Entre Tu Mirada y La Mía

Capítulo 11

Fernando se dirigió a la casa con los papeles para firmarlos lo más rápido que podía antes que llegara la noche, sabía que la chica era puntal así que tenía que estar listo antes de tiempo, dejo algunos papeles sin resolver, más adelante se bañó y se puso el mejor perfume que encontró. La ropa deportiva que llevaba era de marca pero con algo de sencillez, unos monos deportivos para correr, con unas botas de indoor y además un chándal para el frio, aunque debajo llevaba una camiseta. 
Espero la llama con muchas ansias antes de que las cosas se pusieran más rebeldes que nunca en su vida. 
Fernando llegó la ubicación  que Kiny le había mandado al teléfono y  con cinco minutos de antemano sabía que la puntualidad era una de las cosas más importantes en una relación amistosa y no amistosa también, estando en el parque  miraba entre las estrellas, pensando en la locura que iba a hacer. Kiny  del momento apareció por detrás y llegó a él con una sonrisa marcada el gol por detrás Fernando inmediatamente volteo  para ver quién era  y para su sorpresa era  Kiny  con una sonrisa saludo con una mueca y también poniendo la mano y deseando paz al chico. 
—Listo—Dijo ella y Fernando afirmó con la cabeza 
 —¡Claro que estoy listo! —Con una sonrisa  llena de orgullo Kiny y avanzó dos cuartos pasos delante Fernando.  
—¡Vamos-1 —Así se fueron a sentarse en la primera banca tiene con una asombrosa vista ellos llevaban unos  atuendo deportivos. Empezaron a calentar los motores con energía, Kiny llevaba  un gorro que cubría todos su cabello  su rostro estaba claro y brillaba con la luz de la luna Fernando le dieron muchas ganas de besarla pero se contuvo 
—Lo primero que vamos a hacer el calentamiento —Lo dijo con tutoría en su personalidad Fernando Kiny dio un pequeño salto hacia la banca  y caliento los músculos con ejercicios de cobertura y se encaminando a llegar el primer salto se paró en frente de una varita donde había un puente levadizo. 
—Salta— Dijo ella sin ninguna dilación Fernando la miró con cara de asombro pensando en que estuviera loca y no dudó en Saltar.
  —Está completamente loca muchacha— ella negó con la cabeza 
—Salta —volvió a repetir a Fernando pero él negó con la cabeza 
—Vamos dejar aburrido vejete—Kiny retrocedió unos cuantos pasos para tomar vuelo y salto con fuerza, Fernando miró con asombro y se impresionó, Kiny cayó a la tierra volvió a mirar para atrás y se quedó viendo Fernando 
—Salta— Volvió a mirar desde la distancia Fernando trago saliva y miro la caída, dio tres pasos atrás en oyendo a Kiny incitándolo tomó lo impulsó corrió y salto con gracia cayó al piso rodando y volvió a reincorporarse, era increíble un leve sentimiento de peligro pero la vez de satisfacción, la distancia del puente  hizo que el empresario sintiera como si estuviera fumando o calando un cigarrillo. 
—Creo que entiendo —dijo—. A lo que te refieres —Respiro—  no he comprendido en su totalidad lo que me querías decir. 
—¡Ja! solo está empezando.—Kiny lleno de orgullo su pecho y dio una leve palmada en los hombros del empresario. 
Fernando siguió saltando por todas las partes del parque, seguía perfectamente las instrucciones de Kiny, le gustaba sentir aquella sensación de libertad cuando el aire corría por su cara al seguir el trote de la chica, y hasta pensó en su momento que volvía a tener quince años de edad. Nunca antes practicaba deportes desde que era niño y formaba parte del equipo de beisbol. La única pasión que tenía era su auto y la velocidad, cuando conducía a alta velocidad, y esa sensación que le daba el Parkourt era idílica como la de conducir por la ciudad. Kiny a media noche como buena tutora logro conseguir entrenar algo, tan siquiera lo básico al empresario con ansias siguió haciendo Parkourt por la noche joven. Se miraban con cada paso que daban y hacían contacto en cada movimiento, Fernando siguió viendo como la chica se movía discretamente entre los obstáculos. Poco a poco el rose de los cuerpos fue incrementando y aunque Kiny no se preocupaba por el contacto con el empresario, él estaba un poco más limitado, de pegarla a la pared y comerla a besos. 
A la una de la mañana Fernando ya había aprendido lo que era Parkourt, con agilidad saltaba  las bancas. Tenía una confianza que salía de su ser, sintiéndose más capaz que nunca y vacilando con orgullo errante. 
—Sigamos haciendo Parkourt en la ciudad.—Kiny lo miro sorprendida aunque negando con la cabeza.
—No. No estás listo para eso…
—Vamos profe,—Fernando se acercó a Kiny y le hizo unos mimos en la barbilla— con lo que me has enseñado basta. 
