Entre Tú Stand y El Mío

Capítulo 3


Nathalia llego cinco minutos más tarde a la tienda, tan escandalosa como siempre. Y con dos palabras interrumpió lo que estaba haciendo Sindy. —Cuéntamelo Todo— Dijo con emoción. Y Sindy con una sonrisa como la de una niña no pudo evitar ese momento de cotilleo.      Pie de la letra y la chica flipo en varias ocasiones                                    
—Él es muy lindo. Afirmo Sindy                                
—Entonces porque no le das una oportunidad.                            
—Nathalia yo… tengo miedo. —Afirmo Sindy con inseguridad.         
En ese mismo momento llego el Gerente del Gimnasio del fondo del pasillo, con paso firme imponía su rudo físico, —aquel físico que no le gustaba para nada a Sindy— y dio unos pasos acercándose al mostrador de la tienda. —Hola Nathalia, veo que estas con tu amiga. —Sindy no sabía de donde Nathalia conocía al gerente del Gimnasio de al lado.                             
—Hola Vicente, —Sindy pensó que ellos traían algo en el fondo— ya la fiesta está cerca, estoy ansiosa por ir.                                                
—De eso venía a hablaros.         
 No sabía si eran sus instintos pero, a Sindy el corazón le gritaba peligro, como si algo no fuera a salir bien, un aura oscura se dejaba ver encima de ese tipo, conocía a los de su clase, pues se parecía mucho a Roberto. Esa sonrisa que destilaba, parecía la de un villano en serie televisiva. No pintaba nada bien aquel infame entrenador, además las toneladas de músculos que dejaba exhibir con sus pequeñas franelas y franelillas era la señal más verdadera de su narcisismo. Nada bien podía salir de un hombre así.                                                 
—Chicas hay una fiesta en honor al Gimnasio Flores. Va a ver una gran fiesta a finales de este mes, quiero que vayan me honraría su presencia. 
<<Que arrogancia>> decía en su mente Sindy. 
—No gracias, voy a estar ocupada con las cuentas hasta el próximo mes, además un nuevo producto va a llegar y debo estar pendiente en mis finanzas.                         
—No seas así Sindy… —Dijo Nathalia                                 
—Vamos Sindy, ve y diviértete un rato, aquí está la entrada por si te decides, —El hombre dejo un par de estradas en el mostrador— Antes de que te vayas ve al Gimnasio Nathalia, para finiquitar tu inscripción.                                             
—Bueno nos vemos Vicente. Sin más palabreo el hombre se marchó con orgullo, y se fue a su trabajo, mientras Sindy se reincorporaba.                                 
—¿Te apuntaste a un al Gimnasio? Preguntaba la chica a Nathalia entretenida en el par de entradas para la fiesta.                                             
—¿Si porque?                                            
—Ten cuidado amiga, él no me da buena pinta.                             
—Deja las tonterías amigas, mejor veamos las entradas. Mira. Ella puso las estradas en la cara de Sindy, holgazaneando un poco. 
La mañana paso entre miles de fotos de pedicuras entonces la hora del almuerzo llego, Sindy espero a que Nathalia saliera del stand para ir a comer un almuerzo ligero. Paso por la tienda de Sander y tuvo curiosidad del que estaría haciendo, pero con disimulo miro con de reojo a la tienda, aunque no vio a nadie. Le pareció algo extraño, aunque estaba más dispuesta a conocer un poco más al chico de cabello ondulado. Bajo por el ascensor y puso marcha al ala tres del centro comercial. 
Entonces llego a su restaurante favorito además de confianza. ”El Sunny Restaurant” así se llamaba donde siempre almorzaba,  sabía que en un centro comercial habían cucarachas y demás plagas, no iría a comer en cualquier lugar de segunda. Entro por la entrada y con su vaivén de emperatriz dejo a los hombres del lugar en stop. Se sentó en una mesa con vista a la calles, por los amplios cristales de la ventana, además pidió al camarero un menú rápido, entonces el amable chico con avidez salió a traérselo. Pero de repente ve que alguien está a  un lado de ella, era Vicente el gerente del Gimnasio quien traía una bandeja también en las manos. —¿Comemos juntos? Pregunto el ferviente. Sindy solo asintió con la cabeza. 
Vicente se sentó al otro lado de la mesa, quedando enfrente de la chica. 
—¿Oye por qué no quieres ir a la fiesta?                                —No tengo que darte explicaciones. Dijo ella con el ceño fruncido.                 —No las pido, solo quiero saber porque no vas a ir, para ver si te puedo ayudar. El hombre estaba convencido de ayudar a Sindy, más la proposición de un cachas como el, no iba a ser tomada en cuenta por la chica.                                         
—No estoy pidiendo tu ayuda, además vete estoy esperando a alguien. —Mentira ella no estaba esperando a nadie, solo quería estar sola para pensar en las cosas que se le venían encima con los pedidos.                                            
—Bueno pero dime ya te han dicho, que eres muy bella.                     
