Entre Tu Mirada y La Mía

Capítulo 14


El alojamiento en Alaska era de lo más divertido para ambos, después de la incómoda cena con los socios, Fernando sugerido que salieran a conocer más la ciudad. Entonces el día siguiente se dedicó de lleno a hacer lo que Kiny decía, disfrutando el último día que tenían en la ciudad. Kiny se levantó temprano y se preparó para salir, despertó a Fernando y lo obligo a llevarla hasta donde vendían las panqueques, haciendo caso a lo que decía la chica Fernando era guiado por la chica hoy parecía según él, que Kiny tenía la energía del sol parecía interminable. 
La ciudad central era grande y además con abundantes bares, Kiny tras su estadía conoció bien a Alaska, la mañana se fue volando para la pareja de enamorados, que caminaba con las manos entrelazadas por las aceras, viendo vitrinas, escuchando música proveniente de los músicos callejeros, y viendo caer la nieve que hoy se había dispuesto a diluviar en pocas porciones. 
—Sabes Fernando, Me encanta Alaska. 
—Sí, ¿porque?
—Es fría, bonita y parece un cuento de hadas. —Fernando frunció el ceño manteniendo una sonrisa carismática. 
—Pero sabes que los cuentos de hadas son ficticios.
—Oye no me arruines mis ilusiones. —Kiny inmediatamente golpeo a Fernando en el hombro, pero el empresario apenas hizo una mueca de dolor.
—No las estoy arruinando, te estoy haciendo ver la realidad.
—¡Ja! Parece que eres un insensible.
—No claro que no, siempre dono un par de millones a la caridad.—Fernando se llenó de orgullo el pecho. 
—No todo es dinero.
—Si lo sé. 
—Entonces porque lo sacas al tema.
—Solo para molestarte un poco.
Kiny arrugo los labios, contuvo las palabras que quería decir, pero el empresario había dado en el clavo. 
—Mejor divirtámonos el último día que tenemos en Alaska. 
—Si mejor. 
En decisión unánime ambos fueron a pasar el resto del día en el centro comercial antes de volver a casa. Terminando la tarde con un apasionado beso y haciendo Parkourt en las calles de Alaska.
Después de una larga jornada en el pueblo alasqueño Kiny regreso a la ciudad, Fernando quedo en que los socios llamarían para el avance y colaboración de las dos empresas así que la chica no tenía que preocuparse por haber arruinado la cita de negocios, Kiny se concentró en dedicarse a su abuelo, cuando llego le trajo algunos regalos para elevarle la moral y poco después fue a visitar a Lily, al llegar al bar, la señora la recibió con una sonrisa en su máxima mueca, casi no podía sonreír más, porque se lo impedían los cachetes, la sentó en una de las mesas adyacente a la pista de baile. Cuando la vio la abrazo y le dio un beso en la mejilla, poco después preparo comida para ella, y comenzaron a hablar.
Hablaron un par de horas hasta que le había contado como fue la semana en el país del frio, Lily flipaba con las cosas que le contaba Kiny hasta el punto de reír. Poco después un ruido emergió de la cocina del bar, Kiny mirando al lugar frunció el ceño, pensaba que era una plaga, pero al contrario era una chica de cabello oscuro y piel clara que salía de la cocina con una escoba en la mano, rápidamente esta chica dando largas zancadas se puso enfrente de la señora Lily.
—Ya termine con la cocina señora.
—Muy bien sigue con el resto. 
Inmediatamente la chica siguió haciendo su trabajo.
—Creo que es mi remplazo.—Dijo Kiny sonriendo.
—Para nada, solo que alguien se debía ocupar del desastre de las fiestas mientras tú no estás. 
—Bueno aparte de eso, ¿quería hablarte de algo?
—Si dime.
—Bueno… 
Kiny siguió hablando con la señora Lily hasta que termino la tarde, poco después la muchacha se fue directamente a la casa para descansar un poco de su arduo viaje. Antes de irse observo a la pequeña muchacha que limpiaba, preguntándose se le habría costado tanto como a ella su primer día, pero sin preguntarle nada, salió del bar. Poco antes de las diez de la noche, Karina llego a la casa, preparada para hacer una quedada y que Kiny le contara con lujo de detalle todo lo que había pasado en Alaska, cosa que no funciono porque Kiny se durmió a la mitad del cuento.