—No claro que no.—Puso los brazos como una jarra. Fernando ignoro completamente la suspicacia de la chica y la tomo de la mano sacándola del parque a rastras. Así empezó su viaje por la ciudad, saltaban los contenedores de basura a diestra y siniestra, Kiny presumía su Parkourt enseñándole cómo hacer para trepar por las paredes, brincando desde los bordes de la pared hasta la otra parte de la misma, Fernando quedo impresiono de la chica, como una modelo podía hacer tal cosa, así hasta que dieron con una patrulla policial. Kiny paro en seco y puso una cara de espanto como si hubiera visto a un fantasma. 
—Corre.—Grito exasperada. 
El empresario siguió a la chica por donde corrió siendo perseguido por un policía demasiado corpulento, la sirena hacia una canción de rock con la modalidad en que sonaba, y las luces del carro alumbraban la calle, el policía los había empujado a un callejón, ahí mismo Fernando encontró la salida, apuntando con el dedo a una escalera, subieron a la azotea de un edificio, y la subieron rápidamente, Fernando cerraba las puertas de cada piso que subían, pero el policía las derrumbaba de una patada. Así consiguieron llegar a la azotea, volvían a estar acorralados, Kiny dio un vistazo al borde de la azotea, mientras que Fernando se ponía en posición defensora, para proteger a Kiny de cualquier cosa. 
—Fernando Vamos.—Dijo Kiny. 
—¿Qué?—Fernando miro para donde estaba Kiny.
Kiny salto. 
Fernando impresionado corrió al borde de la azotea, asustado por Kiny, pero allí consiguió una ventana abierta del último piso y a la chica bajando parecida al hombre araña. Fernando hizo lo mismo y se trepo de los bordes de los ladrillos bajando poco a poco. Ambos entraron en el apartamento de la ventana abierta, Kiny ayudo a Fernando a bajar de los ladrillos en donde se había enredado el pie. En la habitación había un anciano que se levantó para informar a la policía que le estaban robando, pero Kiny con rapidez y antes de que el señor tomara su bastón para defenderse, le dio un empujón y lo dejo en la silla aturdido por el mismo. 
Fernando miro con ojos de desaprobación a Kiny.
—¿Que más quería que hiciera?—Pregunto ella—Vámonos. 
Así se fueron del apartamento, bajaron hasta el lobby, el portero inmediatamente tomo el rolo con el que acostumbraba alejar a los perros de las señoras mayores, Kiny volvió a empujar al hombre antes de que pudiera hacer algo y lo tiro a la silla, Fernando pensó que ya se estaba haciendo costumbre empujar a la gente hasta dejarla sin conciencia. Lograron escapar sin la presencia de ningún policía, y llegaron hasta un parque después de una larga caminata nocturna. Alejándose de los policías como más pudieron y perdiéndoles el rastro mucho después.
—Corres bien. —Saco el tema Kiny—. Para ser un vejestorio.
—Segura. Pues creo que tú no eres muy joven. 
—Pero más que tú sí.
—¡Ja! Presumida. —Fernando le pellizco una mejilla—. ¿Ahora qué?
—Tengo que regresar a casa.—Caminaron por la noche mientras las bombillas alumbraban con escasa luz el camino, Fernando se mantenía siempre a un lado de ella.
—Te acompañare. 
El empresario cumpliendo so promesa acompaño a Kiny mostrando hidalguía siempre manteniéndola segura en las penumbras de la noche, aunque la ciudad era tranquila, no hubo ni un solo problema regresando a casa, ambos estaban callados, y Fernando empezó a deslizar su mano para tomar la de Kiny, poco a poco fue conectándola con sus dedos, sintiendo una pequeña mano calurosa en la suya. Hasta que llegaron a caminar juntos agarrados de la mano. 
Ella no dijo nada en todo el recorrido, aunque Fernando puso divisar un pequeño rubor en su cara. Estaba nerviosa pero no soltaba la mano del empresario. Por dentro Kiny estaba sintiendo muchas cosas, pero sabía que lo que le estaba pasando simplemente era una enfermedad llamada enamoramiento. Así caminaron juntos hasta llegar a la casa de la chica, Kiny temió por la seguridad del empresario.
—Sabes no tienes que entrar aquí—Ella le soltó la mano con delicadeza— Es peligroso. 
—Nada de eso, soy un hombre te defenderé si algo llega a pasar, y además no me tomes por un cobarde. 
—No lo hago, es que no quiero que nada te pase por culpa mía. —Ella dejo de mirar a Fernando. 
—No. —Fernando con los dos primeros dedos de la mano, alzo su mentón, hasta que se cruzaran sus miradas—. Sabes siempre he dicho que entre tú y yo, había algo. Y eran nuestras miradas. No soy un escritor o un poeta ni nada por el estilo, pero sé que entre tu mirada y la mía, hay más que una conexión. 