—Si muchas veces, gracias por el alago pero vete. Sindy quería salir de esta conversa que no llevaba a ningún lado más que una fiesta absurda.                             
—Ve a la fiesta por favor, lleva a tu amiga Nathalia. Estaría muy contento de que fueras. 
Pero Sindy vio a un Ángel que le  iba a sacar de aquella situación, además de alejar a él cachas de Vicente de ella definitivamente, Sander estaba con asombro al restaurante, pensaba que estaba bien decorado y parecía buen lugar para una comida completa, después de una jornada de trabajo, el entro y olio los diversos platos, Entonces miro un poco alrededor de las mesas para encontrar un buen lugar, y vio a Sindy el casi pegaba una carrera hacia ella, pero vio que estaba con un hombre musculoso. El frunció el ceño y se extrañó de la situación parándose en seco. Entonces se fue a la barra con disimulo y pidió una hamburguesa para comer mientras preparaban el almuerzo de ejecutivo. 
Después salió de la barra y se iba a sentar en una de las mesas del centro de la sala, siempre atento a por si ella le daba un beso o un abrazo acalorado, pero vio a Sindy haciéndole señales con las manos, Debía estar viendo mal, así que miro atrás de él, no había nadie más parado, volvió a mirar para atrás, estaba completamente extrañado, la chica lo estaba llamando, estaba de muy buena suerte, pero que quería ella, estaba con ese hombre, no iba a dejar a una cita o un conocido por llamarlo a él, entonces se fregó los ojos, para ver si no era un error por el cansancio del trabajo. Pero no era un error como él creía, entonces decidió ir a ver que quería la chica. 
Sindy vio la situación perfecta para alejar a Vicente, con la llegada de Sander, 
—Ahí viene mi novio Vicente, espero que entiendas y te vayas, vamos a hablar de cosas muy importantes.  
—¿Tu novio es el accionista mayor de Good Sport Shoes Company? Sindy frunció el ceño, <<Accionista mayor>>  pero saliendo rápido de la situación afirmo con la cabeza llena de ignorancia, Vicente vio que el chico se acercaba y saludaba a la vez, entonces se levantó de la silla y se perdió por entre la muchedumbre. Sander, terminaba de llegar  a la mesa, cuando vio la espectacular sonrisa de alegría que tenía la chica, que combina con el labial y los caros cosméticos se veía impresionantes. Tanto como un ángel resplandeciendo entre los demás. Hasta los ruidos de la muchedumbre que estaba comiendo en el restaurant se silenciaron y dejaron ver la hermosura de Sindy. Entonces el muchacho intentando disimular que estaba derretido por ella, pestañeo un par de veces y se sentó a un lado de ella. 
—Hola chica, como van las cosas, que coincidencia. Dijo con una sonrisa en la cara.          —Muy bien. ¿Y tú?                                            —Ahí, con trabajo pero digamos que bien, oye ¿y ya fuiste al médico?                —No he ido, creo que no es necesario.                                 —Fue un desmayo, claro que es necesario ir, además eres una chica eso no es común en ustedes a menos que… estés embarazada. —Sindy estaba comiendo un pedacito de galleta entonces tosió como nunca. Había quedado en blanco. Creo que era el único en el centro comercial que no sabía que ella era la “Forever Alone” del quinto piso, como le habían puesto en el elevador y los otros propietarios. Porque los chismes corrían rápido en el centro comercial.                      
—No tengo novio tonto, además estoy muy joven para ello.                    —¡JA! Eso pensé, pero el chico que se levantó de aquí no era tu novio.     El chico sintió un alivio por dentro, algo que rozaba la alegría.                                
—No nunca y primero muerta a salir con un patán como ese. Como dice una autora española, válgame la cita: Los príncipes solo existen en los cuentos.                         
—Entonces lees libros. El chico siguió comiendo con parsimonia.                 —Algunas veces, pero dime, porque me ocultaste que eras el accionista mayor de tu empresa.     Ahora el chico tosió un par de veces.                                 —¿Cómo lo sabes? El frunció el ceño                                —Me lo conto un pajarillo. La chica soltó una ricilla algo malévola                   —Si lo soy, la empresa, se llama Good Sport Shoes. La fundamos un colega y yo, cuando vimos las necesidades de los deportistas, y aquellos que le gusta estar a la moda.                 —Tus botas son muy demandadas, ellas han salido en la tv.                     —Si un par de veces, mi amigo se gastó un dineral en las cuñas para la televisión, pero nos ha ido bien. Sander estaba comprometido, ya sabían su pequeño trabajo, y que era el accionista mayor de la empresa, por no decir presidente. 
