Entre Tu Mirada y La Mía

Capítulo 7

La mañana siguiente había llegado, Kiny se levantó de la cama y se dio un corto baño con agua caliente, cuando salió se fue a la cocina para preparar el desayuno. Cocino lo más rápido que pudo, cuando su abuelo se levantó comió con ella, Kiny le conto la noche llena de trabajo que tuvo ayer, el abuelo reía con parsimonia. Más tarde llego Karina a la casa con buen ánimo. Desbordando esa energía que emergía de ella, avanzadora. 
—Kiny no te lo vas a creer. 
—¿Qué pasa?—Escruto con su mirada a  Karina. Karina se metió en el sillón de lleno.
—En primer lugar porque no me respondiste ayer.
—Estaba trabajando. ¿Dime que pasa?—Exigió  con delicadeza. 
—el certamen. 
—¿Qué pasa con él?
—Tienes que ganar. —Kiny frunció el ceño. Además se sentó al lado de Karina. 
—¿Porque?
—Dos millones.
—¿Qué? no te entiendo.
—El premio es dos millones. 
—¿Qué?—A Kiny se le iluminaron los ojos. 
—Como escuchas a un empresario.—Kiny se imaginó a Fernando, pero era ilógico era imposible— se le ocurrió convocar a un torneo para las modelos de la ciudad, todas se están enlistando. 
—No te lo creo.
Karina inmediatamente elevo el teléfono con la publicación de la página oficial de la empresa, y las últimas noticias. Kiny quedo sorprendida, pero a su vez se encogió de hombros.
—WOW. 
—Si lo vez es muy impactante. 
—Voy a perder.
—No te desanimes Kiny eres muy bonita y con cuerpo de modelo. Parase que el Parkourt hizo efecto.  
—Siempre ha hecho efecto.
Karina rio levemente. 
Poco después se levantó del sillón, y como un relámpago Kiny se vistió y comió algo de desayuno. 
—Me voy. Disculpa que te tenga que dejar, voy al trabajo. —Karina se asombró.
—¿Tan temprano?
—En realidad voy retrasada. Chao. —Con un beso en la mejilla Kiny se despidió dela chica, Karina lo único que vio de ella fue la puerta cerrándose. 
Con rapidez Kiny llego a la parada para hacer la misma travesía de siempre. Cuando llego la señora Lily la recibió con una sonrisa pero le dio la escoba para que empezara a barrer, aunque cotilleaban con interés de los chismes de la fiesta. Kiny tardo más de diez minutos en barrer la pista de baile, mientras tanto Lily buscaba una reserva de licor en una de las tiendas cercanas. Más tarde ella recibió un mensaje en su celular. Era de Klein. La saludaba y ella con algo de ilusión también respondió a su mensaje. 
Así llego la hora de almuerzo y la señora Lily preparo un comida esplendida que Kiny espero con ansias, mientras hablaban a sus anchas sobre la fiesta de esta noche, en la que Kiny estaría presente. Ahora solo faltaba que la hora llegara, para colmo la chica invito a Klein para volverse a ver,  Lily con gusto la buscaría y la traería después de las dos de la mañana esperando que la chica tuviera algo con el agradable muchacho. Rápidamente Kiny volvió al trabajo, termino de limpiar y se jacto de su trabajo, desde abajo provocaba a Lily para que viera que su trabajo era el mejor y en ocasiones hasta se lo decía en la cara como objeto de juego. “Soy la mejor, jefa” a lo cual Lily le seguía el juego plenamente. Así la hora se acercaba, y las dos amigas pactaron en encontrarse a las ocho en la casa de Kiny, la muchacha tomo el bus, que le tomo como diez minutos y llego a casa directamente a arreglarse. 
La señora Lily con cautela llego a la casa de Kiny e hizo la señal con la corneta del carro, poco después Kiny salió de la casa cuidando que la puerta no hiciera ruido al salir, con unos brincos en la acera se subió al carro. Cuando llego saludo a la señora Lily. Con ansias pregunto por él.
—¿Él está allá? 
—Te está esperando. —Respondió la señora con una sonrisa en la cara. 
—Vamos. 
Las dos chicas fueron directamente al bar, cuando llegaron Kiny se fue directamente a la mesa donde estaba Klein, la señora Lily se quedó resolviendo algunos asuntos del bar. La chica conversaba estaba candente, la chica reía sin parar, comieron unas papas fritas que el chico pidió, aunque Kiny no comió muchas, solo para agradecer el gesto. 
—Estas linda—Dijo Klein. 
—Gracias. 
—Sabes ya que hemos estado tan apegados el uno con el otro quiero decirte que…—Titubeo—. Quiero que sepas que he estado enamorado de ti, desde el primer momento que te vi. 
Kiny se encogió de hombros, los ojos profundos de Klein penetraba la vergüenza de la chica, y jugaba con su cerebro, su mente estaba poseía por el reptar de la serpiente pecaminosa, buscando la forma en que la chica cayera en pecado. Kiny no sabía que hacer. Sintió que se asfixiaba mucho, tanto que no podía respirar. Miraba a todos los lados menos a donde estaba Klein, le daba vergüenza. 
—Que cosas dices Klein. 
—Como escuchaste te quiero.
—Ay Klein. Como dices esas cosas.
—Lo digo porque tengo que decirlo. Y si más adelante no lo puedo decir, queda en tu corazón que un día lo hice. —Sin más él sonrió. 
Kiny también sonrió y con parsimonia se echó para adelante y le planto un beso. 
—¿Bailamos? —Pregunto Klein mientras elevaba su mano para tomar la de la chica. 
—Claro que sí. —Kiny toma la mano del chico y de un brinco salieron de la mesa y entraron con ritmo a la pista. 
Klein se acercó lentamente hasta escabullirse en las caderas de Kiny allí poso sus manos con ternura y delicadeza. Sindy pasó los brazos por encima de los hombros de Klein y empezaron a seguir el ritmo. Los meneos de la cadera impulsaban los ritmos musicales, subían y bajaban a placer, los ojos fundidos entre sí. Y las sonrisas imperecederas entre la noche joven, hasta pensaron que bailaban desolados en las nubes, donde solo Dios podía verlos, aunque estuvieran rodeados por unas cincuenta personas en descontrol. 
La señora Lily fiel compañera de Kiny veía a la distancia como una centinela que buscaba protegerla, aunque también disfrutaba ver como Kiny estaba comiéndose con la mente a Klein, sintió empatía y sonrió con delicadeza, viendo a la Kiny disfrutando. Alegre, feliz, exuberante como debía ser una chica de su edad. No la que venía todos los días a limpiar como una esclava el bar. La chica tenía mala suerte, sus padres la habían abandonado pero bueno ahora ella estaba jugando el papel de una madre. Kiny cerró los ojos y beso apasionadamente a Klein, por el resto de la noche. 
—Disfruta tranquila que siempre estaré contigo cuidándote Kiny. 
 




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