Kiny sintió como un fuego que la consumía por dentro al escuchar a un hombre decirle esas palabras además era el primero que lo hacia así. De esa manera tan especial. Pero Kiny tampoco pudo pensar mucho, se quedó embelesada en los ojos del empresario, ojos claros con el reflejo de la luna en ellos.
—Yo… también creo lo mismo.
—Kiny me encantas.—La piel de Kiny se erizo del todo— Desde que te vi en la tienda.
—Fernando Yo también. 
—De verdad. 
—Sí. 
—Me siento feliz cuando estamos juntos.—La voz ronca pero bajita del empresario creo una intimidad que traspasaba los sentimientos de cada uno, convirtiendo aquel postal de energía eléctrica en un confesionario. Bajo la luz tenue de una farola titilante. 
—Yo también. Mucho, desde que te conocí. Y además debo decirte la verdad. —Fernando frunció el ceño—. No soy una modelo, soy fui allí por casualidad probando suerte, por eso cuando me buscaste en alguna productora no aparecí. Espero que me perdones por ser una farsa. —Kiny boto una lágrima por los ojos, que corrió hasta caer al piso. 
—Pues creo que eso de que no eres una modelo solo lo piensas tú, para mí, eres la modelo más bella que el mundo pueda tener. —Fernando seco la lágrima que caía del pómulo de Kiny con ternura acariciando el bello y delicado rostro ruborizado de la chica—. Además soy un empresario con poder, puedo que seas la modelo más deseada de toda la ciudad, así que por favor no digas eso. —Fernando sonrió para tranquilizar a Kiny mientras que la estrecho en un fuerte abrazo pasional.—Terminemos de llegar a casa. 
Fernando tomo de la mano a Kiny y la llevo hasta la puerta de su casa como el buen caballero que era. Cuando llegaron a la puerta del patio delantero de la casa de Kiny ella se detuvo en seco y pensó que lo mejor sería que Fernando se fuera antes de que fuera más tarde. 
—Fernando gracias por todo—. Pero debes irte, es tarde no quiero que nada te pase. 
—Sí. Es verdad es tarde es mejor que me vaya.—Kiny le dio un abrazo.
—Mañana nos vemos. En la oficina. 
—Si quieres salimos o algo. 
—Ya veremos.—Ella sonrió con ternura. Enseguida le dio la espalda al hombre y se dirigió directo a la puerta de la casa. 
—¡Oye espera un momento!—Fernando dios unas largas zancadas hasta llegar a donde estaba la chica. La altura de Fernando lo favorecía y quedo justamente encima de ella. Kiny alzo la mirada para verlo.—No me vas a decir adiós.—Inmediatamente Fernando vacilo con sus manos y atrapo la barbilla de Kiny, hundió su cabeza y le dio un beso a la chica. 
Kiny no podía creer que lo había hecho, se quedó inmóvil de espaldas a la puerta viendo como Fernando se alejaba. 
—Nos vemos mañana.—Fue lo último que escucho esa noche de Fernando, y aunque fue una completa sorpresa lo que había pasado, su impresión se convirtió en una linda sonrisa. 
La mañana siguiente Kiny se levantó y fue temprano al bar, cuando llego saludo a la señora Lily y rápidamente fue a hacer su trabajo, al cabo de las dos de la tarde llego Klein, para su suerte la labor ya había terminado y solo lo esperaba a él con una cara arrugada, embelesada en su celular. Cuando la chica vio que Klein traía un ramo de flores, empezó a sentir un peso en sus hombros, para no sentirse mal completamente. El chico llego e inmediatamente saludo con un beso en el cachete. Kiny sin ánimo lo recibió. Y empezó a efluir palabras.
—Hola.—Dijo Kiny sin ganas de avanzar.
—Hola que has hecho.
—Nada bueno.—Contesto con rapidez—Tenemos que hablar. —Refuto con palabras oligas. 
Kiny obligadamente por sus emociones debía cercenar la relación, ya era hora, lo que sentía por Fernando era un más grande que lo que sentía por Klein, además él era guapo, en poco conseguiría una novia que le diera todo lo que pudiera. 
—¿Qué es?—La voz del chico se tornó algo gruesa.
—Debemos terminar.
—No.—Sorprendido se levantó de la mesa. Kiny pensó que le iba a hacer algo y se alejó lo más rápido posible.—¿Como que separarnos? ¿Porque?
—Solo debemos hacerlo, y mi carrera como modelo me lo exige. 
—Pero…
—No es un pero, es una decisión que debemos tomar. Klein lo que hemos estado viviendo es muy bonito, pero tiene que llegar a su fin. —Klein sintió como una daga atravesaba su corazón entre las palabras someras de Kiny. 
Furibundo Klein solo callo y afirmo con la cabeza, mientras que salió cabizbajo por la puerta. Kiny solo se quedó viendo con ánimos escasos haciendo una mueca. 
 




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