Epílogo
Poco Después de que Fernando regresara a la ciudad empezaron los preparativos para ir a la playa como le había prometido a Michelle.
—¿Entonces iremos a la playa?—Limito a decir Kiny.
—Sí.
—¿Entonces a Rio?
—Sí, pero antes debemos ir a por Daniel y Aurora. Sabes cuándo ellas me ayudaron a salir de aquella parte donde estaba perdido, fueron el único apoyo que me quedaba, así que les prometí que las llevaría a la playa para compensar las molestias.
—Eres muy generoso.
—Bueno que más podía hacer, tenía que ser agradecido.
—Hagamos las maletas amor.
—Sí.
Fernando se puso muy obediente a hacer aquellas maletas para quedarse una semana completa en la playa. Una semana completa de pura diversión, aunque las cosas no se podían ir de control tampoco, pero sabiendo cómo era todo, estaba más que seguro que se iban a divertir de una manera bestial. Hernando llego al departamento donde estaba la pareja.
—Cap. Soy yo abre.—Inmediatamente Fernando fue a la puerta a abrir.
—Hola Hernando, estamos listos y ¿tu?
—Si claro cap.—Mostro una maleta abrumadora—. Pero hay que ir por Karina aun.
—¿Ella también?—Pregunto Kiny.
Insospechadamente Fernando nunca le dijo a Kiny que los demás aparte de aurora también iban incluyendo a la señora Lily. Hernando puso la maleta junto a los demás y fue a buscar el carro en donde iban a viajar. Enseguida Fernando volvió a ponerse juicioso en terminar la maleta, dos horas después Karina llego a la escena, se integró con otra maleta en la que iba toda su ropa íntima y puso conversa a Kiny esperando que llegara Hernando. El apartamento empezaba a estar abarrotado. Las chicas inmediatamente se pusieron a conversar sobre los distintos lugares en los que podían hacer turismo y nadar. Fernando no sabía de qué se alegraban tanto, solo era un paseo común a la playa, pero las mujeres lo tomaban muy apecho.
Hernando llego con el carro y toco la corneta dos veces que era la señal para que bajaran, inmediatamente las chicas bajaron rápidamente dejando a Fernando con el resto de maletas pesadas, el empresario se encogió de hombros y en ocasiones maldijo un par de veces. Poco después con esfuerzo y algo de ayuda de Félix quien lo ayudo a bajar algunas maletas al carro, termino la tarea, aunque puso una cara más seria, Kiny impaciente por llegar a la playa apuraba a Fernando.
—Vamos apúrate más.
—Calma que ustedes no eran los que llevaban las maletas.
—¿Que insinúas?
—Nada.—Kiny se sintió algo incomoda con aquella actitud de Fernando.
Hernando puso rumbo directo a la casa de Daniel, donde estaba Aurora y Michelle, poco después en medio de la nada, el trafico los atasco, pudieron escapar del calor de la ciudad después de la hora pico, muy pico. Condujeron hasta donde estaba Daniel esperando con sus chicas, poco después llegando al departamento del fotógrafo, Michelle y Aurora también se subieron al auto, las chicas quienes estaban en el asiento de atrás, empezaron a encogerse para poder mantener el espacio. Las cosas en el carro se estaban poniendo más abarrotadas, aunque Fernando vacilando tener el mejor puesto disfrutaba una dulce venganza por lo de las maletas.
Sin más dilaciones pusieron rumbo a la playa de rio. Ese mismo día en la noche, consiguieron un hotel y por suerte con habitaciones separadas. La camioneta venia llena de maletas hasta no poder más. Encima poco después la señora Lily se sumó con tres maletas más, repletas de ropa, Fernando al verla puso una cara de espanto.
El día siguiente comenzaba, las chicas inmediatamente despertaron del sueño y se pusieron sus bikinis, dispuestas a dar una caminata mañanera antes del desayuno, Kiny se pudo un top y un paño que cubría algo la parte de debajo de su abdomen, aunque sus largas piernas las dejaba al descubierto. Karina por su parte llevaba una falda combina con su traje de baño y un sombrero de paja para taparse de sol y no terminar completamente morena. Pasaron por algunas cosas y poco después se achantaron en uno de los chiringuitos que había en la playa para beber algunos jugos.
Después de inspeccionar la playa de arriba abajo, volvieron al hotel para luego reivindicarse con las parejas, sabiendo que ahí iban a dar en lugares distintos, las citas y los momentos para estar a solas en conjunto amoroso y con poca ropa solo sería en las tardes cuando cada uno regresara después de haber hecho alguna actividad en la palia.