Sindy flipaba cada vez más, el chico nuevo era una cajita de sorpresas, pero aun había gato encerrado, tenía una empresa grande, de calzado, pero por que se vestía como una adolecente sin remesa, o porque comía una simple hamburguesa de dos dólares, cuando podía comprar lo más caro del menú. Algo extraño había en el, la clase alta no se comportaba así. Pero bueno una cierta parte tenia de verdad, él era el dueño de una empresa, así que lo demás se podía pasar por alto.  Entonces Sindy vio el reloj, y vio que era tarde, su almuerzo estaba a mitad de camino, pero se levantó apresurada. Sander estaba al pendiente de la chica, entonces le pregunto qué le pasaba.     —¿A dónde vas con tanta prisa? Calma termina de comer. Ella ignorando al chico cogió el bolso y se marchó. Sander estaba cada vez más confundido, ¿es que le daban ataques de ansiedad por momentos o qué? Su mente estaba muy difusa, pero entre los restos de comida encontró algo que le causaba mucha curiosidad, una pastilla de color blanco. El chico toma la capsula y la examino con detenimiento, mientras terminaba de comer la hamburguesa. 
Sindy corrió con parsimonia al elevador pues los nuevos pedidos, ya estaban por llegar, como se le podía haber olvidado en recibir los productos, tanta cháchara sobre la fiesta le estaba causando problemas.  Entonces se metió de lleno a la tienda, los proveedores aún no habían llegado, estaba salvada, seguro era suerte, o la carrera que dio por las escaleras, aun estando en tacones, que era seria en otras ocasiones un peligro inminente, más tarde como una hora después, los proveedores llegaron y descargaron la mercancía por el elevador de carga, una guarnición que estaba formada por: Once cajas de polvo facial, de todas las gamas, cepillos para peinar, espejos y mini espejos, labiales, esmaltes, tintes de cabellos, de todos los colores y algunos otros productos para la belleza femenina, y perfumes. 
Terminando de hacer el cheque, ella se quedó un rato más en la tienda, hasta más tarde otra vez, las empleadas se marchaban a las cuatro, pero ya eran las cinco y media, y para comprobar que la mercancía estaba completa y en buen estado echo un vistazo a las cajas, como siete veces lo hizo, hasta que se le cansaron los ojos. En ese momento decidió que era hora de irse, cerró la puerta, y comprobó que estaba bien cerrada, guardo la llavecilla, y entonces camino dos pasos hasta la tienda de Sander, pensaba en despedirse, pero antes de poner la mano en la puerta para entrar, sintió que los ojos le pesaban y una puntada en las piernas, hizo que cayera al piso. Sander que estaba en la computadora escucho un estruendo, salió para chequear que todo estaba bien, pero su sonrisa cambio al ver a Sindy tendida en el piso. Un sentimiento de miedo invadió su mente.  
Sander rápidamente fue a su rescate, tomo su cuerpo y lo cargo en los brazos, dejo al empelado encargado de la tienda, y salió rápidamente al estacionamiento a buscar su auto, la chica estaba completamente inmóvil había perdido el conocimiento por completo. —Resiste Sindy ya vamos al médico. Repetía sin que la chica escuchara, bajo por las escaleras de carga, las cuales estarían vacías, no tenía tiempo para esperar el bandito ascensor, entonces empujo la puerta con toda su fuerza, y bajo dos pisos rápidamente.
Sindy empezaba a despertar, abrió  los ojos de poco a poco, sin perder la calma, y vio que estaba en brazos de Sander. La chica con avidez, trato de alejarse, pero fallo, vio que estaba sostenida en los brazos del chico, ella hablo a Sander, quien se veía cansado. —Suéltame. Exigió la chica. Con un tono de voz algo alterado. Entonces Sander vio que Sindy se reincorporaba, a la escena, que empezaba a recobrar los sentidos. Sander hizo un esfuerzo inhumano para no dejar caer a la chica, entonces paro de bajar las escaleras, ya estaba sin aliento y se sentó en el piso. 
    —¿Que paso? Pregunto la chica ahora un poco más calmada                    —Te desmayaste, otra vez, y ahora caíste al piso. Sander jadeaba del cansancio pero poco a poco iba contando lo que le había pasado.                                     —Gracias. Sindy sin dar explicaciones abrazo al chico. Y Sander de no ser por el cansancio pudo sentir como un calor intenso emergía del pecho. Su respiración estaba alterada, pero al sentir el suave cuerpo de la chica, no evito hacerse miles de fantasías, el calor Sindy era perfecto para el chico, y este pensaba que esas escaleras mugrientas, por donde pasaban cajas de mercancías, era el paraíso. 
