Kiny se levantó de la cama como era de esperarse siempre los domingos, preparo algo de comer y se fue al bar de Lily para ayudarla mientras empezaba la fiesta de la noche. Al cabo de las diez de la mañana ella llego con parsimonia al bar, saludo a la empleada con la que había generado una amistad ociosa para limpiar el piso y el desastre que dejaban los clientes en el bar. A las once, de la mañana empezaron a limpiar. A las doce de la tarde fueron a por la barra, A la una de la tarde terminaron y a las dos Lily llego con una bandeja repleta de comida.
—¿Entonces qué vas a hacer con Fernando?
—No lo sé señora Lily.
—¿Lo quieres?
—Sí. —Kiny agrego rápidamente— Pero él no da el primer paso.
—Ay muchacha, deja lo tonta, tienes a un hombre guapo detrás de ti, tal vez matado con ese tema y tú lo único que haces es ponerte peros, disfruta la vida, que cuando estas a esta edad—Lily se señaló con la mano derecha— Ya no se disfruta igual.
—Pero…
—No pongas peros déjalo fluir. Hazme caso, soy más longeva que tú.
—Si usted tiene mucha experiencia.
—Sí.
Interrumpiendo la comida, el celular de Kiny sonó, un mensaje o una llamada, ella inmediatamente lo saco para comprobar que era, poco después vio que era un mensaje de un número desconocido.
—Muchachas estamos comiendo deja eso.—Dijo Lily con un tono autoritario.
—Espera que es de un número que no tengo registrado.
<<Kiny soy Hernando tengo que hablarte de algo muy grave dime donde estas>> Ponía en el mensaje, Kiny con asombro, pensó que aquel extraño mensaje le dejaba dudas en la cabeza, así que inmediatamente contesto y le dijo a El vicepresidente que estaba en el bar de la señora Lily.
—Es algo grave.—Afirmo la muchacha.
—¿Qué es?
—No lo sé, me dijo que iba a venir a contarme. Es Hernando el que quiere verme. —Kiny frunció el ceño y masajeo la cadenita de la virgen María que siempre usaba pensando en las posibilidades.
Pasaron un par de horas, ella estaba muy inquieta y la señora Lily preocupada pero se mantenía haciendo lagunas labores para que la intriga no le jugara una mala pasada. Kiny estaba casi desesperada, algunas veces la señora Lily la detuvo de arrancarse la caballera por el suspenso. Hernando entro todo empapado por la puerta delantera del bar, con la respiración agitada y haciendo un escándalo completamente.
—Kiny—Grito desesperado. —¿Dónde estás?—Inmediatamente Lily se alarmo, mientras Kiny salió disparada de la silla al escuchar el grito del hombre. Fue a la puerta del bar, y se puso delante de Hernando.
—¿Que pasa Hernando? ¿Por qué estas empapado?
—Kiny.—Como un rayo Hernando se fue a los brazos de Kiny en un abrazo consolador.
—¿Que pasa Hernando?
—Fer… Fer… No puedo.—Lily observaba distante con la muchacha del aseo.
—¿Qué pasa? Dime no me pongas así.—Hernando no podía decir una sola palabra, sus vocales era acompañadas por unas largas respiraciones, inhalaba con fuerza como si estuviera llorando.
—El cap. Esta…—Otro intento fallido.
—¿Que pasa dime…?—Kiny trato de empujarlo un poco en el pecho para alejarlo, pero no podía él se aferraba a ella, hasta que Kiny escucho un leve sollozo en su oído.
—Fernando Aguilera, Cap. Esta…—Con valor punzante, el tomo de los hombros a Kiny y se separó un poco de ella, la miro fijamente a los ojos, con escasas lágrimas cubriendo sus ojos y la cara sucia por haber estado antes en el rio—. Fernando está muerto. Saliendo del rio una ola nos tumbó…—Hernando suspiro con dolor—. Caímos al agua. Él se enredó con la caña. Y cuando el guardavida llego, ya era tarde.
—No… No… ¿Es broma cierto? Dime que es una broma de mal gusto de las suyas. Dímelo.—Grito Kiny desesperada tambaleando con brusquedad.
Hernando lentamente negó con la cabeza sin decir una palabra.
—No… No… No… esto no puede estar pasando. No.
Kiny empezó a temblar, miro a Lily y a la muchacha del aseo, todos estaban paralizados en el bar.
—Fernando—Musito bajito Kiny mientras rompió en llanto, acto seguido cayo de rodillas al piso. Hernando quien era el que estaba más cerca, se agacho para darle un abrazo y calmarla un poco pero solo consiguió hacerla llorar más aun, la señora Lily también llego al acto, abrazando a la muchacha para darle consuelo.
—Fernando me dijo antes de que nos hundiéramos, que te amaba mucho.—Dijo Hernando al oído de la chica.
Kiny siguió llorando sin dilaciones, lloro por horas hasta que Lily la pudo calmar.
Pasaron las horas y la noticia se había regado por toda la ciudad, a pesar de que Hernando solo aviso a las personas importantes, el guardavidas había dado la autopsia, Fernando estaba muerto y su cuerpo desaparecido. Pronto en la empresa las cosas empezaron a prepararse para hacer un funeral digno de uno de los empresarios más reconocidos, aunque la decisión fue tomada por Karina quien estaba ayudando, porque tanto Kiny como Hernando estaban devastados.