Fernando poco a poco fue acostumbrándose de nuevo al calor de su ciudad, con la semana tan alocada que había pasado en Alaska le sobraban motivos para reírse de los recuerdos que hizo, al menos este viaje había sido caluroso no como los anteriores.
—Hola Cap.—Hernando llego a la oficina pasando sin tocar y camino l pequeño pasillo con una carpeta entre su brazo y con desdén se lanzó a una de las sillas.
—Hola Hermano.
—Cap. Tengo buenas noticias. 
—¿Cuáles son?
—Billy Fox acepto ser nuestro cooperador en la constructora, ya los papeles están firmados.
—Si.—Fernando se regocijo.
—Ahora solo falta que tu pongas el capital.
—Inmediatamente.—Tomo el telefonillo.—Carmen, por favor hazme una cita con el gerente del banco, Mi amigo Nicolás, dile que iré en dos días a verle, y que prepare una cuenta comercial para empresas. —Colgó el teléfono— Esto va viento en popa.
—Claro que sí. 
—Oye y cuando vamos a pescar, el otro día me quedo un mal sabor de boca con esos peces.
—El domingo te parece bien.—Hernando alzo la ceja izquierda.
—Si me parece bien.
—Y como van las cosas con la modelo.
—Bueno que te puedo decir. Mejor que bien.
—Entonces me alegra. 
—Hernando esto de la constructora hay que celebrarlo. No crees, así que organicemos una fiesta. 
—Si claro. Cap., ¿Pero en dónde? Nos vetaron del club por pasarnos de copas el otro día recuerdas. — Pensó un momento.
—Creo que tengo la solución. —Fernando se echó a reír, mientras buscaba en su Smartphone el número  celular de Kiny. Y envión un mensaje.

Al medio día la chica respondió de antemano.
<<Que remedio bueno hagámoslo>>
Fernando aviso a Hernando que preparara todas las cosas para hacer una celebración a lo grande en el bar de Lily. Obviamente Fernando pagaría la noche a la amable señora. Poco después salió de la oficina con ganas de comer algo, paso por uno de sus restaurantes favoritos, entro y pidió algún platillo exótico, cuando estaba esperándola comida, conto con la aparición inesperada de Lorena. 
—Hola fer…
—¡Lorena! Hombre que sorpresa. Siéntate.
—Bueno.—Ella hizo caso a Fernando.
—¿Cómo van las cosas?
—Bien.
—Oye sabes va a ver una fiesta el jueves en la tarde, en el bar de la señora Lily. Oh verdad no sabes quién es ella—Corrigió de inmediato— te mandare la dirección luego a tu celular. Si quieres ir, puedes hacerlo, me gustaría que llevaras al resto de las chicas y a Alejandra. 
—Bien. ¿Pero si te puedo preguntar porque motivo es la fiesta?
—Celebramos que tenemos éxito en un negocio.
—Ok entiendo. Iré. Cuenta con mi presencia.
—Claro como tú quieras. ¿Oye y eso que estabas aquí en este restaurante?
—Vengo a comer siempre que salgo del Trabajo.
—¿En que trabajas?—Pregunto con el ceño fruncido.
—Soy ejecutiva.
—O que bien ¿dónde?
—En Good Sport Company.—Fernando reconoció el nombre inmediatamente.
—Esa es la empresa de un amigo.
—Lo conoces. A el digo al jefe. 
—Si como no. 
La comida llego cortando la conversación, Fernando invito a comer a la chica, pero ella se fue apresurada por el trabajo que no le dejaba vida para nada, inmediatamente ella puso dirección a la empresa mientras Fernando se quedaba disfrutando el manjar que le habían traído. 
 




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