Día 1 por la tarde.
Kiny y Fernando, aún estaban algo enojados por la pequeña pelea de la cual fueron culpables las maletas, pero salieron a buscar algunas ostras y se volvieron a reconciliar, mientras que se besaron intensamente hasta el atardecer, allí volvieron al hotel para terminar metidos en el cuarto, Karina y Hernando vacilaron la noche llego a clubs adyacentes a la playa, allí se emborracharon hasta no poder más y llegar gateando al cuarto de la habitación, donde quien sabe que paso. Daniel y Aurora junto a Michelle, se quedaron disfrutando la naturaleza de la playa sacando fotos, de los animales que veían y poco después volvieron a la habitación correspondía. Y la señora Lily solo paso el día en su cuarto durmiendo por el largo viaje, como ella decía.
Día 2
Las olas eran perfectas, Kiny convenció a Fernando que hiciera surf, cosa que termino en el hospital, al caerse de la tabla y poco después casi ahogarse con una ola que le cayó encima y rescatado por el salva vida de la playa, que lo llevo en la ambulancia rápidamente al hospital para que hicieran más pautas, además de alguna RPC. Descarto la opción de volver a practicar algún deporte extremo, por suerte Fernando salió de alta esa misma tarde cuando pensaba que pasaría el resto de la semana en el hospital más cercano pero no.
—Ves no me digas que haga algún deporte extremo. —Dijo saliendo de hospital.
—Si cariño, entiendo lo siento.
Le planto un tierno beso.
Karina y Hernando volvieron a vacilar toda la tarde en los bulevares adyacentes a la playa, en donde curiosamente conocieron a una señora que podía ver el futuro, con un poco de ignorancia hacían que la señora leyera su mano para comprobar si era cierto, aunque poco después les quito más dinero por solo hacer algunos trucos de magia absurdos, que ellos creyeron inmediatamente. Fueron hasta el bar más cercano y se volvieron a emborrachar esta vez con motivos espirituales. Muy espirituales, los cuales partían de los principios de la brujería.
Aurora y Michelle recorrieron la playa buscando caracolas de mar, consiguieron muchas, las primeras a la orilla de la playa, luego tuvieron que caminar hasta la parte más alejada de la misma costa por falta de recursos para hacer un collar, allí descubrieron algo espantoso, un pozo de contaminación, muchos materiales estaban allí contaminando la playa, y el ecosistema era interrumpido. Tomo unas fotos para luego mostrárselas a Fernando para que con sus influencias hiciera algo. Daniel fue comprar ese día una cosa muy importante.
La señora Lily conoció a un hombre mayor que era productor de zapatos, allí le intereso más conocer al hombre, así que converso tranquila con el en una tumbona en la playa, a las cinco de la tarde volvió al cuarto.
Día 3
Las actividades no paraban.
Día 4
Hubo una pequeña riña.
—Estabas viendo a la chica de bikini negro.—Dijo Kiny cruzando los brazos—. esa caballota.
—No solo son ideas tuyas. En la playa hay muchas personas. Muchas mujeres es imposible que no vea a ninguna.
—A ósea que ves a todas. Cerdo.—Insulto con pudor.
—Que, no me digas así. Solo te veo a ti.—Se trató de justificar.
—Si claro cómo no.
—No me crees.
—No.
—Diablos por estas cosas peleamos tanto.
—Si tu hasta que no dejes de ser un cerdo, que siempre quiere tener a un harem de mujeres a su lado.
—Claro que no. Me he dejado de eso ya, desde que te conocí.
—Claro, hasta que ves a la primera caballota que pasa ¿no?—Fernando se hartó de la actitud tan deliberante de la chica y le planto un beso, al principio le puso resistencia, pero luego termino en un apasionado beso. Y más tarde en una salida a la playa nuevamente.
Día 5
—¿Qué demonios es eso Hernando?—Pregunto Fernando, señalando a un muñeca de paja, amarrada con hilos de cuerda artesanal y teniendo unas prendas de vestir de lo más anticuadas, además de ser una horrible muñeca con unos ojos hechos con botones y una sonrisa parecida a la del mismo demonio.
—Es una amuleto para la suerte.—Fernando volvió a mirar con paranoia.
—Claro—Afirmo con hipocresía— como tú digas. ¿y has tenido suerte desde que la compraste?
—No lo sé. —Fernando examino bien la pequeña muñeca
—Idiota, es una muñeca vudú.
—¿Qué?
—Si deshazte de ella rápido.