La señora Lily también ayudo a encargarse de las cosas más necesarias para el funeral, aunque la cuenta corría por el dinero de la empresa, en las próximas horas los preparativos iban a comenzar. Alejandra y Lorena estaban al pendiente de todo, absolutamente todo, también tenían sus lágrimas en los ojos, la noticia había impactado a todos, pero más a la madre de Fernando que por distancia no podría viajar hasta donde lo velarían, pero estaba sumida también en un dolor moribundo.
Todos estaban en el bar de la señora Lily poco después de la noticia, Hernando se había cambiado de ropa y dado la explicación a la policía de lo que había ocurrido. Poco después llego la prensa, pero Karina con agilidad los mantuvo afuera con un equipo de seguridad de la misma empresa.
—¡Kiny!—Fernando se acercó por detrás a la chica, quien estaba llorando en una mesa en solitario. Ella lo miro inmediatamente, dejando ver su cara totalmente roja, y sus lágrimas cayendo por la mejilla.—Tengo que hablarte de algo que me dijo Fernando, creo que lo debes saber.
Ella afirmo con la cabeza.
—Él dijo que, contigo se sentía como que de verdad eras la indicada, que eras la chica que le movía el corazón, y hasta se quería casar contigo. Cuando hablaba de ti, él se sentía muy feliz, se veía que te quería mucho, que te amaba—Dejo caer una lagrima— y quiero que me disculpes. Porque no pude salvarlo, no pude—Soltó otra lagrima y apretó los puños— No pude. Yo sé que también lo querías mucho, y si quieres puedes odiarme con todo tu corazón, porque él no quería que fuéramos a pescar hoy, dijo que había mal tiempo, pero yo.—Sollozo—Yo le insiste que nos quedáramos. Yo soy el culpable de que él esté muerto, el que debería estar muerto soy yo, no él.
—Las cosas no pasan por que uno las quiera. Yo no te puedo odiar, porque entonces Fernando estaría enojado conmigo, ya que tú eres como su hermano. Yo sé que él te perdono, además no es tu culpa.
—Si lo es.
—Tranquilo.—Kiny se levantó de la silla y le dio un abrazo—. Tu perdiste a tu hermano, y yo a mi esposo. Estamos iguales.
Kiny dejo a Hernando solo en aquella mesa de lamentaciones mientras ella iba al baño, para lavarse la cara, Karina llego inmediatamente a donde estaba Hernando. Con una cara que decía que no encontraba el modo de consolarlo. Pero se plantó enfrente del hombre adolorido y lo abrazo con pasión.
—Vamos afuera para que no te hagas daño, bebamos un café.—Hernando afirmo con la cabeza mientras salieron del bar hasta una cafetería que estaba cerca.
—Soy un inútil.—Repico Hernando aparentando los puños.
—No es así.
—Si lo es.
—No.
—Si no hubiera ido hoy a pescar.
—Las cosas pasan por algo—Paro de lleno a las especulaciones de auto culpa que Hernando palabreaba desde que abría la boca.
—Pero me duele Karina.
—Claro lo se.—Ella puso la mano en la espalda de Hernando—. Pero yo estoy aquí contigo, nada más va a pasar, por favor come algo y después volvamos al bar. —Karina ordeno unas donas y un café.
—No tengo hambre.
—Pero debes comer algo.—Karina puso el platillo con las donas enfrente de Hernando.
Fernando daba toques a la comida sin ganas, Karina se enfrentó a él con más tenacidad que antes.
—Come.—Exigió. Hernando se puso más blando y haciendo caso a lo que Karina decía comió algunas donas, aunque no las terminaba por completo.—Déjame limpiarte.—Karina empezó a limpiar con algo de paciencia el rostro del chico, con suavidad limpio las lágrimas con una servilleta, luego fue bajando hasta rozar sus labios, pudo notar que estaban secos y además calientes, suaves. Karina se echó más adelante para seguir limpiando con ternura, Karina se puso un poco más cerca. Hasta que quedo a centímetros de él, limpio con parsimonia sus labios y terminado el trabajo miro detenidamente a los ojos grises de Hernando, su piel tenía un pequeño rubor, Fernando sentía alivio en el pecho mas también dolor, pero cerro los ojos y dejo que el cuerpo hiciera lo que quería, sin remedio termino en una apasionado beso que Karina detuvo con suavidad segundos más tarde.
—Debemos volver.
—Sí.
Volvieron al bar, Hernando un poco más calmado, y Karina muy conforme con que el vicepresidente había comido algo, ahora no se iba a desmayar del hambre tan siquiera, cuando llegaron al bar fueron a una mesa a esperar que los preparativos terminaran, Karina ofreció sus piernas para que Hernando se recostara a tomar una siesta corta, cosa que hizo completamente en orden y poco después quedo dormido al sentir las cálidas y suaves piernas de la bella chica. Karina acaricio el cabello del muchacho con delicadeza hasta que el quedo en un profundo sueño.