Buenos días Sindy ¿Cómo te sientes hoy?
¿Bien y tus puntos? Visto 7:00am
Mejorando… :v Visto 7:02
¿Ya te fuiste a pamplona? :C Visto 7:03
No aún estoy esperando el bus para irme, ya estoy en la estación. Visto 7:04
Está bien te veré entonces en unos días, no te vayas a caer de nuevo por las escaleras.
Para tu información una morena explosiva me empujo, no caí por que quería.
Fue un accidente, no fue mi culpa :V
Es que no digo lo contrario, pero sabes te debes cuidar mientras no estoy, ¿vas a ir a trabajar hoy?
Si pero regresare con alguna de mis compañeras. No te preocupes.
Está bien, no te sobre esfuerces mucho, si haces caso te traeré una recompensa.
¿Cuál es la recompensa por quedarme quieta?
Espérala sentada es una sorpresa XD
Sindy en la mañana había recibido un mensaje preguntándole por su estado de salud, el chico Sander, no se le escapaba nada, y el la enredo en su juego, Sindy por consiguiente no quería quedarse quieta, más cuando las fechas elevadas para las ventas se avecinaban, así que llamo a Mariana para que le ayudara con los asuntos de la tienda, no se iba a permitir que su competencia le ganara, y con competencia se refería a su única enemiga jurada, Lucia de Velázquez. Con esa mujer Sindy había tenido tantos roces como un boxeador.
Así que no iba a dejar que ella le tomara ventaja, más cuando la tienda de su rival, también estaba en el centro comercial. Así que se puso sus jeans más ajustados de color negro y una camiseta de franjas. Así espero a Mariana en la puerta de su condominio y ambas salieron juntas al centro comercial. En el auto de la pequeña empresaria. Mariana era una de sus más viajas asistentes, en ella podía confiar con los ojos cerrados, podía contar con la chica de cabello dorado en cualquier momento.
—¿Mariana como ves a la competencia? ¿Lucy nos Dara pelea este año?
—Jefa para serle sincera, no he visto movimientos de esa señora pero mejor que tengamos en la mesa alguna de las posibilidades. —La chica miraba fijamente la carretera, buscaba aquella respuesta a la aletargada rival.
Dos minutos después llegaron al centro comercial, estaban preparadas para abrir la tienda, Mariana subió primero por las escaleras, mientras Sindy se esperó un poco más, espero al elevador de para subir, mientras tanto reviso el teléfono para ver si Sander le había escrito. Estaba ansiosa no se lo podía negar, la única cosa que hacía con el teléfono era buscar más accesorios mientras que con Sander las cosas eran distintas y eso que apenas llevaban un solo día con los números intercambiados.
De la nada las puertas del elevador se abrieron, y la figura fornida de Vicente se dejó ver.
—Pareces entretenida Sindy, ¿cómo va tu día? —Sindy enseguida guardo el celular en el bolso, mientras que se fijó en Vicente al cual hacia caso omiso de su existencia.
—Creo que aún son mañanas, y va muy bien para tu información Vicente, y ¿a ti como te va? —Lo preguntaba solo por decencia porque en su interior pensaba en Sander.
—Muy bien, ahora que estas aquí, creo que es hora de volverte a hacer aquella proposición del otro día. Quiero que vayas a la fiesta.
—No creo que vaya, mi novio es muy celoso, —Se refería a Sander— además tendría que ir el para que yo fuese. —Sindy sin ganas de seguir aquella conversación que no la llevaba a ningún lado, presiono el botón que conducía al piso cinco. Las puertas del elevador se cerraron y el viaje comenzó. Nadie más estaba en la cabina.
—Tu novio también puede ir, es más me honraría que el socio mayor de la compañía de botas deportivas más grande del país fuera a mi fiesta, hasta puede ser que quede fichado en mi gimnasio. —Sindy rio con hipocresía y sarcasmo— y además Nathalia ya me confirmo que iba a ir.
—Mira Vicente no te aseguro nada, además quiero que tengas mucho cuidado con Nathalia es mi mejor amiga y la cuido como una hermana, y si le haces algo te aseguro que te va a ir muy mal.
—Tranquila —El hombre se acercó a Sindy y ella retrocedió un poco— Sindy escucha bien las palabras que te voy a decir No-qui-ero-na-da-con-Na-tha-lia —dijo haciendo énfasis en cada palabra.
El ascensor se detuvo y abrió la compuerta y entonces Vicente salió, Sindy se quedó reflexionando estática en el mismo lugar, pero después de sacudirse la cabeza, salió del elevador y se fue derecho al stand, Vicente que estaba un poco cabreado por lo de Sindy, fue derechito a las barras de su Gimnasio donde se elevó con todas las fuerzas para hacer una rutina intensa, después de aquella confrontación hipócrita.
Sindy por otro lado se estaba concentrando en las cosas de su oficina, mariana se había asegurado de encargarse de la parte más laboriosa del trabajo, revisar los nuevos productos cajas por caja, y en el término de unas cuatro horas llenas de cosméticos por todos los lados, termino. Sindy firmo unos papeles y después de eso, como no tenía ningún otro trabajo fue a la barra del restaurante y pidió algo contrario al menú de todos los días, hoy pidió una cerveza bien cargada. Además saco su celular esperando que Sander estuviera conectado, estaba esperando su opinión para ir a la fiesta, ella lo iba a invitar para que fueran ambos, así ella podía ir adaptándose otra vez a la gente. Y además planear bien la actuación frente a sus padres, que también la traían con muchos dolores de cabeza.
Oye ya llegaste a pamplona. Enviado 13:00
Pasaron cuatro horas y Sander aún no respondía el teléfono, Sindy se molestó un poco, no le gustaba esperar, pero con escasos ánimos de crear una pelea con el chico, reprochándole el dejarla sin saber nada de él, se centró en cerrar bien la puerta de sus negocio, para irse con mariana de nuevo al condómino. Se le hizo raro que su amiga Nathalia no fue a visitarla, aunque también debía estar ocupada con su trabajo.
Estaba claro de algo, se había encariñado con él, un poquito, su corazón se había abierto a ella, y eso lo pensaba mientras la luz tenue pasaba por cada cristal de la ventana del centro comercial, mirando al parque de la ciudad, donde había una vista hermosa de toda la región, un soplido de aire paso por su rostro refrescándola, y su pelo se movió ligeramente, ella cerro los ojos con delicadeza, y murmuro al viento.
—Tal vez estoy…
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Editado: 24.06.2020