a pesar de que estaba enojada con ella, pero después de un rato Karina respondía con plena alegría felicitando a Kiny  por su logro, y quedo en que iba encontrarse con ella en un rato. 
 




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