—Pero si era para la suerte.
—¿Quién te dijo eso?
—Una adivina.
—Deshazte de ella rápido.
Rápidamente Hernando fue a desechar la muñeca en el cuarto de baño, pero luego sospechosamente después de salir, la muñeca volvió a aparecer en el lugar donde estaba antes, al lado de la almohada en la cama de Hernando. Fernando se encargó personalmente de botar la muñeca afuera del hotel. Saco ese objeto maldito, y poco después fueron a la playa con las chicas, cuando volvieron a la noche a la habitación, la muñeca los miraba desde la misma dirección de la mañana. Con su sonrisa macabra echa con una cabuya de lo que antes era un costal de papas, Hernando entro en completo terror.
—No nos queda más opción. —Dijo Fernando.—Busca el auto.
—Si cap.
Inmediatamente Hernando busco el carro, estaba completamente horrorizado, pero Fernando lo mantenía a flote, pensaba que las cosas se volverían mejor cuando tiraran la muñeca, fueron a una montaña cerca de la playa abrieron un hueco en la tierra y pusieron a la muñeca ahí. Estaban completamente seguros que no volverían a saber nada de ella. Mas cuando regresaron al cuarto, allí estaba la muñeca otra vez, Fernando aterrado se desmayó y Hernando salió corriendo cual niño asustado.
Lo que no se percataron es que las muñecas las vendían por paquetes en la tienda de objetos raros de la esquina, y que las chicas habían comprado un paquete en complicidad solo para hacerles unas pequeñas bromas a los hombres.
Día 6
—Hola amor.—Dijo Kiny. Despertando a Fernando de besitos.
—Hola.—El aún estaba entre dormido.
—Vamos a disfrutar el último día en la playa.
—Ya va estoy durmiendo.
—Levántate de una vez no nos perdamos este maravilloso día.—Kiny abrió las cortinas pero estaba lloviendo, enseguida se sorprendió.
—Si como tú digas.—Y se volvió a meter en la cama.
Poco después, en la tarde estaba completamente soleado, como si nada hubiera pasado, claro Kiny estaba convencida en salir a las tumbonas a ver gente, o a tomar un poco de los generosos rayos de sol que aun titilaban en la tarde.
—Fernando, —Dijo Kiny en tono serio—, estaba pensando en lo que dijiste.—El la miro fijamente a los ojos, mientras estaba recostado en la tumbona.—Lo de destino.
—¿Qué?
—Pienso, que nosotros duraremos lo que el destino quiera, no somos la pareja perfecta ni mucho menos la princesa de tus sueños. —El rio un poco—pero sé que podemos hacer la relación un poco más llevadera si nos conocemos más aún. Y si nos damos más tiempo antes de casarnos, creo que será mejor.
—Como tú quieras.
—¿No tienes inconveniente en que te haga esperar?
—Lo bueno se hace esperar.
—¡Tonto!
—Si lo soy, pero por tu culpa.—Ella rio con parsimonia.
—Entonces lo intentamos.
—Sí. Iremos poco a poco, tu serás mi druida. Aquella que me vaya guiando en la relación. Y si quieres hacer algo lo haremos, si no lo quieres no lo haremos, justamente como llevamos haciendo los últimos días.
Fernando se levantó un pequeño segundo para depositar un beso en la quejilla de la chica.
—Te quiero mucho modelo.
—Yo también empresario.
Siguieron contemplando las olas y el ambiente tan tranquilo de la playa, viendo como las gaviotas aun pescaban algo de comer, y como el sol se pintaba de rojo para dar paso a un atardecer de película matizado con acuarela llamativa, así el día se convirtió en noche, la nubes en estrellas y el cielo azul, en un morado oscuro, pensando en que las cosas esta semana habían sido de lo más divertidas, Fernando sabía que el destino que él iba a formar, estaba junto a ella, la modelo más bonita de la ciudad, Kiny.
—Vamos a los chiringuitos.
—Como tú digas.—Kiny se levantó de la tumbona y puso rumbo al establecimiento donde unos chicos lo atendieron con la mayor rapidez que podía tener, además sirvieron bebidas adecuadas para la ocasión, terminando la noche con una caminata nocturna, entre la marea alta y la brisa refrescante de la playa.
—Te amo.—Dijo Fernando en solitario cuando estaban sentados en la playa contemplando las estrellas.
—Dijiste algo.
—Nada solo una tontería.
—¿Que era?—Pregunto la chica.
—Que te amo.—Kiny se sonrojo de pies a cabeza hasta que se fue a él y le dio un acalorado abraso y planto un beso.
