Entre tu oscuridad y la luna

Capítulo 11 -Muñequita-

Hace dos años

Narra Eliana (15 años)

Aquella mañana era especialmente soleada, los pajarillos cantando, la brisa de la primavera y el aroma dulce y delicado de las flores silvestres inundaban el ambiente mezclándose con el aroma del desayuno recién preparado, hacía ver que ese día sería igual que todos, mientras yo desayunaba escuché a Ariadna correterar por las escaleras y casi tropezarse, se había levantado tarde como siempre.

-Porque no me despertaste??! Hoy tengo examen de biología con el señor Ferrys, va a reprobarme!!!.

-Te llame unas 4 veces y tu alarma no dejaba de sonar, así que no me culpes.

-Agh!! Voy a adelantarme!! Si me doy prisa aún puedo llegar, estarás bien por tu cuenta Eli??

-Si no te preocupes, tú vete antes de que el señor Ferrys te repruebe- Ari me hace caso y sale de casa apresurada, me rio de su torpeza y termino mi café tranquilamente, después de terminar mi dirijo hacía la escuela sonriente, como siempre atraigo miradas de los lobos jóvenes, aunque sea algo incómodo tampoco me desagrada recibir la atención por lo que sonrio de forma amable a los chicos que regresan a verme, al llegar a la escuela como siempre voy a mi casillero y pongo dentro mis cosas, algunos murmullos a mi alrededor se hacen presentes por lo que observo de reojo y agudizo mi oido.

-Se cree tan importante sólo porque es la hija del Alpha...

-Ni siquiera es tan bonita...

-Si...a leguas se ve que es operada...

-Jajaja claro como papi es rico le paga todas las lipos jajajaja....- Estupidas chicas, cierro mi casillero con fuerzas haciendo que ese grupito se de cuenta de mi y se asuste así que haciendo gala de mis mejores modales me acerco a ellas.

-Oh por favor sigan hablando un poco mas de mi, me interesa saber que otro defecto me encuentran- Amplio mi sonrisa y ellas se van refunfuñando, hipócritas, camino hacía mi salón de clases cuando veo a Ari caminar cabizbaja.

-Hey que sucedio? No te dejo rendir el examen??.

-Si, pero en la prisa olvide mi tarea y la reviso quiere hablar con papá mañana...- Sonrio suavemente acariciando su rizado cabello mientras vamos juntas hacía nuestra siguiente clase, gimnasía, en lo personal yo odio esta clase pero a Ari le hace feliz ejercitarse, pero más que nada presumir que esta mejor entrenada que el resto, me detengo un momento al notar que no traigo conmigo mi botella de agua por lo que le pido a Ari que siga sin mi, ella acepta mientras voy a la cafetería por una hasta que me encuentro con el profesor suplente de la señorita Olivia, se supone que se llama Luciano Abagnale, es de descendencia italiana, y es el profesor de literatura, trae a todas las chicas locas, pero a mi.... me crea demasiada desconfianza, se acerca a mi y me saluda a lo cual respondo por cortesía.

-Eliana, dolcezza* no deberías estar en clase?- Suspiro tomando mi botella y sonriendo.

-Justamente a eso iba señor Abagnale, si me disculpa llegaré tarde.

-Espera, antes de que te vayas me gustaría que fueras en la tarde a mi oficina, tu ensayo acerca del libro el perfume fue hermoso y me gustaría discutirlo contigo.

-Si por supuesto pero si me disculpa debo darme prisa o llegare tarde, con permiso- Me voy de la cafetería a paso rápido ante la penetrante mirada de aquel sujeto, cuando se trata de situaciones socialmente tensas soy muy mala para ocultar mi incomodidad por lo que me decido por dos métodos para salir de eso 1.actúo ruda y espero que la otra persona se intimide o 2. invento una excusa y salgo corriendo para no tener que dar una explicación.

La mañana transcurre con normalidad hasta que finalmente las clases acaban, camino a lado de Ariadna quien se estira con pereza.

-Al fiiiiin acabaron las clases!!! Hey quieres pasar por la plaza por un té de burbujas?.

-Si pero ve adelantandote primero debo resolver unos asuntos con el señor Albagne, no me tardo- Cuando tomo mis cosas Ari se retira y yo camino hacía la oficina de Albagne, al llegar toco tres veces hasta que su voz me invita a entrar, me recibe el tomando un vaso de tequila.

-Ah Eliana, preciosa temía que no fueras a venir...

-Acaso hay algo mal con mi ensayo señor Albagne??.

-Tan fría como siempre pequeña, vamos toma asiento y no me hables de señor no soy viejo sabes?.

-Sólo he venido por mi ensayo, así que me gustaría que fuera directo al grano- Él se levantó de su asiento y rozó con la yema de sus dedos mi hombro, su simple tacto me dío muchos escalofrios y sabía que algo no estaba bien por lo que en un impulso rápido me levante de la silla para salir de ahí pero en él fue más rápido por lo que me acorraló en su oficina, su mirada repugnante recorría mi cuerpo con lujuría...era tarde para hacer algo...mi transformación aún no había llegado por lo que no hubo oportunidades para mí...

Al abrir mis ojos me vislumbré en el sillón de Albagne...mi ropa yacía rasgada a un lado mientras el fumaba un cigarrillo...un dolor en mi vientre me hizo ver lo que había ocurrido conmigo, y las lágrimas empezaron a agolparse en mis ojos haciendo que sollozara, esto llamo la atención de Albagne quién tomo uno de mis mechones de cabello y lo acercó a su nariz.

-Tuviste miedo no es asi?...Si no te hubieses resisitido tanto esto hubiese sido rápido muñequita...en fin, no debes decirle a nadie lo que paso de lo contrario...solo te provocarías muchos problemas- Él tomo su ropa y salio de ahí sin mirar atrás, mi cuerpo entero no se movía debido al miedo, la repulsión, todo esa mezcla de sentimientos fueron una mala combinación para mi. Decidi que lo mejor era ir a casa, estaba anocheciendo...el camino para ir a casa se hizo terriblemente largo y tortuoso debido a lo que estaba sintiendo, ¿Qué debia hacer? ¿Hablar sería una opción? ¿Alguien iba a creer en mi?, todas esas preguntas acumuladas en mi mente hicieron que tropezara y empezara a llorar hasta que una mano se poso en mi hombro se trataba de Ariadna quien me veia con tristeza y remordimiento.




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