    —Vamos a la tienda Sindy, ahí estaremos mejor, recupérate por que te voy a llevar a un médico. Sindy estaba extrañada por la conducta del chico, nunca antes le había hablado de esa forma, la voz ronca y serena, le advertía que no era el mismo de siempre, así que volvió en sí y dejo de abrazarlo.                                                    
—No necesito ir a un…                                     
—Si lo necesitas además, no puedes ir por la vida desmayándote, vamos subamos a la tienda, yo buscare el auto, para que vayamos al médico. Quieras o no te voy a llevar.      <<Pero que se cree, porque me ha salvado una vez, ahora piensa que tengo que hacerle caso, ¡ja! Yo no soy la chica sumisa que era antes, ahora soy independiente. Ahora recuerdo, que no me tengo que fiar de ningún hombre en la faz de la tierra.”
Sindy en su rabieta intento levantarse del suelo, pero le pesaron las piernas, y casi cae rodando por las escaleras. Sander que estaba ya parado tomo sus manos y la detuvo en el aire, haciendo que cayera en frente de él, justo enfrente de su rostro. Las caras estaban entrelazadas, sus miradas fijas en los ojos del otro. —Ves que no estás bien. Dijo Sander en un tono bajito, para no asustar a la chica. Ella se quedó viendo los ojos oscuros del chico, Sindy pensó que esos ojos no los había visto antes. Que aunque eran oscuros, podía ver un brillo que lo caracterizaba, algo que los hacia únicos, más si lo único que los separaba eran cinco centímetros de distancia. 
La respiración de Sander estaba a millón, nunca se había puesto tan nervioso, mas no lo dejaba ver, escondía sus signos vitales, que indicaban una pasión. Aunque ahora viendo a la chica desde tan cerca, pensó que era la chica más bella que había conocido en el mundo, los ojos claros más brillosos, aquellos labios que parecían dos manzanas suculentas y jugosas, largas cejas que terminaban en la sien. Pestañas perfectas como la de una actriz de telenovela, la perfección vuelta belleza y encarnada en una chica, signos vitales del amor. 
Sander paso sus manos por la espalda de la chica, ella no se molestó, pero pego un leve respingo, entonces empezó a acariciar la espalda baja de Sindy. La empresaria no se sentía a gusto con tener a un chico tan guapo a dos centímetros de ella, menos cuando la mitad de su cuerpo estaba encima de él. Ella podía sentir el pecho fornido de Sander, cosa que para nada le disgusto. Embelesada en los ojos del chico, no pudo contenerse a soltar un leve jadeo de placer. Las manos agiles de aquel empresario eran dignas de tocar cualquier instrumento de cuerdas. Pero ahora ella no le importaba eso. 
Su Larga cabellera cubría todo el rostro de Sander, dejándolo un poco sin respiración, cosa que el no quiso decir, la verdad ninguno de los dos quería contar el momento, Sander empujo su cuerpo un poco más cerca al de ella, él estaba dos escalones más abajo, el cuerpo de Sindy estaba encima de él, la chica estaba más que confundida, pero le gustaba eso, ese acto infame de lujuria o de amor, no lo podía definir, era inexplicable, como el calor que sentía por dentro, combinado con un pequeño resoplido de miedo. Aunque aquel muchacho no le inspiraba eso. La chica bajo un poco la cabeza, fijándose en los labios del chico. Un mechón de pelo se cruzó en la frente de Sander,  ella con agilidad con las manos, quito el mechón de pelo rebelde, mientras que acaricio el rostro del chico. Paso por su frente, se fue por el lado derecho del rostro, hasta acabar en la barbilla. 
Sander estaba explotando por dentro. Y en lo único que pensó en aquel momento fue morder aquella jugosa manzana, que tanto le ponía tentaciones, a final el chico no creyó en nadie y puso rumbo a los labios de Sindy. Se acercó poco a poco para no asustarla, la conocía muy poco, pero sabía que las cosas hechas en apuros no le gustaban. Pudo ver como ella también acerco su cabeza un par de centímetros, la chica ya se mostraba más dispuesta, entonces vio que Sindy cerró los ojos, entonces el los cerro también y con un poco de delicadeza, Sander levanto la mano derecha y la puso sobre su cachete, tomando el control de la situación, se acercó tanto que podía escuchar la respiración fluctuante, ella estaba nerviosa, además el calor de su cuerpo le indicaba que no estaba normal, el causaba un efecto en ella. Los dos estaban cayados, y ninguno de los dos, dijo una sola palabra, Ambos tiraron todos los sentimientos por la borda, con la única fantasía de probar los labios del otro, y Sander se acercó más, hasta estar a un milímetro de rozar sus labios, y ella estaba esperando el tan ansiado beso, hasta que… 
El teléfono de Sindy sonó. Y Sander asustado cayó al piso, rodando por las escaleras. 




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