—Yo también empresario.
Poco después regresaron hasta el hotel, donde pasaron la noche con tranquilidad esperando que la mañana regresara para irse a casa nuevamente.
Día 7
Muy por la mañana todos se reportaron en el Lobby del hotel que había pagado Fernando, la primera en estar allí fue la señora Lily quien estaba con el hombre que había conocido antes, se despedía de él, y las muchachas no pararon de hacer bromas acerca de que la señora se había tirado a un nuevo novio, y que encima tenía dinero, aunque tenían que parar la dosis de bromas, porque si escuchaba a alguna de las dos, le iba a dar un regaño de padre u señor nuestro. Hernando bajo con sus maletas y las de Karina, eran muchas, y la pequeña muñeca iba allí, enrollada en la toalla de Hernando esperando que cuando llegara a casa le jugara una última broma. Fernando bajo rápidamente con las maletas de Kiny y se incorporó a la conversa, estaban todos muy felices de haber pasado unas vacaciones tan amenas en la playa aunque solo fueran por pocos días.
Los que se estaban tardando más, eran Daniel y Aurora, porque la pequeña Michelle daba carreras por la recepción, Fernando fue a tomarla de las manos para que no se fuera a perder, aunque sabiendo cómo era la pequeña él se perdería antes que la niña. Pasaron unos minutos y la gente comenzaba a desesperarse sabían que el viaje todavía era largo, Fernando casi sube a buscarlos, pero el elevador se abrió y Aurora salió con una sonrisa de punta a punta.
—Vaya ya estábamos por subir a buscarlos, se les pegaron las cobijas del hotel.—Dijo Fernando en tono sarcástico.
—Calma, Daniel tiene que decir algo.
Todos escucharon, haciendo bululú de lo que quería decir el fotógrafo.
Inmediatamente Daniel salió del elevador con una sonrisa y las manos en sus bolsillos.
—Es verdad quiero decir algo.
—Vamos dilo que ya nos vamos Daniel.
—Bueno.—Todos hicieron un poco de silencio en el lobby.—El motivo porque los hice esperar, es muy fácil, quiero confesar mi amor por Aurora, —Aurora enseguida se ruborizo, y puso los ojos en blanco—. Saco un pequeño cofre de sus bolsillos, ¿Aurora quieres casarte conmigo?—Daniel se arrodillo. Todos quedaron impactados. El silencio acampaba en la sala, y hasta la pequeña Michelle se había quedado paralizada con la declaración.
—Acepto.—Dijo sin pensar aurora. Enseguida corrió a darle un abrazo y a besarlo apasionadamente. El resto de los muchachos aplaudieron con parsimonia, y la señora Lily se regocijo entre tanto júbilo.
—Creo que hay que sacar una foto, para que los recuerdos sean imborrables en el tiempo, y cuando estemos viejos recordar este día.—Dijo Daniel.
Todos se acomodaron para sacar una foto, agrupándose todos de derecha a izquierda, Aurora Michelle y Daniel, en el centro, a la derecha la señora Lily y el hombre que conoció de nombre Claudio. A la izquierda, Fernando y Hernando uno detrás de otro, y Karina y Kiny delante de ellos. Un mozo generoso fue el que tomo la foto que los dejo inmortalizados en el tiempo, sabiendo que la aventura terminaba para comenzar otra nueva, aun más larga. Aurora en secreto se acercó a Fernando cuando estaban más disperso, subiendo las maletas al carro. Y susurro a sus oídos:—Gracias por todo empresario, gracias por haberme cambiado la vida.
—¡De nada! Es mi recompensa por haberme ayudado aquel día.—Dijo el, sin mirar atrás, porque sabía que soltaría unas cuantas lagrimas si lo hacía.
Aurora termino por alejarse y poco después fue subiendo a la camioneta con Daniel. Todos se fueron montando paulatinamente, Fernando inquirió una sonrisa, y con un destello de melancolía cerro el maletero que iba repleto. Kiny se acercó por detrás, y se puso a un lado de él.
—Espero que no vayas a hacer un show como ese, cuando me vayas a pedir que me case contigo. —Alzo las cejas con picardía.
—Yo lo haría en la Televisión.
—¡Tonto!
—Si lo soy. Pero que más tengo que vivir con mis desperfectos.
Fernando Hundió la cara, y le planto un beso a la chica. Todos esperaban que el carro avanzara para poner rumbo a la ciudad, a comenzar un nuevo capítulo de sus vidas.